Expecto Patronum

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Mientras las patrullas de agentes buscaban pistas sobre Rose, Hermione decidió enseñar al heredero de los Malfoy a hacer el hechizo Expecto Patronum dado a que, según las informaciones que les habían llegado, los secuestradores podrían tener a su favor a algunos dementores.

-Vamos a ver, Draco. Sabes el movimiento y la teoría. Piensa en un recuerdo feliz.- El chico asintió.

Pero, tras varios intentos no consiguió nada.

-¡No puedo! Es imposible. Cada uno de los recuerdos felices que tengo está asociado con uno triste. -La castaña intentó ayudarle con eso.

-¿Momentos con tus padres?- Preguntó ella.

-Apenas tengo. No me acuerdo de ninguno...

-¿Con tus amigos?

-Todos estaban llenos de conspiraciones.

-¿Rose?

-Demasiado dolor.

-¿Scorpius y Lyra?

-Murió la señora Greengrass.

-¿Yo?

-Me acuerdo de cómo empezó todo lo nuestro y me siento mal.

Suspiraron. Era difícil.

-Vamos, tienes que intentarlo. Por favor. -Hermione le agarró de los hombros y lo giró, poniéndolo cara a cara. - Por favor, Draco. Se que puedes hacerlo.

Él la besó, uno, dos, tres, hasta veinte segundos en los que olvidó los malos recuerdos. Sólo unos instantes, pero esos momentos le dieron una idea al joven rubio.

-¡Expecto Patronum!- exclamó y una débil luz plateada salió de la punta de su varita.

Sonrió, presuntuoso.

-Lo he conseguido.

-Ahora tienes que conseguir hacerlo mejor. -El chico bufó.

Intento tras intento, la débil luz iba adquiriendo más potencia y empezó a vislumbrarse una figura, aún indescifrable.

Eso le dió más fuerzas a Draco.

¿Acaso yo voy a ser el único Malfoy que no consigue lo que quiere? - Pensó. No, claro que no. Él era Draco Malfoy y siempre conseguía todo lo que se proponía. Y esta vez no iba a ser diferente.

Otro intento, y otro. El rubio no se rendía, sacando fuerzas de su orgullo y de los ánimos de su novia. Sacando la inspiración de las risas y los guturales sonidos de admiración de sus dos bebés, de sus hijos pequeños, de Scorpius y Lyra Malfoy-Granger.

Quizás pasaron horas, o alomejor solo fueron minutos, puede que segundos muy largos o eternidades muy cortas. En ese momento no era posible contar el tiempo, ahí solo se podía medir el esfuerzo y el orgullo.

No sé cuántos intentos fueron ni tampoco el número de recuerdos a los que se tuvo que aferrar, echando hacía atrás a los desagradables para que los felices salieran puros a la luz, sin ninguna mancha de tristeza. Lo único que se es que al fin y tras tantas veces, de la varita del Malfoy salió un patronus bien hecho, de intensa luz y forma definida.

Si su alegría llegó cuando fue capaz de conjurarlo bien, le superó la sorpresa al ver su forma: era un fénix. (Patronus en multimedia)

Él y Hermione se miraron y sonrieron. La manera en la que sus miradas se cruzaron fue mágica, perfecta. Especial. Poco a poco, los momentos románticos que se habían ido apartando desde que empezó todo volvieron de repente al corazón de ambos, que se veían cómo la primera vez.

Pero esto no duró mucho, ya que la melodía de un móvil empezó a sonar.

Ella se sobresaltó al oír su teléfono​: ya era de noche.

-¿Hola? - Contestó.

-Hermione, sabemos dónde está Rose.

Hermosa traición [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora