Cap 34

4 0 0
                                    

La Sra. Willous fue muy amable al ofrecer su casa para ella y Elena sentía sinceridad en ella. Le mostraba la habitación. Espero este de tu agrado. Si todo es perfecto. Que bueno. Elena yo sé que no debo inmiscuirme en los asuntos de ustedes pero dada las circunstancias. ¿Qué han decidió hacer? ¿Qué sientes hija? Elena suspiro. La realidad es que solo me enfocó en estar bien para recibir a Donovan, lo demás es incierto aún. Es normal que sientas eso pero Dante te ama hija. Elena se incómodo. Sra.Margaret yo entiendo su preocupación por todo pero, a Dante y a mi lo único que nos une es Donovan. Nada más. Realmente estás muy herida. Si lo estoy y no creo poder superar lo ocurrido y aún más sabiendo que por eso Albert tuvo que irse y dejar todo. Eso no puedo negarlo mi hijo se enamoro profundamente. No sabe cuánto hubiese dado por corresponder igual. La historia hubiese sido tan distinta. Dijo Elena con pesar. Tal vez pero si no hubiese ocurrido tampoco hubiera recuperado a mi Dante. Elena le miró con tristeza. Bien ya te dejo descansar mañana es otro día y quiero ir de compras contigo a comprarle cosas lindas a ese niño hermoso que está creciendo. Elena se duchó y al salir Dante estaba allí sentado en su recámara. ¿Qué haces aquí? Vine a ver que estuvieras bien. Pues lo estoy ya puedes irte. Al menos podríamos llevar la fiesta en paz Elena. Lo estoy tratando Dante pero no presiones demasiado. Dante observó que solo llevaba la bata de baño y la miró pero no en sentido sexual aunque debía admitir que a pesar de su estado le parecía muy sexy pero no quiso encender su cerebro en eso, solo quería acariciar a su hijo y ver su vientre si ella lo permitía. ¿Puedo? ¿Qué? ¿Qué si puedo ver tu vientre y escuchar? Elena dudo pero sabía que todo padre hacía aquello, querer sentir a su bebé, así que acepto. Llevaba ropa interior y pantalón así que solo abrió un poco la bata para que su vientre se expusiera y fue hacia él. Dante colocó su mano maravillado de ver su vientre abultado. De pronto Donovan pateó y Elena sintió esa patada como nunca la había sentido, Donovan a penas se sentía pero al Dante acariciarle lo hizo. Dante sonrió contento de que lo hiciera. ¡Hola campeón! Sabes que es papá, verdad. Dante continuaba acariciando a Donovan y este respondía y Elena no aguanto esa escena y se retiró de su tacto. Dante se puso de pie. Gracias. Y se marchó.

Pasaron varios días donde Elena disfrutaba compartir con Margaret. Hablaban horas y horas y por supuesto Dante estaba presente desde que salía de la oficina hasta que Elena se acostaba a dormir y tuvo que ceder cada noche en que Dante le hablara a Donovan quien no dejaba de brincar ante el sonido de su voz y tacto. Margaret fue testigo de ello pues Elena no quería estar sola con Dante. Buenos días. Buenos días Elena. ¿Cómo dormiste? Bien muy bien. ¿Qué haremos hoy? Pues yo debo regresar a mi pueblo. ¡Tan pronto! Si, lamento tener que hacerlo pues la he pasado muy a gusto con usted, pero tengo obligaciones que debo cumplir halla. Además ya me toca revisión en el médico. Cuanto me gustaría que vivieras acá. Lo sé pero mi vida está en el campo y quiero que Donovan se crié allí. Pero vendrán aquí también. ¿Verdad? Si, claro que si. Bien pues nos veremos antes del parto yo acompañaré a Dante para la fecha. Me alegra saberlo. Ambas se abrazaron. Dante y Elena partieron hacia Texas.

Bien estoy sana y salva así que gracias por todo. Que gracias; ni gracias, este hombre debe estar cansado. Ven Dante he preparado la cena y un cuarto para que descanses y mañana partes. Elena no podía creer lo que escuchaba y veía, acaso el mundo estaba en su contra. Era una noche fresca Dante salió al porche de la casa y vio el establo encendido y fue a ver. ¿Patty será que el universo está conspirando contra mi? Lo tratan como a un inocente y defienden como si en vez del malo fuera el bueno. Y yo la bruja. Pues eres una bruja muy hermosa y creo que lo seas porque me has hechizado. Dijo Dante sonriendo de aquella manera que muchas veces hacia derretir a Elena. No te enseñaron que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación. Te comportas como mapache tratando de robar comida. Sigiloso y silencioso. Lo que me faltaba. Dante comenzó a reír. Ya extrañaba tu peculiar vocabulario. Elena se enojo por su actitud y fue a irse pero él la detuvo. Elena sintió esa corriente eléctrica que siempre daba su tacto. No quiero que sientas eso Elena. Todos saben que aquí el único culpable soy yo pero también saben que estoy muy arrepentido de la estupidez que cometí. Y si me toleran no es por mi si no por ti y Donovan. Es tarde debo irme a dormir. Te acompaño. ¡Qué! Es la hora de hablarle a Donovan. Dante no te acostumbres a algo que ya mañana terminara. Si lo permití en la casa de tu madre fue porque ella así lo pidió y porque a Donovan le agradó. Exacto así que déjame hablarle por favor. Elena y Dante fueron a la habitación de Elena y ella se acomodó en su cama con ayuda de Dante. Dante se acomodó cerca de su abdomen y levanto su camisa y Elena sintió unos deseos que no deberían estar presentes pero estaban. Dante le hablo al bebé y de pronto beso su barriga, aquello jamás lo había hecho y ese acto envió descargas a todo su cuerpo en especial a sus senos los cuales se excitaron. Hormonas eso debe ser. Pensó. Dante observó el nerviosismo de Elena él mismo que tenía cuando la besaba o la tocaba y sus ojos brillantes como le miraban al estar con ella. Dante subió y beso su mejilla y luego su cuello y sus manos fueron a sus caderas acomodándola con cuidado para luego jugar con su pechos hinchados. Elena gimió ante ese tacto y Dante entonces hizo posesión de sus labios. Elena no pensaba con claridad solo reaccionaba a una tacto familiar que recordaba muy bien, como también el dolor que esa boca le infligió. De pronto ella lo empujó. ¡Basta! Dijo poniéndose en pie. ¡Sal de aquí! Elena yo...¡Solo vete Dante! Dante no quiso importunarla y decidió irse. Solo es algo hormonal nada más. Se dijo así misma para poder excusar ese evento.

Dante se había marchado temprano y Elena agradeció que lo hiciera sin verla. Estaba desayunando junto a su tía. Debo ir al pueblo hacer los pagos. No, ya eso está solucionado. La tía se levanto y fue a lavar los platos pero le noto nerviosa. ¿Solucionando? Haber explícame eso de que está solucionado. Nada es solo que recibí un dinero, una herencia del difunto que no sabía y pues lo use para pagar esas dichosas deudas que te agobian. ¿En serio? ¡Si! Oh. ¿Y porque me esquivas la mirada tía? ¡Que mirada ni ocho cuartos! Tengo cosas que hacer. Fue él. ¿Verdad? Ya te dije que fue un...Emma Evans no soy tonta y te conozco muy bien tía y sé cuando mientes. Elena solo quería ayudar y velar por ti. Elena salió enojada de la cocina. ¡Elena! No hizo caso al llamado de su tía. Tomo su celular y le marcó. Hola. ¿Todo bien? Dijo él preocupado. ¡Porqué pagaste mi deuda! Dijo sumamente molesta. Elena solo quería aliviar tu carga. ¡No tenías derecho, ni obligación de hacer tal cosa. ¿Qué parte de? "No quiero nada de ti." No entendiste Dante Willous. Elena debo evitarte disgustos y pesares y esa deuda te consumía los ahorros que has hecho. Ese es mi problema, no el tuyo. Dante estas poniéndome las cosas muy difíciles y me estás hartando. No Elena las complicas tú, con tu majadería y terquedad. Sabes qué, perfecto Dante Willous has ganado esta batalla pero en cuanto nazca el niño pautaremos los derechos sobre él y solo sobre él. A ti te quiero lejos de mi vida y ese dinero te lo devolveré porque no quiero, no deseo nada que provenga de ti. Dicho esto le colgó.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora