19 - Casualidades

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Ni siquiera tú sabes cómo parar. Te puedo asegurar que no existen las casualidades, sólo la causalidad.

***

El lunes regresó al trabajo radiante, pero en la oficina se respiraba un ambiente tenso. Los directivos de la empresa estaban reunidos desde primera hora de la mañana. Cuando entró en su despacho, una de las chicas de su equipo la siguió como un rayo.

—¿Qué pasa hoy? —preguntó Hyeyeon.

—Hay problemas. Los jefes están reunidos con una de las empresas más importantes; el dueño también es accionista de la nuestra. Nos encargar con la campaña publicitaria y no les ha gustado. ¡Es horrible, Hyeni! Estuvimos casi un año preparándola bajo la supervisión de Woo Seok. ¿Recuerdas?

—Vaya, pero ¿no podéis cambiarla? —Su compañera estaba alterada—. ¿No hay manera de solucionarlo?

—La imagen corporativa estaba bien, pero no les convence y la campaña publicitaria para televisión no ha gustado nada. Dios mío... si perdemos este cliente nos vamos a la mierda, Hyeni... Se va a la calle más de la mitad de la plantilla, fijo. Son muchísimos millones.

—Pero, Sinmin, yo vi ese proyecto y no estaba mal.

—Me han pedido que lleve la carpeta a la sala de reuniones, pero estoy muy nerviosa. Por favor, te lo suplico, ve tú por mí. No estuviste metida en la campaña, no te preguntaron nada. A mí me tiemblan las piernas.

—Vale, tranquila. ¿Con quién están?

—Con el dueño, que ha venido hecho una furia. Siempre había mandado a algún directivo, pero hoy ha aparecido a primera hora y se ha encerrado con los jefes en la sala de juntas.

—Tranquila, iré yo. Tranquila...

—Gracias, gracias, mil gracias, Hyeni.

Recorrió los pasillos en dirección a la sala de juntas. A través de los cristales, vio a todos sus jefes sentados a la mesa y a un hombre de espaldas a ella, gesticulando con las manos. Llamó a la puerta y entró con la carpeta. Uno de sus jefes sudaba exageradamente y se limpiaba la frente con un fino pañuelo blanco.

—¿Me quieren decir cómo demonios pretenden que presente mi empresa en los Emiratos con esta melodía hortera? —Levantó los brazos y gruñó entre dientes—. Y luego viene lo peor, el logotipo... ¡Una mierda!

Ella se acercó a su jefe y le tendió la carpeta.

—Lo modificaremos. Le pido un poco de paciencia. Mire, aquí tengo el proyecto y el presupuesto...

—No... ¡no hay tiempo...!

Hyeyeon se disponía a salir, cuando el hombre se dio la vuelta.

—Esto es un desastre. Tengo que venir personalmente porque no son capaces de... ¡Joder! —Un grito casi femenino salió repentinamente de su garganta.

Ella se quedó parada en mitad de la sala de juntas: el individuo que pegaba voces de espaldas era Taehyung. Al verla, se le dilataron las pupilas y abrió mucho los ojos.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó petrificado.

Todos la miraron.

—Yo... trabajo aquí...

—¿Se conocen? —El jefe de Hyeyeon era el que más cara de susto tenía.

Estaba claro que Taehyung no tenía ni idea de que ella trabajaba en aquella empresa. Se llevó las manos a la cintura, apartándose la chaqueta del traje y parpadeó nervioso.

—Denme... un momento para asimilar la situación... —dijo.

—No te muevas de aquí —le suplicó su jefe.

Hyeyeon negó con la cabeza, nerviosa, y se mantuvo expectante. Taehyung sacó el teléfono móvil y, aún con gesto de asombro, miró a los directivos.

—Necesito hacer una llamada a mi abogado. —Al decir esto último miró de nuevo a Hyeyeon.

Salió de la sala y al poco regresó. Cerrando la puerta, apoyó las manos en la mesa.

—Tienen un mes. Ni un día más.

—No le defraudaremos, señor Kim. Le compensaremos.

Taehyung miró a Hyeyeon y sonrió.

—Deeso no me cabe la menor duda.    

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Revenge » Min Yoongi; BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora