Polimatía [Frerard]

XXXI

—¡Gerard! — Mikey subió a la habitación del mencionado, abriendo la puerta con mucha fuerza haciendo que esta azotara contra la pared.

—¿Qué te pasa? — preguntó levantándose de su cama.

—¿Cómo te atreviste? ¡Te dije que no lo arruinaras!

—¿Dé que hablas?

—¿Di qui hiblis? ¡De Frank!

—¿Cómo te enteraste?

—Ray llamó, me lo contó todo y dijo que iba a golpearte. ¿Y sabes qué? Yo también lo haré, te dije que no te aprovecharas de Frank. ¡Te lo dije mil veces y aún así no me hiciste caso!

—No era mi intención, él llegó en un mal momento... además yo no besé a Lindsey, ella me besó.

—Oh si, lo típico. Trata de explicarle eso a Frank, yo no te creo.

—¡Es la verdad! Debes creerme, yo no quería...

—¡Oh, claro! Y ella te obligó ¿no es así?

—No, o sea, no sé porque lo hice... debes creerme.

—Yo creo.

—¿En serio?

—Yo creo que eres un idiota, estúpido, hijo de... a no espera, también es mi madre.

—¿Qué?

—Lo que importa es que lo que hiciste no tiene justificación.

—Fue un malentendido.

—Explícame.

Flash back

—¿Gerard? — preguntó una pelinegra chica entrando a la habitación de este último.

—¿Lindsey? Creí que ya no volverías... después de la última vez.

—Lo sé — dijo sentándose se en la cama —. Pero solo quiero arreglar las cosas, no debimos terminar así. Me siento mal por eso.

—No eres la única.

—Lo lamento, no sé por qué te dije todo eso aquél día.

—No te preocupes.

—Ahora, me gustaría...  no sé, intentarlo.

—¿Quieres volver conmigo?

—Sí — se levantó acercándose a Gerard.

—Lindsey, nena, tú eres una linda chica, la mejor que he conocido. Pero no estoy seguro.