21 - Treinta minutos

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No creas que disfruto castigando tus impertinencias. No es algo que me llene de gozo. Te dije una vez que sería implacable cuando cometieras un error.

***

Durante el resto de la semana, Hyeyeon estuvo oscilando entre dos sentimientos totalmente contrarios. Por un lado se sentía feliz porque, por unos días, Yoongi había sido un poco más cariñoso con ella, atento e incluso afectuoso. Conocer esa parte de él le daba una seguridad que creía haber perdido totalmente, pero, por otro lado, las dudas la atormentaban.

Una parte de sí misma la mantenía en alerta y le decía que algo había detrás de aquella conducta afable por parte de él.

Esa sensación la acompañó durante varios días. Era una mujer suficientemente inteligente como para darse cuenta de que aquella tregua que le daba tendría un fin. A ese desasosiego se unió el hecho de tener a Taehyung todos los días paseando por la oficina, pero por suerte para ella, siempre iba acompañado de dos asesores personales que no lo dejaban solo ni un minuto, por lo que no tuvo ocasión de acercarse a ella con sus continuas provocaciones.

Era viernes y Hyeyeon estaba a punto de salir de la oficina. Su bolsa de viaje estaba preparada en el sofá de su despacho; quedaban tan sólo unos minutos para ver por la ventana el coche negro de Yoongi.

—¿Siempre vienes a trabajar con esas falditas tan cortas?

Se dio la vuelta y vio a Taehyung en el umbral de la puerta. La observaba con sus inmensos ojos marrones oscuros y aquellos mechones castaños claro despeinados cayendo por su frente.

—¿Y tú siempre eres tan capullo? —contestó.

Él se rió con sarcasmo y cerró la puerta.

—Vamos, Hyeyeoni, no seas tan borde conmigo.

Se acercó a ella curioseando entre los papeles que veía a su paso, como si estuviera buscando algo. Cogió un marco y miró la foto, revolvía sus lapiceros y sus pequeños tacos de post-its de colores, donde anotaba teléfonos y alguna tarea pendiente. Hyeyeon lo iba recolocando todo a medida que él lo dejaba.

—¿Qué quieres, Taehyung?

Se dio la vuelta y casi estuvo a punto de chocar con ella. La repasó de arriba abajo varias veces e hizo una mueca burlona.

—¿Qué quiero...? —Dio un suspiro y gruñó.

—Sé lo que pretendes conmigo y no lo vas a conseguir —dijo Hyeyeon, desafiante—. Tenlo claro.

—No ladres antes de tiempo, chica lista. Y no me subestimes. Que no seas mía no significa que, llegado el momento, no pueda hacer contigo lo que me plazca.

—Déjame en paz, Taehyung. —Se apartó de él—. O si no...

Él soltó una carcajada y la cogió por los hombros.

—O si no ¿qué? ¿Me vas a pegar otra de tus bofetadas? Oh, sí... Tu carácter me pone en bandeja muchas cosas, querida...

Hyeyeon se apartó de él cuando intentaba cogerle la cara.

—¿No ves que por las buenas todos saldremos ganando...?

—Me advirtieron para que me mantuviera alejada de ti antes de conocerte. Eres un enfermo.

Él abrió sus enormes ojos y volvió a sonreír, exhibiendo una fila de dientes blancos.

—¿Y qué me dices de ti, Hyeyeon? —Se dejó caer en el sofá y apartó la bolsa de viaje—. ¡Dime! ¿Qué me dices de ti? —Abrió los brazos como suplicando al cielo y luego frunció el cejo—. ¡La zorrita de Yoongi! Cuando me dijeron que existías, no podía creérmelo. Tenía que conocerte, tenía que saber qué tipo de mujer era la que perseguía mi hermanito mayor desde su infancia. Ahora la había... ¿conseguido? —Se mofó—. No... «obligado» es la palabra, sometido a sus bipolaridades, sus amoralidades... —Fijó los ojos en ella—. No podía ser una simple sumisa. Demasiado fácil, una mujer que se somete y disfruta con ello no es plato para Yoongi.

Revenge » Min Yoongi; BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora