XXIII

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Aún con los párpados cansados abrió sus ojos, la fuerte luz del sol entraba por la ventana, lo que provocó que el dolor de cabeza, que ya tenía, aumentara aún más. Después de examinar toda la habitación con la mirada, empezó a recordar todo lo que paso la noche anterior.

Era su cumpleaños, había una fiesta, Ray y Patrick le dieron algo de tomar y desde entonces perdió la cordura. Solo recuerda haber ido a la biblioteca, luego a su habitación, después se sentó en la cama y...

—¡No puede ser! — exclamó incorporándose rápidamente de la cama.

Entonces la imagen de él besándose con Gerard no salía de su mente.

¿Pero qué había hecho anoche? ¿Qué tipo de bebida ingirió para haber perdido el control de si mismo?

—Debo salir de aquí — se dijo a si mismo.

Bajó hasta la sala en donde vio todo un desorden, botellas tiradas por todo el piso, vasos, al igual que muchas otras cosas. Decidió dejar de ver y salir corriendo de esa casa.

Caminó varias cuadras, hasta llegar a la parada de autobús. Era horrible, tenía jaqueca y aparte tenía que soportar el autobús.

Por fin llegó a su departamento, estaba cansado y parecía que su cabeza iba a explotar. Jamás había experimentado una sensación así, pero como dicen, siempre hay una primera vez. Al igual que el beso de la noche anterior, fue su primera vez.

Las náuseas empezaron a invadirlo, corrió hasta el baño a vaciar su estómago. Al terminar se lavó la cara y los dientes para luego tomar una aspirina.

—¡Anthony! — escuchó que alguien gritaba desde la sala. Inmediatamente supo que se trataba de Ray.

A duras penas fue hasta donde se encontraba su amigo.

—Hola Ray — saludó fingiendo una sonrisa y recostándose en el sofá.

—Hey — se sentó al lado de él —. ¿Pequeño, estás bien?

—Si veo dos Ray's, significa que no.

—Ay, lo siento, enano... ¿quieres que te traiga algo?

—Una sopa... y una de esas inyecciones que hacen que olvides tus recuerdos.

—¿Qué? ¿Por qué quieres algo así?

—Porque me gustaría olvidar lo que pasó anoche.

—Bueno, sé que ahora te duela la cabeza y todo... pero anoche estaba divertido, era una fiesta para ti.

—Ya sé — formó un puchero —. Pero no hablo de eso.

&¿Entonces? — se apoyó en el espaldar del sofá, dispuesto a escuchar

—Creo que... anoche...

—¿Sí...? — le animó para que hablara.

—Besé a Gerard — dijo demasiado rápido.

—¿Qué?

—Besé a Gerard.

—¡¿Qué?!

—¡Besé a Gerard!

Ray sacudió su cabeza, trataba de procesarlo todo.

—Él te obligó ¿no es así? ¡Lo voy a matar!... ¡sí, eso voy a hacer!... ¡voy a matarlo!

—No, espera Ray — Frank tomó del brazo a su amigo para evitar que este hiciera alguna tontería.

—Si no te obligó, dime que pasó.

Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora