Capítulo 9

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Dos semanas y media habían transcurrido desde que Min Yoongi no estaba en casa, siendo Seokjin el único que notaba los efectos que la ausencia tenía en Jungkook.
Era extraño de ver, pues desde que se despertó con la noticia de la nota estaba demasiado calmado. Era literal decir que desde una semana a la actualidad no hacía nada más que levantarse al sillón para ver series en Netflix acompañándose de bocadillos que él mismo se preparaba.

Cuando el mayor le había preguntado porque su comportamiento este respondió "Es que me echaron de las reuniones vecinales" con un pronunciado puchero.
"Es que discutían sobre que hacer con el hecho de que se mudará una nueva pareja a dos casas de aquí... y empezaron a hablar sobre lo preocupante que era el que una pareja gay haya comprado en el residencial..." le recordaba haber dicho "Y obviamente no pude evitar alzar mi mano para decirles que eso ya había sucedido hace tiempo... parece que cuando yo decía hyung ellos pensaban que era mi hermano ¿Curioso no? Supongo que eso sucedió porque Yoongi nunca me quiso acompañar."

Esa era la muy lógica razón del porque se veía obligado a pasar sus tardes en casa, en vez de en compañía de las vecinas que tan amablemente le habían tratado los pasados meses.

Mientras tanto en Japón, el hombre de azabaches cabellos aún se encontraba en su habitación de hotel, pues no había querido bajar a almorzar hasta ese momento. Por su mente se paseaba la imagen que había recibido por mensaje cortesía de "Kim Jin", como le tenía agendado, la cual mostraba a un Jungkook empucherado acostado a sus anchas en el sofá de la sala y lo más llamativo, despeinado aún en pijamas a pesar de que eran pasadas de la una. La fotografía tomada sin permiso iba acompañada de un mensaje del empleado del matrimonio que decía: "Lo noto decaído. No te dice nada porque sabe que estás ocupado, llámalo"

Se había debatido si hacerlo o no, pues realmente no sabía como sacarle información sin delatar al mayor, porque si algo sabía Yoongi era que Jeon era terco y difícil de engañar si de inicio ya sabia tus intenciones. Por eso prefirió hablar con el mayor primero.

-¿Hola? ¿Qué diablos quieres Yoongi? ¡Te dije que llamaras al pequeño y no lo haz hecho! -Le gritó en murmuros Kim. -Está triste y si no lo animas ahora cuando vuelvas te ahorcará.

-Oye, respetame que soy tu jefe~

-Me importa muy poco, te dije cuando me preguntaste si quería trabajar para ti que sólo fingiría tratarte como superior frente a tu niñito. -Le recordó. -Hablando de ello, te refresco la memoria de que me trajiste aquí para que le haga compañía y le vigile.

-Lo sé pero...

-Pero nada Yoongi. Le he estado mintiendo de que no nos conocemos porque tu lo pediste así, y lo sigo viendo innecesario... si no escuchas los consejos que te doy para tratarlo mejor ¿Cual es mi objetivo aquí?

-Si te callaras y me dejaras hablar sabrías que no le hablo porque no sé como sacar el tema sin delatarte.

-Ah... -Fue lo único que dijo Jin. -Pues estás bien idiota, sólo debes mentir un poco. Tal vez un "¿Estás bien? Tu voz suena diferente" ¡Y bam! Lo haces hablar de sí mismo. No hay mucha ciencia en ello tonto.

-Bien... hablaré con él... cuando pueda. -Y antes de escuchar el regaño que sabía vendría cortó. El consejo de Seokjin efectivamente le servía, era por eso y más que siempre había confiado en su persona, ya fuera en los tiempos que era su sunbae de la universidad, su amigo sabio y ahora, su consejero personal en como ser un medianamente buen esposo para Jungkook.

Siendo ya las tres de la tarde su puerta fue golpeada por uno de los empleados del lujoso hotel, quién le informó que su ahora socio, el presidente del mayor conglomerado japonés, se encontraba en el bar del lugar esperando por él.

Curioso, bajó deprisa en el ascensor pues recordaba tener ese día libre, sin ninguna junta programada hasta dentro de tres días. Al salir camino hasta divisar al canoso hombre, que para su sorpresa iba acompañado de otros dos jóvenes.

-Buenas tardes caballeros. -Habló anunciándose en un perfecto japonés antes de hacer una venía y tomar asiento. -¿A que debo el honor de su visita señor Nakamoto?

-Esta tarde no vengo con propósitos laborales joven, en ese ámbito ya estoy más que satisfecho con su desempeño en las negociaciones. He venido aquí como un padre orgulloso a presentar a mi hijo que ansiaba conocerle. -Respondió el hombre. -Él es mi adorado hijo Yuta, y viene acompañado de su esposo Lee Taeyong.

-Es todo un placer conocerte al fin hyung. -Empezó a hablar en coreano un sonriente joven japonés. -Disculpa si mi pronunciación es mala, no hace mucho empecé a aprender.

-Es un honor poder conocerlo señor Min. -Habló tímido el muchacho de apellido Lee. -Mi suegro nos ha contado mucho sobre usted y Yuta no dejaba de decir lo mucho que quería conocerlo.

-Bueno, ¡No todos los días conoces a otro heredero que se animó a romper el tabú social! -Replicó con un puchero antes de sonreír ampliamente. -Cuando oí que tu empresa buscaba socios para expandirse al mercado local no dude en ponerte consideración para que mi padre te tuviera en cuenta.

-Mi hijo tiene buen ojo para los negocios, pero aún mejor para las personas. Verás, en mi empresa nos gusta establecer buenas relaciones, no sólo laborales.

-Oh~ no lo sabía... es bueno saber que hay gente que al igual que yo piensa que la felicidad es más importante que el qué dirán. Agradezco mucho que tuvieran tan bien pensamiento de mi como persona y como empresario.

-No es nada joven, a decir verdad me entusiasmaba la idea de darte una oportunidad.

-¿Una oportunidad dice, señor?

-Creo que mi suegro se refiere a darte su apoyo, verá usted, cuando me casé legalmente con Yuta la sociedad japonesa nos veía mal ya que aquí aún no es legal. Y la empresa de la familia sufrió debido a que algunos socios retiraron el apoyo... -Comentó Taeyong tomando la mano de su pareja al recordar ese mal momento. -Como en Corea ya es legal no has de haberlo sentido tanto pero seguramente se te hubiera dificultado entrar a Japón estando casado con tu esposo...

-Ya veo, así que era eso... Si soy sincero no fui consciente de ello puesto que cuando hice público mi matrimonio no fue por gusto sino por necesidad.

-¿Fue durante una fiesta verdad? -volvió a hablar Yuta. -Según leí la gente mirada desde arriba a tu pareja y no pudiste soportarlo, fue muy romántico el ir contra todos así.

-Creo que puedo entender su accionar. -Acotó el mayor de la mesa. -Mi Yuta es mi único hijo y lo más preciado para mi luego del fallecimiento de mi esposa, por lo que defenderlo de aquellos que le miraban hacia abajo por haberse enamorado de un joven tan bueno como es Taeyong, es lo único que pienso.

-Me alegra saber que pensamos igual. -Fue lo único que contestó Min antes de sonreír por el éxito de su tarde.

Esa misma noche durante una improvisada cena en la mansión de los Nakamoto, Yoongi firmó los papeles que establecieron oficialmente la sociedad de ambos conglomerados. Dando inicio a la más grande cooperación internacional de la historia, ganándose el cariño de la pareja coreano-japonesa a medida que contaba detalles sobre su relación con el castaño muchacho que le esperaba en Corea, además de recibir la orden del hombre mayor de que al día siguiente se volviera a su país con su esposo ya que seguro este le odiaría por quitárselo tanto tiempo.

Con sonrisa de oreja a oreja a la mañana siguiente Min le informó a su mano derecha que quedaba a cargo de finalizar las formalidades en lo que él se tomaba unos días para consentir a Jungkook, alegando que este era la razón detrás de su éxito en las relaciones Nakamoto-Min.

Al ser informado de que Yoongi ya había aterrizado en suelo coreano, Jeon no cabía en su cuerpo de la felicidad, tanto que cuando oyó el timbre prácticamente saltó del sofá para abrir sin siquiera preguntar.

Poniéndose pálido a más no poder cuando notó que quien estaba en el porche, no era Min Yoongi. Sino su peor pesadilla.

Trophy - YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora