Revenge » Min Yoongi; BTS✔

24 - El secreto de Jimin

Porque todo lo que tienes ahora depende tan sólo de mí.

***

Jimin no era capaz de pegar ojo. Dio varias vueltas en la cama hasta que decidió bajar y fumarse un cigarrillo. ¿Por qué era todo tan difícil? ¿Por qué había sido tan estúpido? Desde el día en que Yoongi lo había encontrado en aquel antro, le había contado toda su verdad. Su adicción al sexo, sus noches de borrachera, sus extrañas parafilias incontrolables. Se dio cuenta desde el primer momento de que aquel hombre que lo escuchaba se identificaba con él. Cuando le ofreció su ayuda, Jimin le preguntó por qué y él había sido claro desde el primer momento: «Porque yo era como tú».

Al cabo de unos agónicos meses de desintoxicación de todo lo que lo rodeaba, con Yoongi constantemente a su lado, Jimin le había confesado que su padre lo había repudiado desde el día que nació, que su madre —una bailarina de la noche acabada por las horas pasadas en burdeles de carretera—, se había enamorado del hombre equivocado y que éste, después de criarlo como a un hijo, lo había abandonado repentinamente, como tiempo atrás había hecho su verdadero padre.

Le había dicho también que ese hombre tenía otra familia y que su hija, Hyeyeon, había tenido eclipsado a Jimin desde que eran niños. Había crecido con un hombre al que consideraba su padre, le había dado todo lo que un niño necesitaba para ser feliz y un día lo había cambiado por ella. Incapaz de mantener por más tiempo dos vidas paralelas, abandonó a su madre y a un niño acostumbrado a su presencia.

Por aquel entonces, Jimin tenía su misma sed de venganza contra el entorno de su padrastro; no le importaba nada, como nada le había importado a éste. Pero al conocer a Hyeyeon, al descubrir no sólo su belleza sino su corazón, se había enamorado perdidamente de ella y aquella necesidad de protegerla le había invadido las entrañas. Pero Jimin fue incapaz de controlar su lado más oscuro, aquel que, como a Yoongi, lo arrastró durante años al peor de los infiernos. Había sucumbido a ella, desde el primer día, ese deseo lo arrastró como un torbellino. ¿Cómo le diría la verdad? Le haría tanto daño...

Al principio no le importaba nada, era una forma de vengarse del hombre que había abandonado a su madre, lo había repudiado a él y lo había visto vivir en la miseria mientras su adorada y hermosa hija estudiaba en los mejores colegios. La venganza que Yoongi había tramado lo hacía enloquecer de alegría, hasta que la conoció, hasta que la probó y la amó, no sólo como hermano, sino como la amaba Yoongi, casi con la misma intensidad enfermiza que él. ¿Y ahora qué? ¿Cómo mirarla a la cara y decirle quién era? Jamás le perdonaría... Jamás...

Se echó a llorar como un niño, sintiendo la fragilidad que en más de veinte años no había sentido. Si pudiera dar marcha atrás... Yoongi era como su hermano, le debía tanto... Pero a veces sentía un odio inmenso al ver lo que había hecho, al ver que él no tenía control sobre todo lo que tenía preparado para ella. Lo quería con toda su alma, habría hecho cualquier cosa que le pidiera, de la misma forma que Yoongi lo había hecho por él, pero no podía más. Aquello lo estaba superando. Aquel maldito deseo por Hyeyeon lo consumía...

...

Se sirvió una copa de vino. Se secó las lágrimas y se acercó la copa a los labios. Bebió un trago corto y encendió otro cigarrillo. Se recostó en el sofá y cerró los ojos.

—Despierta, Jimin. —La voz de Yoongi lo devolvió al mundo real —. Vamos, amigo, ven conmigo.

Jimin se levantó del sofá y se tambaleó. Todavía no sabía muy bien dónde estaba. Se estiró y miró a Yoongi, frente a él.

—Sígueme.

Subió la escalera medio dormido detrás de él. La puerta de la habitación estaba entreabierta. Hyeyeon estaba de rodillas encima de la cama, con los brazos en alto, atada por las muñecas a unas finas cadenas que pendían de la mosquitera de la cama. Totalmente desnuda. Tenía una venda en los ojos y movía la cabeza nerviosa por el ruido de sus pasos, pasándose la lengua por los labios.