XXXII

589 113 78
                                    

—¡Soy el idiota más feliz de este mundo! — exclamaba Gerard con una gran sonrisa.

—Ya lo sé, Gerard... me lo dijiste como cien veces — su hermano menor rodó los ojos fastidiado.

—Deberías sentirte feliz por mí, Mikes...

—Lo estoy. ¿Ya pensaste que le dirás a papá y a Linda? — preguntó acomodándose en el sofá para ver mejor a su hermano.

—Eh... no, pero ya se me ocurrirá algo.

—Que sea rápido porque ellos ya están por llegar.

—Y Frank también — Gerard se levantó de su lugar y corrió escaleras arriba.

Arregló su aspecto lo más que pudo, debía verse bien para la cena en donde haría oficial su relación con Frank. Por otra parte, invitó a este último a cenar sin informarle exactamente la razón. Sabía que Frank no aceptaría, pero aún así lo hizo.

Varios minutos después Gerard escuchó que la puerta principal se abría, entonces supo que llegó su padre junto con Linda.

Gerard bajó lo más rápido que pudo a recibirlos. Les había pedido que no llegaran demasiado tarde, ya que tenía algo importante que decirles.

—¿Pasó algo, Gerard? — le preguntó su padre preocupado —. ¿Por qué tanto misterio?

—Nada, les diré en la cena.

—Bien.

Poco tiempo después llegó Frank.

—Ahora que estamos todos, supongo que podemos cenar — dijo Gerard dirigiéndose al comedor.

Donald y Linda lo siguieron, al igual que Frank y Mikey.

El pelirrojo les iba a dar una gran sorpresa, nadie sabía nada. Excepto Mikey, quién fue el primero en enterarse.

Les sirvieron la cena, y Gerard aún no decía nada.

—Ya terminamos la cena, Gerard. ¿Ahora nos dirás de que se trata? — le dijo su padre cansado de tanta intriga.

—Sí, pero antes iré por el postre.

Gerard vio a Frank, quien estaba perdido y despreocupado viendo su plato.

—¿Frank, me acompañas? — le preguntó sacándolo de sus pensamientos.

—Perdón, no te oí. ¿Me repites la pregunta?

—Que si me acompañas por el postre.

—Oh... está bien — Frank se levantó y caminó con Gerard hasta la cocina.

Al estar dentro se aproximó directamente al refrigerador.

—Frank ¿qué haces?

—Saco el postre, dijiste que había postre. ¿Por qué lo dirías si no es así? A no ser que hayas mentido, si lo hiciste eres un malvado. Con el postre no se juega.

—Si hay... pero no te traje hasta aquí precisamente por eso.

—¿Entonces?

—Les diré a nuestros padres sobre nosotros.

—¿Nosotros?

—Nuestra relación.

—P-pero, yo no estoy listo para que lo sepan. Ni siquiera estoy listo para aceptarlo.

—Pero debemos decirles, es mejor ahora. Además ya no hay vuelta atrás, ellos están afuera esperando a que les demos la noticia.

—Está bien — suspiró.

Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora