Desde su lugar en la silla del desayunador miraba fijo el reloj de pared color carmín que colgaba frente a él en la cocina. Llevaba haciéndolo casi media hora; desde que se pudo asegurar que todo en su hogar estaba tal y como debería para recibir a su invitado especial se había sentado a no hacer nada más que esperar allí e intentar que su ansiedad no le ganara terreno a su felicidad esa noche.
No iba a mentirse a si mismo, era consciente que aún tenía esa horrible manía de auto-sabotearse en cuanto a sus buenos momentos se refería. Era más decir, en cierto modo ya lo había hecho. En esa media hora de ocio, se había tomado la molestia de imaginar todos y cada uno de los peores escenarios. Realmente nunca dejaba de sorprenderse a si mismo en cuanto a imaginación se refería, puesto que había pensado cosas desde posibles accidentes de transito para Seokjin que le impedían llegar a tiempo que hacían que él se desesperara y le gritara por teléfono llevando a una pelea innecesaria hasta el temible hecho de que el mayor se apareciera acompañado de una bella dama que resultara ser su novia para seguidamente usar esa pequeña reunión como camuflaje para una petición de matrimonio muy romántica.
¿Por qué había pensado esas cosas?
Porque así era Park Jimin; así había sido siempre.
Él iba un paso adelante de los hechos, ya fueran buenos o malos, siempre se los esperaba. Aunque las otras personas lo veían extraño cuando dejaba escapar un "Ya lo sabía" o sus más típicos "Lo vi venir" en la oficina, o cuando hacía una predicción aparentemente imposible de prever en voz alta y esta terminaba por volverse una realidad, el pelinaranja no le podía importar menos. Porque aunque su costumbre de imaginar lo peor hacia futuro, extrañamente le causaba el mismo nivel de bien que de mal.
Sí, le causaba una terrible ansiedad saber que todo podría salir tan mal aún si no lo quería así, pero también le ayudaba a disminuir el impacto del golpe de la cruda realidad cuando aquello que pensó efectivamente sucedía. Así había sido su día a día desde los dieciséis años. Así lograba salir adelante de todas las pequeñas crisis personales que había tenido que enfrentar luego de volverse a poner de pie después del poso depresivo en el que se había hundido luego de que su familia lo rechazara.
Jimin no se consideraba a si mismo una persona fuerte, tampoco trataba de serlo, pero conocía sus fortalezas y debilidades mejor que otra cosa. Su pesimismo era su mejor arma, eso creía, pues gracias a él ninguno situación le parecía tan mala ya y cuando no había sido de las peores que imaginó, podía calmarse a si mismo diciéndose "Pudo haber sido peor". En la otra mano, cuando algo bueno le sucedía, se sorprendía tanto y tan genuinamente, que terminaba por ser el doble de feliz.
No parecía ser tan malo, ¿Verdad?
Sólo había un problema: Las situaciones que no podía prever.
¡Ah! ¡Esos horrible momentos en los que se congelaba! Los odiaba incluso más de lo que se odiaba a si mismo por no saber enfrentarlos. Porque esas situaciones que no sabe que vendrán y por lo tanto no puedo imaginar a futuro, esas le causaban angustia por lo que vendría a continuación, histeria o en el peor de los casos, ataques de pánico leves.
Era capaz de contar con los dedos de una de sus manos cuales le habían afectado realmente. Si los ordenara por cuales eran los más gravas, el primer lugar se lo llevaba sin duda alguna el suicidio de su madre un año después de que él se mudara a Seúl, pues había sido el desencadenante de su depresión y posterior manía de querer prever todo sabiendo que no se podía; el segundo lugar se lo llevaba el inesperado matrimonio de Yoongi, que lo había descolocado de su vida cotidiana ya que le provocó a un pequeño episodio de tristeza intensa que lo condujo a un rompimiento con su pareja y única estabilidad emocional, el tercer lugar, sólo estaba allí por estar enlazado con el anterior y era el haber conocido la perfección de persona que era Jungkook, pues nunca hubiera esperado que el entonces castaño fuera el tipo de su pálido amigo e interés romántico desde que tenía memoria. El cuarto y más reciente fue descubrir que Jeon había tenido una vida mucho más dura que la propia y aún así había salido adelanto sólo, sin traumas posteriores y sobre todo, que vivía sin preocupaciones. Jimin era consciente que la vida de Jungkook no era tan buena como este creía por el secreto que él sabía, pero siendo el castaño ignorante de este detalle, podía seguir como si nada.
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Trophy - YoonKook
RandomJeon Jungkook es el nuevo vecino, un vecino perfecto, si le preguntaban a los demás residentes. Siendo un joven de tan sólo 21 años logró lo que la mayoría solo soñaría; se abrió paso en el mundo del espectáculo como modelo predilecto de su patrocin...