Estaban en la entrada del ministerio, esperando a Rolf. Según llegó, salieron.
Oh, bueno, más bien lo intentaron, ya que se oyó una voz, deteniéndolos.
-Draco Malfoy, ¿dónde vas?
-A tomar algo con mis amigos y mi novia y a ver a mi hija, ¿algún problema?
-¿Alguien te ha dado permiso? No irás. -Volvió a hablar el señor Greengrass.
-Mira, me tienes ya harto. De momento, la mayoría de edad sigue siendo diecisiete años y yo ya la pasé. No vas a controlar más mi vida. Y créeme, cuando pase de tu estúpida norma, vendrás a mi boda con Hermione y a la de Astoria con la comadreja, y lo verás, y te miraré con la superioridad que tengo sobre ti. Porque solamente eres un viejo de ideas frustradas que no tiene bastante con amargar la vida a su esposa, sino que también tiene que amargársela a su hija pequeña, simplemente porque intenta reclamar su derecho a enamorarse de quien le de la gana y también a mí y a mi familia. Eres patético. -el rubio vió como el hombre sonrió desafiante, levantando la varita a la ministra y pronunciando algo en voz baja, por lo que corrió hacia el y le pegó un puñetazo en la cara. -y esto por intentar atacarla, reconozco las maldiciones, gilipollas.
Pero aunque le sangraba la nariz y la comisura de la boca, el Greengrass río.
-Oh, por favor. Amor de jóvenes. Deberías aprender que eso no existe, no entre dos personas. ¿Crees en serio que Hermione Granger te ama? Que ingenuo. Y lo más importante, ¿acaso crees que la mereces? -En ese momento, tanto él como Draco se pusieron serios. - Ella no es una diosa, ni tu juguete. Ella no es la heroína que luchó contra el señor tenebroso. Tampoco es la ministra ni la madre de tu hija. Ella es una chica, una joven atormentada por tus mentiras. ¿No te has preguntado cuantas veces ha sufrido por tu puta culpa? Se la historia, se que eres su amigo desde los doce años. Peor todavía. ¿Sabes algo? Ha llorado millones de veces, encerrada en el baño, por tus insultos, mentiras, engaños. Ha sufrido por como la llamabas. Sí, seguro que le encantaba que casi todo Hogwarts la llamara sangre sucia inmunda o rata de biblioteca porque tú la llamabas así. Seguro que la encantaba como ponías locas a las chicas e, incluso, las besabas, aún estando saliendo con ella. También la debió encantar el que te pelearas con Krum después del baile. O el que la dejaras embarazada a la edad de catorce años. ¡Era una niña! Ah, y cuando luchaba contra los mortífagos, siendo tú uno. Y ella, a pesar de todo te protegía. Ilusa. No la mereces, Malfoy. A Herms siempre le gustó Ron. Se la notaba. Pero apareciste tú, y la volviste loca. Como a todas. ¿La única diferencia? A ella si la hacías caso. Pero, al hacerla caso la separaste del Weasley, y, aunque te había elegido, la insultaste, burlaste, golpeaste y maltrataste. Y cuando te dejó, vió por primera vez el verdadero amor. Ella no empezó a salir con Ron por olvidarte o por hacerle un favor, ¿verdad, Granger? ¿Verdad que siempre te gustó y estuviste enamorada de él cuando le besaste por primera vez? -la chica asintió -Pero no te conformaste con que fuese feliz, tuviste que aparecer de nuevo. ¡La jodiste la vida de nuevo, Draco! ¡No te la mereces!
El rubio quería decir algo, pero no podía, porque tenía razón. Él había hecho la vida imposible a la castaña por conseguir la aceptación de su casa. Y él había impedido su noviazgo con el pelirrojo.
-Creo que soy lo bastante madura para saber quién me merece o no. Y mi primer llanto fue por culpa de Ron. Ah, se me olvidaba. He llorado mucho por Draco, pero él también me ha sacado las mejores sonrisas, él me ha dado a mi mayor tesoro, a mi pequeña Rose. Así que la próxima vez si fuese tú, me callaría. -Replicó la castaña.
Dicho esto, les llevó al Londres muggle, ya que iban a comer en un restaurante con el señor y la señora Granger, que hacía mucho que no veían a su niña.
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Hermosa traición [Dramione]
FanfictionEl famoso trío de oro tiene ya 20 años, al igual que todos los que iniciaron curso con ellos. Hermione Granger es la novia de Ron Weasley y el arrogante Draco Malfoy está con Astoria Greengrass. De hecho, las bodas se acercan. Pero... ¿Me creerías s...