Prólogo

1.3K 188 43
                                    

En un hospital de la cuidad, la bendición de una mujer llegó aquella fría noche de octubre.
Sus ojos se iluminaron al ver a aquél pequeño ser de piel pálida, al sentir sus pequeñas manos rozar contra las suyas.

Aquel pequeño niño era especial para ella, incluso antes de nacer.
Sus ojos color avellana, hicieron que esa noche, se convirtiera en la mejor noche de la joven mujer.

Estaba listo para conocer el mundo, listo para experimentar, listo para descubrir la maravillosa persona que sería en un futuro.

—Felicidades, señora — le dijo la enfermera mirándola con una sonrisa.

—Gracias.

Sentía que las lágrimas estaban apunto de caer, era la sensación de ser madre por primera vez.

—¿Cómo llamará a este pequeño ángel?

—Como su padre, Frank.

-Es un hermoso nombre, tan hermoso como sus pequeños ojos.

Linda pasó toda la noche abrazando a su pequeño bebé, como signo de protección.

Un par de días después, la dieron de alta en el hospital.
El trabajo de parto había avanzado bien, pero los doctores necesitaban comprobar sus afirmaciones.

Linda envolvió a su pequeño hijo en una manta celeste, lo cargó contra su pecho y antes de salir de la habitación, tomo su bolso que contenía algunas cosas para bebés.

Salió del hospital y subió a un taxi que la conduciría a su pequeño departamento, en el que solía vivir con el padre de su hijo.

El bebé se mostraba con mucha tranquilidad después de escuchar el fuerte sonido de la ciudad.

Al llegar al departamento, Linda puso a su hijo a descansar en una cuna.

El sentimiento de nostalgia la invadió de inmediato al ver a su departamento tal como estaba antes de salir a trabajar esa mañana, en la que sintió los dolores de parto en el edificio en el que trabajaba. Sus compañeros de trabajo tuvieron que llamar una ambulancia de emergencia, por el fuerte dolor de Linda.

Se había quedado sola, después de que su esposo muriera, a los cinco meses del embarazo de Linda.
Su esposo era piloto, una gran tormenta fue lo que causó su repentina muerte, y la soledad de Linda.

Habían planeado una vida juntos, después de que Linda se enterara de su embarazo. Pero nadie puede controlar el futuro, nadie puede saber que es lo que pasará mañana.

Los quejidos de su hijo la sobresaltaron, se acercó a la cuna y la removió levemente, hasta que el pequeño quedara dormido nuevamente.

Debía cuidar a su niño, era lo único que le quedaba del gran amor de su vida.
El color de sus ojos le recordaba a los de su padre, su pálida piel. Aquella mirada, ahora ya no se sentía sola.

Estaba con su pequeño bebé. Era momento de comenzar una nueva vida, ahora tenía una razón para seguir. Tal vez requeriría varios sacrificios, pero ese pequeño lo valía.

Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora