Capítulo 8

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Le fuminé con la mirada.

Por fuera todo mi cuerpo se mostró tranquilo y relajado, como si ya lo estuviera esperando. Pero, por dentro, mi alma sintió un pinchazo de adrenalina, mi ser un espasmo de emoción. Algo me causó miedo, un poco de tristeza, tal vez felicidad.

Cuando logré recuperarme susurré:

-¿Quieres un taza de café?

La Muerte Y Sus Tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora