XXVII

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Su vista se mantenía en el monitor, el cual mostraba la imagen de cadenas de ADN. Mientras llevó la taza de café a su boca para darle un sorbo, era la tercera que se tomaba esa mañana. Pasó sus manos por su rostro, el sueño lo estaba matando.

Su amigo entró por la puerta sin hacer ruido, camino hasta quedarse a su lado y lo miró un poco curioso.

—Buen día, Patrick — Frank saludó finalmente.

—Hola, Frank — respondió aún perdido en su trabajo.

—¿Pasaste aquí la noche?

—Algo así...

—¿Tienes mucho trabajo?

—Algo así.

—¿Tienes sueño?

—Algo así.

—¿Tienes tiempo para mí?

—Algo... ¿qué?

—Pregunto que si tienes tiempo para escucharme.

—Dime — Patrick rodó su silla para quedar en frente de Frank.

—¿Que opinas, si te digo que voy a casarme?

—¿Con Jamia?

—Posiblemente...

—No lo hagas.

—¿Por qué?

—Simple... ella ha estado enamorada de ti desde hace mucho, sería capaz de hacer cualquier cosa por ti. Pero tú no sientes lo mismo por ella, ni siquiera sabes por qué quieres casarte... ahora, imagina a ambos después de unos años, ella no será feliz porque tú no llegarás a amarla. A ti tal vez no te importe mucho, pero su vida será aciaga. Para ambos.

—Oh... pero... puedo llegar a quererla.

—Pero no como ella espera.

—¿Por qué todo es tan complicado?

—No lo sé... así son las cosas. Por cierto, le conté a Jamia del beso.

—¿Qué? ¿Le dijiste de Gerard?

—Sí, tenía que hacerlo. Y le dije que no se case contigo.

—¿Por qué?

—No es justo para nadie... no es justo para ti, ni para ella y mucho menos para los lectores.

—Por favor — bufó.

—Además... Gerard.

—¿Gerard, qué? El no me importa... es un idiota y lo odio.

—No te creo... estás confundido. Tú mismo me dijiste que él te confunde, te hace sentir distinto. Sientes algo por el pero no quieres aceptarlo, o bueno, no sabes lo que sientes.

—Ese es el problema, no sé que pasa. Detesto no saber.

—¿Y no has pensado que la respuesta podría estar en Gerard?

—Claro que no... ridículo.

—El problema es que tú eres el único que no sabe que es lo que sientes por él.

—Si claro... lo único que siento por él es... es...

—¿Lo ves? No sabes.

—Es que él lo hace muy confuso, siempre me está siguiendo, en la universidad trata de hablarme. No lo soporto.

—Habla con Gerard, no creo que sea nada malo.

—Cada vez lo veo solo recuerdo cuando él me molestaba, esa vez que me golpeó... es por eso que no sé que sentir, pienso que puede hacerme lo mismo, otra vez.

—Sé que es complicado, pero ya no somos niños. Cambiamos, él cambió.

—¿Puedes asegurarlo?

—No, pero tú sí.

Frank se sentó en el escritorio, su vista se perdió por unos minutos.

—Mejor me voy a ver a mamá.

—Me la saludas... ojalá pronto pueda verla.

—Sí, podemos ir lo tres a visitarla. Como antes ¿recuerdas? — Frank se encaminó hasta la puerta.

—Sí, hasta luego... y piensa en lo que te dije.

—Bien — después de un suspiro Frank salió del laboratorio.

Pidió un taxi y éste lo llevó a la casa de los Way. Al llegar, lo primero que hizo fue abrazar a su madre. Ambos pasaron todo el día hablando, a pesar de que Frank amara eso, no le podía contar a su mamá todo lo que sentía. Simplemente no podía.

Al caer la noche, Linda fue a la cocina a preparar la cena. Dejó a Frank sentado en el sofá de la sala, mientras veía el televisor.

—Frank — Mikey apareció tras él.

—Hola Mikey.

—¿Viniste a ver a Linda?

—Sí.

—Eres muy afortunado, ella es como su nombre...

—Lo sé.

Mikey se sentó al lado de él, tomando un cojín para abrazarlo.

—¿Cómo has estado?

—Un poco cansado y confundido. Pero bien, o al menos eso es lo que la mayoría de las personas dicen cuando les formulan esa pregunta.

—Ah... ¿has hablado con mi hermano?

—¿Ahora tú? ¿Por qué todos me lo mencionan? Estoy harto de escuchar su nombre en cada lugar que voy — exclamó molesto.

—Pero yo solo pregunté.

—Lo siento — suspiró —. Respondiendo a tu pregunta, sí. Hablé con él, en realidad, siempre lo hace cuando estamos en la universidad.

—Sí, es muy persistente. Pero no es malo, él cambió.

—Eso también me lo dicen todos.

—Pero es verdad, soy su hermano y lo conozco. Él de verdad cambió, deberías darle una oportunidad.

—¿Por qué lo apoyas?

—Está siendo sincero, por eso lo hago. De otra forma, te diría que te alejaras.

—¿Darle una oportunidad? No lo sé.

—Todas las personas dan más de dos oportunidades, tú también puedes.

—Yo no soy como todos.

—Lo tengo presente.

La puerta de entrada se abrió, el automóvil de Gerard se estacionó afuera y el pelirrojo entró hasta llegar a la sala.

—Hola Mikes... Frank.

—Hola — saludaron al unísono.

—Frank, hay una película en el cine... — habló Gerard.

—¿En serio? — Mikey dijo con sarcasmo.

—Sí, y me preguntaba si querías acompañarme.

—¿De qué es la película?

—Ciencia ficción.

—No lo sé.

Frank vio a Mikey, quien le rogaba con la mirada para que acompañara a su hermano.

—Por favor.

—Está bien... pero, más vale que sea una buena película.

—Si no es así puedo compensarlo.

⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐

Extrañé escribir :'v

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Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora