30 - Jimin y su pequeño vicio

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Un día nos decimos a nosotros mismos que la vida que llevamos no es sana; intentamos formar parte de la sociedad, ceder a nuestros remordimientos y vivir como todos. Pero lo correcto se vuelve lineal, todo lo que uno lleva dentro acaba saliendo tarde o temprano.

***

Jimin caminaba por la calle a altas horas de la madrugada. Aquella noche era distinta, le apetecía pasear. Las angostas callejuelas aumentaban de color a medida que se adentraba en los suburbios. Las luces de neón parpadeaban irregularmente. Todos y cada uno de aquellos antros tenían un recuerdo especial para él. El tiempo había pasado, era cierto, pero allí transcurrieron gran parte de sus noches muertas siendo apenas un crío de dieciochos años, y allí fue donde Yoongi lo encontró.

Excesos, demasiados. Lo habían hecho inmune al dolor. Y de todo aquello, nada... No quedó nada.

Al final de la calle, había una puerta de madera con una ventanita en el centro a modo de mirilla. Aquél era el único antro con clase de la ciudad.

Escondido para el resto del mundo menos para determinadas personas. La melancolía se apoderó de él durante varios segundos. Llamó a la puerta suavemente y unos ojos lo miraron mientras la ventanita se abría.

—No puede ser... —Un hombre le sonrió y abrió la puerta.

—Visita de cortesía, Ji Hoon. —Le dio la mano y sonrió.

El hombre, entrado en carnes y con pinta de matón de barrio, le dio un fuerte abrazo y lo arrastró hacia adentro.

—Te has hecho mayor, Jimin. ¡Cómo me alegro de verte!

Pasaron a un local oscuro pero muy elegante. Sillones de piel, mesas rinconeras, una barra en tonos lila situada al final del local y varias escaleras de caracol a ambos lados de la sala, que indicaban que había más plantas.

—¿Qué te trae por aquí? Pensé que no volvería a verte.

—Negocios.

El hombre le sirvió una copa y se sentó a su lado.

—¿En qué negocios estás pensando? Todavía recuerdo cómo me las dejabas por aquel entonces... Se te iba mucho la mano...

—No vengo por ese tipo de asuntos, Ji Hoon, pero gracias por tu rapidez. Quiero alquilarte el local para una noche. Entero. El próximo fin de semana.

—Quieres el sótano. No cambias, amigo. —Ji Hoon se rió—. Sin problema. ¿Necesitas alguna incauta que quiera conocer el rollito duro?

Jimin suspiró y dio un trago largo, se levantó y se puso la chaqueta del traje.

—Lo estoy dejando. —Esbozó una mueca irónica—. Pero enséñame a las chicas.

Ji Hoon se levantó, le abrió la puerta que daba al sótano y descendieron por una escalera. Las paredes eran de piedra vista y todo estaba decorado al estilo medieval. En su interior, una barra pequeña, varios sofás y, en el centro, una joven de unos veinte años sujeta al techo por los brazos, mientras un hombre jugaba con ella. Iba vestido totalmente de negro, con unos pantalones de cuero, una camiseta de manga corta también negra y botas militares.

—Tiene veinticinco años recién cumplidos y aguanta...

El hombre le dio un fuerte golpe con una fusta en la espalda y al verlos a ellos dejó lo que estaba haciendo y se acercó.

—Jimin —le dio la mano—. No te reconocía, amigo, cuánto tiempo.

—Mucho, Won ho, mucho...

Jimin se acercó a la joven y, poniéndole un dedo en la cadera, la balanceó. La joven le sonrió, tenía muchas marcas en la espalda, pero parecía no importarle.

Revenge » Min Yoongi; BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora