Cap 25

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Elena llego y Lou estaba allí. ¿Aún seguirás sin hablarme? No estoy contento contigo Elena. Lou solo trata de entender. Elena esta
relación es enfermiza, te va hacer daño. Porque mejor no te fijas en Albert ese si cambiaría tu vida para bien. Con Dante vas a hundirte en un pozo tan profundo que no podrás salir. Yo quisiera poder hacer lo que dices pero no puedo. Entonces ni modo amiga estaré aquí para cuando caigas. Ambos se abrazaron.

Dante y Elena salían, Elena logró convencerlo de ir al cine, al parque y hasta el zoológico. Cada día que pasaba Elena se acostumbraba a Dante y sentía felicidad porque por primera vez estaba viviendo un romance sano. Dante más que su amante era su amigo y compañero. Hablaban de tantos temas y Dante le enseñaba como expresarse y cada vez que le regalaba algo ella se lo devolvía discretamente para que él no se ofendiera. Tomaba las joyas y regalos caros y los guardo en una de las habitaciones de Dante y ni cuenta él se daba. Dante estaba cambiando se le veía más alegre y conversador. Su madre noto el cambio en él mientras que Albert cada vez se veía apagado por la distancia que Elena había puesto. Desayunaban como siempre y su madre se disculpó un momento. ¿Qué sucede Albert? ¿Porqué esa cara? Dante he visto cómo logras que las mujeres hagan lo que les pides.?¿Será que debo ejercer la misma presión y actitud que tú? Cada cual es como es Albert, no puedes imitar algo que no eres y que te hará fracasar. No; no lo creo y hoy voy hacerla entender. ¿De qué hablas? ¡De Elena! Dante yo amo a esa mujer y ni acepto que me halla sacado así de su vida. Solo tiene miedo; eso es. Pero voy a besarla como nunca nadie lo ha hecho y voy a imponerme eso es. Dante se molestó ante su astucia. Escucha Albert lo mejor es que te olvides de ella. Dante no empieces con esa mierda de las clases sociales porque no voy a casarme con una mujer solo por su abolengo. Eso son patrañas. Esa mujer me gusta, me trae loco desde que la conocí. Su aroma, su ingenio, su risa. Es única, diferente a las mujeres que he conocido. Es tan ella. ¡Escúchame bien! ¡Olvídate de ella entendiste! Dante se paró y se fue de allí. ¿Qué pasó Albert? Nada nuevo madre discutimos por Elena. Su madre se quedo pensativa y luego hablo. Albert, Elena fue clara contigo es mejor que lo aceptes. ¿Porqué? Elena es la primera mujer que me importa madre. Lo sé pero sus sentimientos no te corresponden igual. Olvídala hijo ya conocerás a otra mujer igual o más maravillosa que Elena. ¡No! Voy a seguir insistiendo hasta que logre que me ame. Margaret sintió preocupación ante la actitud de su hijo. Uno comenzaba a verse feliz y el otro todo lo contrario. ¿Cuándo los veré a ambos felices? Dante llegó a su apartamento y frene a su puerta había una señora elegante. ¿En que puedo ayudarle señora? Ella lo miró y sus ojos se pusieron cristalinos. Hola Dante, te pareces tanto a tu padre. Entonces Dante logró asociar su voz esa voz que había quedado grabada en su mente el día que decidió dejarlo e irse de su lado. ¿Qué haces aquí? Dante yo...Es mejor que te largues antes de que llame a seguridad para que te saquen. ¡Por favor Dante déjame hablar contigo! Usted y yo no tenemos absolutamente nada de que hablar. Las últimas palabras las cruzamos aquel día. Ahora. ¡Lárguese de aquí! Dicho esto cerró la puerta en su cara. ¿Cómo se le ocurrió venir? ¿Cómo se atrevía hacerlo? Dante fue a su bar y saco una botella y bebió una copa y otra y otra pues quería ahogar aquel dolor que volvía aparecer. Elena fue al apartamento de Dante y toco preocupada por él pues no la había llamado y no la recogió como le dijo. ¡Dante abre! La puerta se abrió. Elena lo vio en aquel estado. ¡Dante! Todo estaba oscuro ella comenzó a encender las luces. ¡No déjala así! Dante se sentó en el sofá. ¿Qué sucede? ¿Porqué estás así? No pasa nada. ¡Nada! Y estas borracho. No estoy borracho solo un poco tomado. Si como digas. Elena recogió la botella vacía y vio un florero roto y le limpio. Te haré un café fuerte. Dante la jalo por la mano haciéndola caer sobre él. Bésame Elena. Dante estas mal debes ducharte y tomar café para que hablemos. No Elena por favor no me rechaces, no me dejes Elena te lo suplico. Elena vio dolor en su voz y en su suplica que lo abrazó y lo beso. Dante enterró su cara en su cuello y luego tomo sus labios. Dante. No Elena déjame sentirte por favor. Y allí la hizo suya y sintió que no solo tenía su cuerpo si no a ella y así era porque Elena era suya, Elena lo amaba a pesar de que sabía que él no correspondía a ese amor. Dante dormía y de pronto Elena escucho que hablaba se sentó a escuchar. ¡No mamá, no te vayas! ¡Seré bueno té lo prometo! ¡Mamá por favor! Estaba teniendo una pesadilla junto a un recuerdo. ¡Alba! ¡Alba mi amor! ¡Eres la única mujer que amo Alba y así será siempre! Elena escucho eso y su corazón se detuvo al darse cuenta de lo que pasaba. Dante no podía amarla porque su amor y su corazón le pertenencia a otra persona. Elena no pudo evitar llorar ante aquello. Por más que lo intentara no podría amarla.

A la mañana siguiente Dante despertó con un enorme dolor de cabeza consecuencia de su resaca. Se dicho y fue a la cocina y vio a Elena sentada tomando café. Se sentó  a su lado. Lamento haberme emborrachado y que me vieras así. Elena no dijo nada le acercó una taza y dos aspirinas. Ese té te ayudará con los síntomas junto con las pastillas. El las tomó y el té también. ¿Estas molesta? No. Entonces porque estás así tan callada y distante. Bueno tengo entendido que al día siguiente de una borrachera la persona lo menos que desea es que le hablen o le pregunten así que solo espere para ver que despertaras bien y tomaras esto. Me retiro debes descansar para que recuperes fuerza. Elena se puso de pie y el tomo su mano. Gracias. Ella medio sonrió y se marchó. Eso le gustaba de ella, sabía cuando callar con él.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora