El rescate

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Ella se sobresaltó al oír su teléfono​: ya era de noche.

-¿Hola? - Contestó.

-Hermione, sabemos dónde está Rose.

Draco y la joven intercambiaron miradas. No sabían que esperar de esto.

-¿Dónde? - La voz de la castaña estaba entrecortada.

-En la antigua casa de los Renoir. ¿Sabes dónde es?

-Sí. -Contestó decidida.

Su cara expresaba miedo, incertidumbre, pánico.

Él, en cambio, se veía relajado, seguro, confiado.

Cualquier padre estaría estresado ante la desaparición de su hija de siete años.

Exacto, cualquier padre lo estaría... - Pensó el joven rubio. Pero es que él no era cualquier padre. Ni siquiera quería hacerse cargo de Rose cuando lo supo. Pensó en huir, en dejarla. Pero los Malfoy no eran cobardes.

Mientras Hermione apuntaba e intentaba encontrar la dirección en Internet para cerciorarse, él chico recordó aquella tarde...

Hace siete años aproximadamente...

-Draco, cariño, debo decirte algo. Tu novia está embarazada. -Antes de que el niño replicara, continúo.- Ella no lo sabe, y tú has de verte cómo si tampoco. Y aceptar cuidarla a ella y al bebé.

-No, madre. La dejaré, la diré que no me puedo hacerme cargo. Ni puedo ni quiero. No quiero a ese niño.

-¡Draco Malfoy! ¿Acaso eres un cobarde? - El muchacho negó. - Pues actúas cómo uno. Ninguno de los dos planeaba esto, pero habéis sido muy irresponsables y debes hacerte a las consecuencias de cada acto que realizas. Si bien eres aún un niño para tener un bebé, no haber querido comportarte cómo adulto con una chica, no haber tenido novia y, lo más importante, no haberte acostado con ella. ¿La embarazaste? Genial. Hazte cargo de la niña.

-Pero madre... -Narcissa le miró, el enfado en su rostro era notable. Nunca jamás había estado tan enfadado con él, y el crío solo empeoraba la situación.- Quizás ella tampoco le quiera... Quizás lo mejor sea un aborto.

-¡No! - El tono de voz fue tan imponente que el rubio no quiso replicar más. - Hazte cargo de la niña. O me veré en la situación de dejarte en la calle, porque cuando tú naciste no estaba preparada. Ni yo ni tu padre. ¿Acaso te hubiera parecido bien que porque fuimos irresponsables hubiera abortado? ¿Que la bebé ha sido un accidente? Tú también lo fuiste y te queremos igual. Y sabes que no he podido tener más hijos. ¡Ni se te ocurra renunciar a uno!

Jamás le dolieron a Draco más otras palabras que las que su madre le acababa de decir. Pero, muy a su pesar, tenía razón. Ahora le tocaba aguantarse, ponerle a su chica la sonrisa y la alegría más verdadera que pudiera crear y aguantarse con la que su progenitora decía que era su hija. Niña encima, ni siquiera varón.

Si hace sólo un año y medio le dijeran que Hermione Granger, su mayor apuesta, estaría saliendo con él, se reiría en su cara y le pondría cara de asco.

Un poco después, la conversación que el joven Malfoy escuchó de sus padres...

-¿Le dijiste que él nació por accidente?

-Que remedio... -Lucius quedó pensativo.

-¿Y Lyra? Quiero decir... ¿Le hablaste de ella? - Narcissa negó con la cabeza. - ¿Y cuando piensas contarle? Quizás ahora fuera el mejor momento.

-No creo que...

-¿Que qué, Cissy? Creo que Draco ya es mayor para saber que podía haber tenido una hermana. Si es mayor para hacerme abuelo a los catorce años, también debería serlo para aceptar el por qué odiamos tanto a los muggles. El cómo mataron a nuestra pequeña con sus coches y el cómo, por una odiosa coincidencia caprichosa del destino, el día que muere te enteras de que estás embarazada. Que por culpa de la desesperación por Lyra casi abortas a un niño no oportuno y que también por eso quedaste estéril. ¡Por el amor de Dios, Narcissa! ¿Cuándo quieres que se lo contemos?

-Creo que no hará falta. - Dijo ella, señalando cómo un adolescente rubio salía corriendo a su habitación, derramando las primeras lágrimas de su vida desde que era un bebé.

Este alejó esos pensamientos de su cabeza al ver cómo Hermione le llamaba para ir a por la niña.

Sí, sin duda, había cambiado. Ahora quería con su vida a aquella niña que, admitió, quería matar al enterarse. Y no cambiaría nada de su destino. 

[...]

Llegaron a la casa. No parecía haber nadie. De pronto, a Draco le pareció oír algo bajo ellos, probablemente en el sótano y decidieron bajar.

Y allí estaban, la mayoría de los agentes tirados por el suelo, inconscientes. Los pocos que quedaban despiertos aprovecharon la oportunidad de colocarse en una posición de ataque ante la distracción con la aparición de la pareja.

De sus amigos, solamente Ginny permanecía en pie. También la señora Malfoy había sido prisionera de un hechizo paralizante, a diferencia de Lucius, que seguía luchando.

Rose estaba llorando e intentando, en vano deshacerse de las cadenas que la aprisionaban al suelo.

El señor Greengrass y Marco peleaban cubriéndose, con artes de la más oscura de las magias.

Dianne, en cambio, estaba sujetando a Alan, que estaba inmovilizado de cuello para abajo y apretando una pistola sobre su cabeza.

-Algún intento de ataque y vuelo los sesos al francesito. - Advirtió. - Vamos a matar a tu hija, hermanita. Y a ti y a tu novio. Que pena que mis otros sobrinos no estén aquí con todos. Podían haber muerto cómo vosotros. Pero​ bueno, quedarán huérfanos y sin hermana... Supongo que no todo se puede tener... Podría hacer compañía a... ¿Cómo se llamaba? Eso, Teddy Lupin.

Señaló la cabecita azul del inconsciente niño.

Pero Draco había enseñado a su novia y amigos a comunicarse telepáticamente. Se indicaron los movimientos que iban a hacer, incluyendo al pequeño metamorfomago, que sólo fingía.

Así, en unos segundos, el señor Greengrass y Marco estaban en el suelo y Dianne había soltado a Alan.

Pero sacó dos pistola y apuntó al francés y a la pequeña Rose.

-Ahora atenderme bien. Un solo movimiento que no ordene y disparo las dos. Hermanita, escucha, apúntate con la varita y pronuncia el hechizo mortal. Y tú, Draco, lánzate un crucio.

Los dos se pusieron en posición.

-Avada Kedavr-a

-Cruci-o

Lo pronunciaron a la vez, de modo de cuando solo faltaba la última letra, los dos giraron rápidamente las varitas.

El rayo verde de la castaña alcanzó a Marco, que había logrado zafarse y estaba estrangulando a la rubia. El crucio se dirigió a la melliza de la ministra, que cayó al suelo, agotada por el dolor.

El corazón de todos se desbordaba.

Con el cadáver de Marco y los cuerpos inconscientes de Dianne y el señor Greengrass apartados, lograron deshacer los hechizos y desencadenar a Rose.

Sus padres la abrazaron fuerte.

No, definitivamente no cambiaría absolutamente nada de mi pasado. - Pensó Draco mirando a Hermione y a su hija.

Marco fue enterrado al día siguiente, tras la encarcelación de Dianne y el señor Greengrass en Azkaban.

Parecía que todo había pasado, pero tanto Narcissa como la joven Granger tenían un mal presentimiento. Algo andaba mal. O andaría. La cuestión es... ¿El qué iba a pasar ahora? ¿Acaso nunca pararía?

Pero nadie más tenía ese presentimiento, estaban felices, lo que hizo que las dos lo olvidaran y compartieron la felicidad de los demás.

¿Había sido olvidarlo lo mejor? ¿Seguro?

Hermosa traición [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora