Tan pronto como Jimin abandonó su oficina, ya había comenzado a cuestionar su decisión influenciada por Jungkook. Sabía que lo que restaba de la semana sin la ayuda de sus mejores empleados sería sumamente estresante.
Sin darle tiempo a pensar más, las manos del menor se posaron en sus hombros desde el lugar de este detrás de su silla, pasando pronto sus brazos por su cuello hasta terminar envolviéndolo en un intento de abrazo. -Hiciste lo correcto~ -No lo sentía así en lo absoluto. Pero no se lo diría. -Entonces ahora... ¿Quieres salir a almorzar? -Inquirió tranquilo. Con lentitud apoyó su espalda de forma correcta en su asiento y levantó la mirada conectando con el pelinegro que ahora estaba recostado en el respaldar de la misma. -Es que aún tengo más cosas que decirte y ya vimos que si estamos aquí no podremos sin que... pase eso. Además, no has ordenado nada y saltarse las comidas es malo para tu salud. -Suspiró. No podría luchar con esa lógica.
-Bien, pero yo elijo el lugar. -No perdió un segundo más antes de ponerse de pie y caminar hacia la puerta, volteando sólo para ver si Jungkook le seguía, sonriendo al ver que así era. Alentó su paso para permitirle llegar a su lado, saliendo juntos al pasillo (En el cual podían ver al final la oficina de Park, quien no los estaba viendo por ocuparse en guardar sus pertenencias) y caminando hasta el ascensor a la par. De vez en cuando veía de soslayo los movimientos del menor que trataban de ser disimulados -Y fallaban-. Le estaba divirtiendo más de lo que debería el ver los burdos intentos de su esposo para disimuladamente tomar su mano; si lo consideraba bien, era una acción sumamente tierna. -Si quieres hacerlo, sólo hazlo. -Dijo en cuanto el elevador abrió sus puertas, descolocando al azabache, quien quedó de pie allí mientras él ingresaba. Colocó una de sus manos para evitar que las puertas se cerraran y utilizó la otra para jalarlo dentro, pasando luego a tomar su mano con suma naturalidad. -Si quieres hacerlo, hazlo. -Repitió. -Nadie te lo impide. -Manteniendo su nula expresión, contempló las puertas cerrándose trayendo con ellas el espejo interior que le brindaba el bello reflejo del rostro iluminado por una enorme y boba sonrisa. Una sonrisa que él había provocado. Inevitablemente, sonrió también.
[ ° ● ♡ ● ° ]
-Oh no. -Pronunció Yoongi en cuanto el elevador abrió sus puertas y le dejó ver los transparentes cristales que formaban la recepción del edificio abarrotados de personas en el exterior.
-¿Q-Qué es...? -Comenzó Jungkook. -Yoongi, ¿Por qué hay tantos reporteros? -Cuestionó confundido clavando su profunda mirada en el perfil de su pareja, quién parecía analizar la multitud con fervor.
-Señores Min. -Saludaron de prisa todos los que allí se encontraban con una reverencia. -Me temo que esta vez son demasiados señor, el personal de seguridad ya ha sido llamado a este lugar por lo que le solicito paciencia, entre todos les abriremos camino hasta un vehículo con chófer. -Informó uno de los guardias que el menor pudo reconocer como el que siempre se encontraba cerca de la puerta de ingreso.
-¿Qué? ¿Ésta vez? -Inquirió Jeon volteando a ver a todo lado, perdido en la conversación. -¿O sea que no es la primera vez?
Min suspiró antes de hablar. Afianzó el agarre y finalmente buscó su mirada. -No, no es la primera. Han estado viendo unos cuantos cada día desde... Desde el lunes cuando las fotos fueron reveladas. -Finalizó sin especificar más. Al ver la mirada de confusión en su rostro comprendió que debía dar más detalles para plantear el contexto de la situación. -Me explicaré, al parecer somos una pareja popular en los medios y alguien que nos vio cuando volvíamos de Busan vendió fotos nuestras. Los reporteros ahí afuera quieren saber porque viajamos, detalles de nuestro viaje y ofrecernos entrevistas con programas de espectáculos.
Decir que el rostro de el azabache era un poema era quedarse corto en las descripciones. ¿Qué clase de fotos les habían tomado?
No tardó ni medio segundo en tomar su celular y escribir "Min Yoongi Jeon Jungkook fotos" en la barra del buscador, sorprendiéndose al ver fotos muy claras de ellos dos junto a la figura censurada de Jimin. Podía distinguir una de la estación del tren en Busan, otra en la estación de Seúl antes de que abordaran el metro y la que más le interesó, unas llenas de stickers de corazones, justo la secuencia del momento en que le ofrecía las gomitas en la boca a Yoongi y hacía pucheros para que las aceptara. Ahora que lo veía allí capturado en una imagen, disponible ante sus ojos y los de cualquier curioso con acceso a internet, se sentía avergonzado de ello.
-Yoongi...
-Tranquilo, no habrá necesidad de hacer ninguna declaración o algo de esas cosas que solías hacer. Nuestro asesor de prensa se encargará de ello, saldremos en cuanto nos avisen y...
-¿Por qué? -Preguntó descolocando al mayor. -¿Por qué no me dijiste de esto? -Aclaró aún sonrojado. -Además no me molestaría hablar, no tenemos nada que esconder, estamos casados.
Min parpadeó perplejo. Ahora que lo pensaba bien, ¿Por qué no se lo había dicho? No lo sabía. Tal vez sólo consideró el no querer abrumarlo. -No lo sé. -Respondió con sinceridad.
Jungkook hizo un mohín abultando sus labios. -Vamos, ya llegó el vehículo. -Anunció, afirmando el agarre, tirando al mayor de la mano en busca de que le siguiera y caminando a paso moderado; enfocó su mirada en la gente del otro lado del cristal, deteniéndose frente a la puerta, mirando de reojo a el pálido hombre a su lado. Era hora de mostrar ese lado suyo que Yoongi nunca había visto de cerca. Su lado profesional frente a los reporteros. -Sólo trata de sonreír y habla cuando te diga. -Murmuró. Al abrir la puerta -Sin darle tiempo a su pareja para responder siquiera- todas las cámaras y personas ansiosas por lanzar sus preguntas se les vinieron encima como si de una avalancha se tratara.
Con la mayor educación posible, acompañada de una sonrisa amplia y brillante, Jungkook hizo gestos de que se detuvieran con su mano libre. -Uno a la vez, por favor. Me gustaría que sean tan amables de hablar despacio y comprender que seremos breves pues ya teníamos planes y no deseamos provocar alborotos en el edificio, mucho menos teniendo en cuenta que hay gente muy dedicada trabajando dentro~ -El único sonido era el de los flashes. El pelinegro se apresuró a llamar a uno de los guardias y solicitarle que se encargara de recolectar los micrófonos y dispositivos de grabación que los reporteros quisieran usar para realizar la improvisada entrevista. Entre tanto, Jungkook finalmente soltó la mano del mayor, sólo para acomodarle un poco la corbata de su traje y sonreírle dulce. Podía ver claeo en los ojos de su esposo la confusión por su actuar sereno y eso le causaba satisfacción.
Para él, ese momento era una muestra perfecta de su madurez y habilidad para sobrellevar las situaciones difíciles incluso si llegaban para tomarlo desprevenido. -Jungkook, eres increíble. -Elogió de la nada. Una sonrisa de conejo más tarde, la confianza del menor estaba por los cielos.
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Trophy - YoonKook
RandomJeon Jungkook es el nuevo vecino, un vecino perfecto, si le preguntaban a los demás residentes. Siendo un joven de tan sólo 21 años logró lo que la mayoría solo soñaría; se abrió paso en el mundo del espectáculo como modelo predilecto de su patrocin...