Cap 35

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Dante decidió no hacer enojar más a Elena así que permanecía al tanto de todo gracias a su tía y solo iba cuando había revisión. Una vez salían del médico se despedía y eso le daba algo de tranquilidad a Elena. Ella se levanto temprano para atender los animales y de pronto soltó el balde de alimento para las gallinas, sintió correr agua por sus piernas y supo que era. Un dolor atacó luego. Respiró profundamente y fue hacia la casa. La tía Emma había salido a una cita médica estaba sola. Busco el teléfono de la casa y para colmo estaba averiado. Su celular lo había olvidado arriba y el dolor que sentía le doblaban las piernas, no creía que llegaría hasta arriba. Se sentó en una de las sillas del comedor y respiraba profundo. Sentía que la espalda se le partía en dos. Se puso de pie y fue al fregadero y mojo su cara. Una contracción fuerte hizo que saliera un grito de su garganta. Dante había llegado a la casa pues traía una cosas para el bebé cuando escucho el grito de Elena, salió disparado hacia la casa. ¡Elena! Fue hacia ella que estaba pálida doblada frente al fregadero. ¿Qué te pasa? Ella le miró. ¡Ya viene! ¡Demonios! Como duele esto. Tranquila ven vayamos al auto. Dante ayudo a Elena a llegar al auto y fueron hacia el hospital. Al llegar ya los esperaban pues Dante le hablo al médico. Elena fue sentada en una silla de ruedas. Acomodaron a Elena en la cama y la preparaban para la venida de Donovan. Dante entró a la habitación y al ver cómo ella sufría por el dolor sintió tristeza por verla así. Elena le miró. Es increíble. ¿Verdad? El la miró. ¿Qué? Yo fui la lastimada, la que perdió siempre y encima de eso me toca pasar este dolor. Deberías tenerlo tú. Si pudiera cambiar papeles lo haría Elena, no me gusta verte sufrir. ¡Ja! Tus palabras son vacías para mi. ¡Carajo! ¡Doctor por favor, que ya pare! Elena es hora de pujar ya estás coronando. ¡Me voy a morir! No te vas a morir mujer esto es lo normal para una mujer que da a luz. ¡Normal! ¡Trate de hacerlo usted a ver! ¡Esto es como tratar de sacar un balón por un agujero pequeño! Elena el doctor solo intenta ayudar. ¡Esto es tu culpa! Es normal que se comporten así Dante, solo ve y ayúdala. ¿Cómo? Ve a su lado y dale la mano cuando toque pujar. Ok. Bien Elena puja. Elena lo hizo. Vas bien así, puja. Elena lo hizo de nuevo. ¡Dante no puedo! Dijo está mirándole suplicante. Si vas a poder eres fuerte Elena, no eres una cobarde y cosas peores has tenido que pasar. ¡Vamos puja Elena! Dijo el médico, uno más. Elena lo hizo y de pronto sintió que algo salió dándole un alivio inmenso a su dolor. Se escucho un llanto. El médico le colocó al bebé sobre su pecho. Dante observaba feliz y no pudo evitar llorar al ver a los dos seres que más amaba. ¡Hola pequeño! Dante tomo su manita. ¡Hola pateador! Dijo Elena sonriéndole al bebé. Espero que no me des muchos dolores de cabeza como lo hace tu papá. Ambos rieron. Todo había terminado y tiempo después Elena estaba descansando después de esa labor agotadora. Dante tenía a Donovan en sus brazos y lo mecía. Debemos hacer feliz a mamá Donovan, en especial tú. Tú eres su mayor felicidad, y sé que tú me ayudarás a que ella me perdone. Solo quiero hacerlos felices Donovan.

Habían pasado ya cuatro meses desde que Donovan nació, la vida de Elena y Dante había cambiando. El niño era lo más importante para ambos. El primer mes no pudo evitar que Dante estuviera viviendo en la casa pues fue decisión de la tía Emma y la Sra. Willous. Todos estaban allí viviendo juntos como una gran familia feliz, pero eso era solo fachada. Dante trataba de acercarse pero Elena era distante y mantenía distancia entre ellos y nunca estaban a solas, ella lo evitaba a toda costa. Era el cumpleaños de la Sra. Willous y Dante le pidió a Elena que fueran juntos para celebrar su fiesta. Sería algo íntimo nada como la vez pasada. Elena acepto pero se sorprendió cuando vio a la tía Emma. Pensaba que podría al fin estar a solas con ella y Donovan pero Elena nunca bajaba la guardia. La cena estuvo deliciosa hijo. Que bueno que te gusto mamá. La puerta sonó y apareció tras ella Albert. ¡Albert! Dijo su madre. ¡Albert! Grito de emoción y corrió hacia los brazos de su hijo. Elena vio esa escena y sintió una alegría inmensa porque entendía lo que ella sentía. Un hijo es una alegría tan grande. ¡Pero! ¿Cuándo llegaste? Hace pocas horas. Es el mejor regalo que me has podido dar hijo. Volvió a abrazarlo. Emma ven, te presento a mi hijo Albert. Un placer muchacho tu madre solo habla maravillas de ti igual que Elena. Usted es la tía Emma. Si mijo. Me da gusto conocerla. Albert miró a Dante serio y solo saludo con un movimiento de cabeza para nada amigable, aún había dolor entre ellos. Luego miró a Elena y al pequeño que estaba en sus brazos fue hacia ellos y le hizo gestos de cariño al pequeño. ¡Hola Donovan! Tienes los ojos y la mirada de tu madre. Luego la miró con esa mirada llena de calor y cariño que recordaba Elena. Hola Elena. Hola Albert. Ambos se observaban y Dante sintió una incomodidad de repente. Bien creo que es hora de cantar con el pastel. Rompió aquel momento. Elena acompáñame a buscarlo. Dale el niño a mamá. No, yo lo cargo. Albert le tomo en brazos y a Donovan pareció gustarle porque le sonreía. Elena fue con Dante a la cocina. Parece que todo sigue igual entre tú y Albert. ¿Porqué lo dices? Bueno a mí me miró como si quisiera matarme mientras que a ti solo te admiraba como siempre. Todos nos ganamos lo que cosechamos Dante. ¿Y eso qué significa? La relación entre ustedes siempre fue tormentosa y yo nada tuve que ver en eso. Lo que si es que lo lastime y herí nuestra amistad por algo que no va...De pronto calló. No anda dilo, termina la oración. Es el cumpleaños de tu mamá no lo arruinemos con esto. Tomo el pastel con las velas y salió de allí. Dante se sintió frustrado. Comían pastel y Albert se sentó al lado de Elena. ¿Cómo te va en tu nuevo rol de madre? Pues es muy agotador pero al mirar esa carita y su sonrisa vale la pena. Si, imagino que así es. ¿Y tú? ¿Qué has hecho? Europa te sienta muy bien. Te ves...muy guapo. Rieron ambos. Pues gracias, yo solo me he dedicado a trabajar así mantengo mi mente ocupada. Si, yo voy a buscar trabajo ahora que Donovan esta más grande. Pues si quieres trabajo puedo ofrecerte uno. ¡Tú! Si, bueno he trabajado duro en la constructora de papá y decidí expandir en nuevos lugares aquí. Me parece bien que te expandas por ti mismo. Pues si eso hago. Pero no creo que sea buena idea que trabajemos juntos. ¿Lo dices por Dante? Bueno no y si. ¿No y si? Tenemos mucho de que hablar por lo visto. A Dante no le gustaba la cercanía de ellos dos pero no podía decir nada y lo peor era que Albert se quedaría allí con ella esta noche mientras que él se iría a su apartamento. Elena acostó a Donovan y Dante la miraba desde la puerta. Bien ya está dormido. ¿Porqué no quisiste venir con Donovan a mi apartamento? Porque no es propio, además ya pronto Donovan estará grande como para que vaya contigo. Falta poco para que lo destete. Me hubiera gustado verlos allí, verte allí de nuevo. No comiences Dante. El fue y la tomo por la cintura. ¿De verdad no valió la pena? ¡Suéltame! Elena se zafó de su agarre.Voy a aclararte algo de una buena vez Dante Willous, lo único bueno que obtuve de no sé qué cosa porque jamás le diste nombre a lo nuestro fue Donovan. O mejor dicho si le diste nombre, fui la zorra de turno. Eso no es cierto. Eso es lo que recuerdo Dante. Solo vete y olvida de una vez un nosotros porque eso; eso jamás lo tendrás. Dante salió furioso de allí. Elena estaba sentada en el jardín tomando té y Albert se acercó. ¿Problemas en el paraíso? Elena lo miró y sonrió. No sé de qué paraíso hablas. Pues...no soy metiche pero los escuche discutir y vi a un Dante salir enojado. Y a eso le añades que no te fuiste a su apartamento. Pues no fui porque no tengo nada que hacer allí. Eres su mujer y lo normal es...Yo no soy su mujer Albert. ¿Qué tanto sabes? No mucho, no quise saber. Entiendo. Albert, tu hermano y yo no estamos juntos. Solo es el padre de mi hijo pero hasta ahí. Parece que Dante no lo ve así. En realidad no me interesa lo que él crea. Le puse muy en claro que entre él y yo solo existe algo en común y es Donovan. Elena observó a Albert y lo notaba diferente. Te vez distinto. ¿Distinto cómo? Te ves más seguro, fuerte un aura distinta a la que conocía. Pues no lo sé, tal vez sea que los golpes te hacen crecer y madurar. Elena entendía lo que decía porque a ella le pasaba igual. Si entiendo lo que dices. El silencio reino ninguno hablo más y miraban las estrellas envueltos en sus pensamientos.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora