Hermione apenas paraba. En el mundo muggle no trabajaba desde hace una semana, exactamente desde que nacieron los mellizos, pero eso no quería decir que no trabajara en ningún otro lado.
Seguía con su trabajo de ministra de magia, pero ahora solo iba justo cuando debía, ni un segundo más.
Se ocupaba, junto a Draco, de sus tres hijos e insistía en ayudar a limpiar la mansión.
Astoria la admiraba y no cesaba de repetírselo. Ella con solo un hijo y sin trabajo hasta que su hijo no dependiera casi completamente de ella, estaba agotada y ayudaba en casa lo que podía, aunque no era ni la tercera parte de lo que hacía la otra chica.
La castaña la repetía que era solo experiencia, ya que cuando nació Rose solo contaba con catorce años y cursaba en Hogwarts. Ella tenía que estudiar, levantarse antes que nadie para irse a las habitaciones comunes de su casa para que nadie supiera que no dormía en ese lugar, aprovechar su tiempo libre para, mediante la red flu, ir con su novio a ver a su hija y aún con todo, era capaz de pasar tiempo a solas con Draco, con sus amigos Slytherin, con los de Gryffindor (y Luna también, aunque no sea de ninguna de las dos casas anteriormente nombradas)y a veces en secreto, con los dos grupos a la vez.
Eso sin contar el regreso de Voldemort y en los líos que se veía metida con sus dos mejores amigos.
Otra cosa que había hecho que era casi imposible era convencer a Astoria de que no era mala madre ni una mujer vaga, sino que la misma Hermione se salía de lo normal al haber sido madre adolescente.
Sí, seguía siendo demasiado poco tiempo para ilusiones, y la castaña conocía bastante bien a su hermana, pero no podía evitar tener un mínimo de ilusión de que hubieran desaparecido de su vida y de la de las demás personas que ella quería.
No obstante, el señor Greengrass pensaba regresar, junto con su hija mayor y Dianne, a hacerles de nuevo la vida imposible a todos hasta que las cosas salgan como él quiere.
Pero bueno, primero necesitaban un plan y todavía no aparecían.
En cambio, el que sí apareció fue Marco, ante las puertas de la mansión Malfoy, suplicando ver a Hermione en privado.
El rubio, después de todas las cosas que le habían dicho de ella y luego de haberla visto en persona, se había enamorado de ella y estaba dispuesto a intentar que tuvieran una relación sentimental que saldría estupendamente... Si volvieran a ser los niños que eran antes y si él nunca la hubiera dañado el corazón de esa manera.
Aún así y sabiendo que no llegarían a nada, la castaña salió, dispuesta a hablar con él.
Ella ya no era una cría, era lo suficientemente madura y le había superado. Además, después de él vino un ojigris seductor y un encantador pelirrojo.
Y ahora su corazón lo ocupaba el chico por el que tanto había sufrido y con el cuál compartía tres hijos:Rose, una niña de siete años, Scorpius, un bebé de una semana y Lyra, otra bebé de una semana.
Y pensaba explicarle todo esto, pues no podía negarse a hablar con él después de haber prestado su ayuda a sus padres.
-Hola, Hermione...-Sonrió tímidamente.
-¿Que tal, Marco?-Respondió ella.- ¿Qué te trae por aquí?
-Yo... Hermione... Eres hermosa y valiente e inteligente. -Empezó tartamudeando, pero luego ganó seguridad.-Sé que te herí en el pasado, pero éramos solo unos chiquillos y la presión a la que me sometían los demás era demasiado grande. Todos te consideraban insoportable y me presionaban para que te hiciera daño. Y no pretendo justificarme, de verdad. No debí ceder a sus ideas y tenía que haberme mantenido firme. Después de eso nunca más volví a verte, pero me llegaron rumores de que eras la chica perfecta para cualquier persona. Inteligente, valiente, astuta, amable, simpática, hermosa... Lo tenías todo. Y quizás no me creas pero empezé a recordar todo. Y el sentimiento que había reprimido desde hace tanto volvió. Y cuando tu hermana contactó conmigo primero me dijo tanto de ti que terminé casi enamorado y me prometió ayudarme a conquistarte. Me engañó, sí. Debería haber sido más cuidadoso, también. Pero Herms, te necesitaba. No, pasado no. Te necesito. Y cuando te vi en persona, como peleabas por salvar a los que amabas... Estoy enamorado de ti, y sé perfectamente que podría salir bien si me dieras una oportunidad... Solo... Piénsalo, ¿vale?
La ex-Gryffindor esperó sin interrupciones hasta que terminó.
-Escucha... No te guardo rencor ya que me considero más madura que cuando me dejaste. Por eso te pido que no malinterpretes mis palabras. Tengo algo así como novio... Ya lo sabes. Y además, si ni siquiera me dejan estar con él libremente y finjo que estoy con mi ex, no creo ni quiero que me dejen estar contigo. Estoy enamorada de Draco Malfoy, Marco. Y él es el padre de mis tres hijos. Y mis pequeños merecen crecer con sus dos padres. Estoy luchando muchísimo por estar con él, no voy a abandonarlo todo por ti. No volveré a caer, más que nada, porque ya no siento nada. Buenas noches.
-Buenas noches, Herms... Pero no me rendiré. Te prometo que intentaré conquistarte día a día. Y yo nunca pierdo. -Aseguró.
-Que pena que la primera vez que pierdas sea conmigo.
La castaña se levantó y entró en la casa, dejando allí al chico.
-Bien dicho, Hermione.-Draco la esperaba en la puerta, sonriente.
Ella le besó y él le susurró algo en el oído.
Acostaron a los bebés en su dormitorio, justo al lado del de Hermione.
Pero Draco no llegó a entrar en su habitación, sino que se quedó en la de Hermione.
ESTÁS LEYENDO
Hermosa traición [Dramione]
FanfictionEl famoso trío de oro tiene ya 20 años, al igual que todos los que iniciaron curso con ellos. Hermione Granger es la novia de Ron Weasley y el arrogante Draco Malfoy está con Astoria Greengrass. De hecho, las bodas se acercan. Pero... ¿Me creerías s...