II

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Después de aquel día los meses pasaron más rápido de lo que imaginaron.
Mientras Frank esperaba ser aceptado en lo que sería su nueva escuela, la maestra del preescolar se encargó de enseñarle lo básico para entrar a la primaria, pero como iba de esperarse, el pequeño aprendió muy rápido.

El día llegó, Frank estaba listo para entrar a su nueva escuela.

—¿Mamá? — Frank tomó de la mano a su madre.

Ambos estaban parados fuera de la enorme escuela, observando todo el panorama.

—Tranquilo cariño, todo estará bien. ¿Entramos?

—Bueno...

El pequeño ingresó junto a su mamá al establecimiento. Se sentía muy nervioso al entrar ahí, en ningún momento le soltó la mano a su joven madre. Pero el momento llegó, el timbre de ingreso se dejó escuchar por toda la escuela.

—¿Estas listo?

—Eso creo...

Linda se puso de rodillas para estar a la altura de su hijo.

—No tienes porque estar nervioso. Aquí hay más niños como tú, además podrás aprender muchas cosas más.

—Está bien.

Linda le soltó la mano a su hijo. El se dirigió hacia su salón y antes de entrar se despidió de su madre haciendo una seña con su mano.

Una vez dentro, se sentó en una silla al lado de la ventana. La mayoría de los niños eran tres años mayores que él.

Delante de él se sentaba un niño, era rubio y tenía la apariencia de ser tranquilo y callado.

—Hola.

Le saludó una niña, sentada en la silla de al lado.

—¿Ho-hola?

La niña tenia el cabello negro y la piel pálida.

—¿Cual es tu nombre? — preguntó, viéndolo curiosa.

—Yo... Me llamo Frank — respondió tímido.

La niña se levantó de su silla y se acercó a Frank.

—Un gusto Frank, mi nombre es Jamia — le dijo extendiéndole la mano en forma de saludo.

Frank le tomó de la mano algo desconfiado. Jamia sacudió su mano de forma muy cordial.

—Él es mi amigo. Ven.

El niño que estaba sentado delante de Frank se levantó y se acercó a ellos.

—El es Patrick, es igual de callado que tú. Patrick, el es Frank es un nuevo niño.

—Hola... Frank.

—¿Qué edad tienes niño? — preguntó Jamia.

—Tengo cuatro años.

—¿Qué? ¿Sólo cuatro? Pero hablas muy bien y además ¿sabes escribir?

—Sí, ya sé hacer todo eso.

—Aún así eres muy pequeño. Yo tengo siete años y Patrick seis. ¿Cómo es que alguien tan pequeño como tú puede estar aquí?

—Seguramente le subieron de grado — intervino Patrick — ¿Eres superdotado o algo así?

—Pues... Yo.

—Claro debe ser eso — exclamó la pequeña.

—Eso significa que alguien es más inteligente que tú, Jamia — se burló el pequeño rubio.

Polimatía [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora