Cap 1

15 0 0
                                    

Era su primer día en aquella prestigiosa empresa. No podía creer que trabajaría para aquella firma de abogados. Al fin la vida le sonreía después de tantos sufrimientos. Elena entró al ascensor repleto de personas ocupadas con sus teléfonos mientras que ella solo sonreía por al fin obtener algo bueno. Las puertas se abrieron y ella fue en busca de la persona encargada del piso. Buenos días soy Elena...¡Si; si; si! Eres la nueva perfecto ven te diré que hacer. La recibió un señor mayor algo gruñón. Ese es tu escritorio tu trabajo consta de organizar esos documentos oficiales por fechas y años. Buena suerte. Vio la cantidad de papeles encima de lo que parecía ser un escritorio y suspiro, pero eso no la detendría. Era medio día y Elena moría de hambre pero no quería dejar de trabajar, así que fue por un chocolate caliente y muffin de almendras. Iba a salir cuando de pronto choco con un cuerpo duro y el chocolate se derramó parte en aquel traje gris y en el suyo. ¡Demonios! ¡Porque no se fija por donde camina! ¡Lo siento! No fue mi intención derramarle el chocolate. Déjeme limpiarlo. ¡Deje eso! Lo está empeorando. ¡No podía ser más torpe! ¡Disculpe! ¿Acaso también es sorda? En primer lugar me disculpe aún siendo su culpa. ¡Mi culpa! ¡Si! Porque iba a abrir la puerta cuando usted simplemente la halo tan fuerte que me llevo con ella. En segundo lugar debería tomar clases de modales es usted muy grosero y pedante. ¡Con permiso! Elena salió enojada a causa de aquel energúmeno. Su ropa era un desastre y su estado de ánimo un volcán en erupción. Usted. Dijo aquel señor amargo que la recibió. Diga señor. Lleve estos documentos al salón de conferencias. Y limpiase un poco está muy sucia. Elena respiro profundo para no despotricar contra su nuevo jefe. ¿Qué pisó? El 6. Fue al elevador y marcó su piso. Dentro había un hombre bien vestido y guapo. ¿Día agitado? Pues algo, es mi primer día. Creo que se nota. Aquel hombre sonrió ante su comentario. ¿Tan mal te ha ido? Digamos que ha sido como estar en un corral lleno de gansos persiguiéndome. Y los gansos van ganando. El comenzó a reír aún más. Me gusta tu filosofía. Pues gracias. Me llamo Elena. Extendió su mano. Yo soy Albert. Mucho gusto. ¿Eres empleado o algo así? Albert la miro por un momento curioso. Algo así. La puerta se abrió y ambos salieron. Debo poner estos expedientes en cada lugar para la reunión. Por casualidad. ¿No sabes dónde es el salón de reuniones? Si es allí. Gracias Albert. Suerte Elena y tranquila esos gansos no podrán contigo. Ella le sonrió y ambos siguieron su camino. Elena termino de acomodar todo y entraron aquellos hombres y entre ellos estaba Albert y aquel energúmeno que le derramó su chocolate, obviamente ya cambiado mientras que ella continuaba con aquella mancha en su blusa. Aquel hombre la miro como si quisiera matarla y se preguntó entonces quién sería él que estaba allí. Buenas tardes caballeros comenzaremos esta reunión. Usted. Se dirigió a Elena. Traiga café y agua. Y mi agua con una lasca de limón. Y procure no derramarlas. Elena respiro y salió hecha un tomate del coraje. Yo solo vine a dejar papeles y ahora tengo que hacer café y servirle su agüita con limón a ese energúmeno. ¿Quién será ese patán? O hay fantasma o eres esquizofrénica. Elena alzó su vista y le hablaba una chica mirándola divertida. Pues más bien diría que estoy en lucha contra un demonio. ¡Wou! Algo grande te pasa. Un energúmeno que se cree dueño del mundo. Solo vine a dejar unos papeles y resulta que el energúmeno me vio cara de moza o algo así. Encima de que derramó mi chocolate en mi y en él y para colmo me culpo a mí. Y no solo con eso me trata de idiota y torpe. Hoy no es mi día. Tranquila. Me llamo Diana. Mucho gusto Elena. Es mi primer día aquí. ¡Vaya si que lo es! Dijo mirándola. Si pasas este día ya lo lograste chica. Solo te quedan pocas horas. Pues al ritmo que voy terminaré arrastrándome. Te ayudaré con esto vamos. Al entrar ambas repartieron los cafés y los vasos de agua. Ya pueden marcharse. Pero usted no se aleje de la puerta. Señaló a Elena. Dijo aquel patán. ¡Ahí! ¡Cuánto lo detesto! ¿A quien? Al idiota que nos dijo: "Pueden marcharse. Pero usted quédese en la puerta." Dijo con gestos. Elena yo que tú no diría eso. ¿Porqué? Ese hombre es un mal educado y arrogante, engreído. Elena baja tus niveles de stress porque de lo contrario creo que será tu último día. Explícate. Es que ese hombre es uno de los dueños de la firma. Su nombre es Dante Willows. Elena se golpeó la frente en frustración. Lo que me faltaba. Mejor pide disculpas y compórtate así solo se olvidara de todo. ¡Que! Lo lamento pero ese no es mi estilo. No vine aquí a ser humillada por un rico abogado que piensa que el mundo gira a su alrededor. Si me quiere despedir que lo haga. ¿No necesitas este trabajo? Elena se quedó pensativa. La verdad era que si lo necesitaba pues tenía una gran responsabilidad que cumplir. Si. Entonces haz lo que te pide y mantente callada. Una hora después terminó la reunión todos salían y ella se asomó a ver si aquel hombre la dejaba ir de una vez o la despedía. Albert estaba al lado de él. Usted. Si no se le ofrece nada más. ¿Podría volver a mi trabajo? Su trabajo es donde yo lo disponga....Srta. Evans. Dijo ella. Si como sea. Dante no es necesario que este aquí ya terminó la reunión déjala ir. Dante le dio esa mirada a Albert de no te metas. ¿Sabes cuánto cuesta el traje que arruinaste? No señor pero envíeme la cuenta de la tintorería o descuentelo de mi sueldo. Dijo ella conteniéndose. Pues te quedarías sin paga. Era una fina camisa de seda. ¿En que departamento trabaja? Soy de finanzas señor. Bien señorita Evans usted para pagar su gran error tendrá ayudar a mi secretaria que ya no da abastos con el trabajo acumulado y no se siente bien de salud. Como diga señor. Dijo esto con los dientes de atrás. Perfecto. Vamos Albert y Srta. Evans. ¿Si? Limpie todo esto. Al salir Elena hizo una de sus rabietas por no poder desquitarse.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora