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—Señor Iero, querría salir al frente a resolver la ecuación.

—Sí, claro.

Frank caminó hasta la pizarra y al ver la ecuación esbozó una sonrisa.

—Espere — lo detuvo el maestro —. Antes...por favor señor Way, pase al frente también tengo una ecuación para usted.

Gerard suspiró y con mucha pesadez pasó al frente.

—¿Puedo decir algo maestro? — preguntó Frank.

—Adelante.

—Yo resolví la ecuación mucho antes de que usted me lo pidiera, ahora poner a mi compañero al lado de mí pienso que es un poco inútil, ya que como usted comprenderá lo considero un tanto humillante para mi compañero, considerando que él esta en esta clase solo por que necesita puntos para graduarse.

Gerard lo miró sorprendido, pero claro estaba furioso y por aquel comentario Frank recibiría unos fuertes golpes en el receso.

—Entiendo lo que quiere decir...pero le pido de favor que simplemente se limite a resolver la ecuación — le dijo el maestro.

—Está bien.

Frank se volteó al pizarron y simplemente puso el resultado, no realizó el proceso pues para él no era necesario.

Las clases terminaron y llegó el receso, Frank sabía perfectamente qué pasaría.

Caminó por los pasillos esperando encontrar a sus amigos y así no estar solo.

—Pero si aquí esta el pequeño Frankie — exclamó Gerard en tono arrogante.
Estaba acompañado de sus amigos.

—Q-que...

—Tranquilo...dicen que eres demasiado inteligente, ojalá fueras lo suficiente para saber que no debes meterte conmigo.

Un golpe demasiado fuerte le llegó en la cara, tanto que provocó que cayera al suelo sin poder evitarlo.

Uno, dos, tres golpes más, Gerard se alejo dejando que sus amigos terminen con lo que empezó.

Frank solo veía como se alejaba y no le importo, solo pensaba en que aquellos chicos lo dejaran en paz.

—Alguien viene — gritó uno de ellos.
Los demás salieron corriendo, dejando a Frank en el piso.

Como pudo se levantó y caminó hasta la dirección donde pidió un permiso a la secretaria, para que dejara que se vaya.

Ella se lo dio y Frank salió de la escuela, a duras penas logró llegar a su casa, al entrar no había nadie pues su mamá aún estaba trabajando.

Se encerró en su habitación, necesitaba estar solo, ya le había pasado esto tantas veces que ahora no parecía ser nada, pero él nunca se quejó, nunca lloró, nunca hizo nada y esta vez no sería la excepción.

Cansado de estar encerrado salió de su habitación.

Caminó fuera de su departamento, estaba un poco nublado, amenazaba con llover, no le importo y llegó hasta aquel parque que solía visitar con su madre los fines de semana.

Se sentó en la misma banca que solía ocupar cuando era niño.
Ver a los niños jugando, algunas personas caminando, teniendo conversación entre risas. Él nunca fue así, lo supo siempre pero no se sentía mal por ser diferente.
Ahora sabía que su lugar era en la banca viendo a las demás personas ser como son y él siendo como es.

Pasó mucho tiempo sentado en el mismo lugar, empezó a sentir un poco de frío, pero en ningún momento se mostraba ningún tipo de expresión en su rostro.

Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora