Cartas a Hermione

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-Oh, una... Carta...- Dijo Hermione, mirándola. La lechuza que la mandaba era extraña, parecida, mucho, pero nunca la había traído una carta.

-¿Para quién es?- Dijo Ron.

-No lo sé. Puede que tuya, la lechuza que lo ha traído se parecía a la de Percy.

-¿Percy? Si él me ha mandado algo es mala señal... -Ella rió. Actualmente era muy fácil convivir con el pelirrojo. Volvían a ser mejores amigos, esos que se formaron en primer año y siguen siéndolo todavía, como si nada hubiera cambiado.- No, mira, la carta empieza con un Querida Hermione. Será otra lechuza parecida.

La castaña asintió y recogió el papel.

-Que raro... Juraría que era la de Percy, la he visto muchas veces en el ministerio y en La Madriguera...-Dijo, para​ después leerla.

Una vez leída, corrió a por su móvil y llamó al Malfoy.

-¿Si? ¿Hermione? Ayer nos vimos, ya se que soy irresistible pero dame tiempo. Esta belleza tiene que descansar.-Dijo el rubio.

-Draco, asúmelo, hay chicos más guapos que tú. Y menos arrogantes.

-¿Perdona? Me ofendes, idiota. Pero me causa gracia el patético intento de mentira. Sabes de sobra que soy perfecto.-La castaña rió.

La arrogancia del joven le hacía rozar lo cómico, algo que no había cambiado y que tampoco cambiará.

-Calla, don perfecto, quedamos en el parque de siempre en media hora. Tengo que decirte algo.

Y colgó. No quería más preguntas. No ahora.

[...]

Hermione estaba esperando sentada en un banco. Se la veía nerviosa.

Así lo notó el rubio cuando llegó.

Ella, viendo la preocupación en sus ojos, leyó la carta que había recibido.

Querida Hermione:
Creo que ni siquiera me vas a recordar, pero yo a ti sí. Sé que tu pelo ya no es tan alborotado, sino que ahora es hermoso, aunque me alegra que tus rizos sigan. La verdad es que me han dicho que tus preciosos ojazos marrones lucen felices, muy felices. Pero siempre en ellos hay una sombra permanente de tristeza. Y la verdad, espero que un poco de esa sea por mí, por que me recuerdas, por que me extrañas. Te quiero tanto, Hermione. Eres tan lista, tan increíble, tan guapa... Y me gustaría probar tus labios y descubrir a que saben, pasar mi boca por tu cuerpo y hacerte descubrir sensaciones increíbles. Pero también quiero verte envejecer a mi lado, y quizás, tener niños. Y sí, me consta que tienes una niña, y estás embarazada de mellizos. Seguro, tres pequeñas bellezas, como su madre. No te diré quién soy ahora, mantendré el misterio. Pero piénsalo, Herms. Yo sé que me recuerdas.

-¿Qué opinas? -Preguntó ella cuando terminó.

-Que sea quien sea, le mataré. Eres mía, Hermione, y no permitiré que ningún imbécil de tres al cuarto destroce ese corazoncito que tanto me ha costado conseguir, ¿está bien? Intenta recordar. Ahora, tú y yo, nos vamos a nuestro refugio, a olvidarnos de todo.







Hermosa traición [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora