Cap 4

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Elena llego al estudio que alquilaba junto a otro chico algo raro con su cabello verde y uñas negras pero responsable y buena persona. Para su sorpresa lo halló en unas circunstancias no muy cómodas para ella y para él que brincó del susto. ¡Elena! No te esperaba tan temprano. Tranquilo sigan en lo suyo yo vuelvo más tarde. Ok; ok. Dijo sumamente apenada ante la desnudes de su room mate. Elena decidió caminar un rato por aquellas calles hasta llegar a una cafetería que había probado hace una semana donde servían unas malteadas riquísimas y el dueño y su esposa eran muy amables era como estar en casa ya que eran de Texas. ¡Elena! Hola Gloria. ¿Y esa tristeza? Nada tranquila es cansancio. Sé lo que te animará. Elena vio un mensaje de Albert. "Tranquila después de la tempestad llega la calma." Pero esa calma para Elena no llegaba hacía mucho tiempo que la esperaba y ya estaba casi resignada a que jamás la alcanzaría. Después de unos minutos ella volvió con su chocolate caliente. Esto te animará. Gracias Gloria. Te veré después. Está bien cuídate. Elena camino hacia un parque cerca de allí donde vio un puente muy agradable y en el cual se sentaba cuando podía a respirar y meditar. Al llegar allí para su sorpresa estaba el hombre que le ponía su cabeza hirviendo. Quizo irse pero decidió que no, ese era su lugar y no cedería su territorio así porque sí. Dante miraba al horizonte con su pensamiento muy distante. Hasta que se percató de la presencia de alguien. ¡Tú! Es que no basta con la oficina también debo verte en mi momento de paz y tranquilidad. Eso mismo digo yo. Vengo a este lugar a respirar paz, no azufre. ¿Sabes que? La tomo por los hombros. ¡Eres una impertinente, grosera y altanera! ¡Hablas de modales cuando no te sabes comportar con altura! Una cosa es defender tus derechos y otra despotricar como leona en la selva. La miro a los ojos y aquel tacto entre ellos fue como corriente. Elena quedo perpleja por lo que le dijo y por cómo se sintió por su toque. Se zafó de él. Hay miles de parques en esta ciudad y tenías que escoger este. Dijo él frustrado. Tiene razón, me he comportado como una leona salvaje. Pero usted tampoco a sido una pera dulce. El la miro. Lo sé. Ella iba a irse y el la detuvo. ¡Espere! Ella se volteó. ¿Aún necesita el empleo? ¿Y esa oferta porque? Tendré mal carácter pero no soy injusto. Eso sí, deberá saber manejar mejor esa lengua suya. Traté de ser más...discreta al dar su opinión Srta. Evans. Está bien creo que es lo menos que puedo hacer. Yo por lo pronto no me toparé con usted, así evitamos conflictos. Le indicó él. Como quiera. Mañana vuelva a su departamento la Sra.Franigan ya regresa. Perfecto. Ella iba a irse cuando decidió hacer algo. Le extendió su vaso. ¿Y esto? ¿No me estará envenenando? Ella sonrió. Y nuevamente Dante noto esa hermosa sonrisa. Tómelo le vendrá bien. Buenas noches Sr. Willous. Buenas noches Srta. Evans. Dicho esto ella se marchó. Dante miro el vaso algo desconfiado, le dio una olida y el aroma era de chocolate. Decidió probarlo y en efecto era chocolate. Miro hacia la distancia y tomo otro sorbo y la dulzura de aquel chocolate le hizo relajarse extrañamente más rápido que en otras ocasiones distrayendo su mente en su rico sabor.

Elena se quedo pensando toda la noche en lo que había sucedido entre ella y su jefe. Fue algo entre extraño y confuso. En su mente estaba esa interrogante del porque él estaba allí y con aquella expresión de tristeza y enojo mezclados con algo de decepción. Sabía distinguir eso porque por muchos años ella lo experimentó. Pero imaginaba que si él estaba así no era por las mismas razones que ella. Obvio que no. El era inteligente, astuto, recto y guapo. ¿Porqué esto último en mi mente? Elena no bajes la guardia. Siempre tratarán de pisotearte recuerda. Bien ya estamos aquí así que vamos Elena. Llego a su puso original y se sintió extraña porque nadie le saludo como lo hacían arriba. Todos estaban en su propio mundo. Decidió que debía tratar de que vieran las cosas diferentes pues uno no podía trabajar así sin hablar, ni preocuparse por los demás. Decidió estudiar a todos en silencio. La hora del almuerzo llegó y fue a la cafetería y para su sorpresa se encontró con Albert. ¡Elena! Albert fue y le abrazó. Ella sonrió y le dio un golpe en su brazo. ¿Qué hiciste? ¿De que hablas? Algo le dijiste a tu hermano para que me ofreciera volver. Pues ojalá pero no pude hallarlo hasta esta mañana. Y me sorprende que digas eso. ¿Dante te devolvió el empleo? Pues si pensé que lo sabías. No me acabo de enterar, pero me parece fantástico que lo halla hecho, aunque raro. ¡Raro! Raro es poco. Me parece misterioso el que lo halla ofrecido. Olvida eso Elena lo importante es que volviste. Si tienes razón. Albert se sentó con ella y hablaron hasta que terminó su hora de almorzar. Los días siguientes Elena había estudiando a cada uno de sus compañeros y esa mañana llego decidida a que supieran de su existencia allí y fueran más unidos. Pasaban mucho más tiempo juntos que lo que pasaban en sus casas. Así que no debían ignorarse. Su jefe al sol de hoy aún no sabía ni su nombre. Aquel hombre se veía que escondía un a tristeza detrás de su amargura y carácter. ¡Buenos días Laura! Aquí tienes tu té con limón si azúcar. Robert ¿Qué tal? Ten, tu dona glaseada y café de vainilla. Luis buen día aquí está tu café fuerte con dos de azúcar negra y panecillo con queso crema. Buenos días Sr. Lans tenga es un té de manzanilla para calmar su ansiedad por dejar de fumar, lo note en estos días. Y estos chicles de nicotina para calmar la tentación. Y si me permites tenga este remedio casero que está hecho con hierbas medicinales que le ayudaran a romper con esa dependencia le evitará que le den deseos de hacerlo mi abuela se lo daba a mi abuelo para que dejara de mascar tabaco. Claro ella lo hacía a escondidas de él. Se lo vertía en su jugo. Si esa era mi abuela. Sonrío y se fue a su lugar. Todos se quedaron confundidos ante lo que Elena había hecho. Ella se sintió satisfecha con ello y se puso a trabajar. Tiempo después Laura se acercó. Es hora de almorzar y pensé que quizás querías ir, no sé. ¡Claro! Vamos. Luis, Robert. ¿Nos acompañan a almorzar? Ellos se miraron confundidos pero aceptaron. Ya allí comenzaron a hablar bueno Elena comenzó a hablar. Y bien. ¿Cuánto llevan trabajando aquí? Yo cinco años. Dijo Robert. Dos años. Luis. Uno. Laura. Imaginó que han compartido bastante y pues soy extraña para ustedes. La verdad es que no. Nunca solemos almorzará y mucho menos hablar más que dos o tres palabras. Y la verdad si eres algo extraña. ¡O sea que, llevan todo este tiempo sin hablarse ni conocerse! Es el trabajo no se viene a socializar. Le dijo Laura. Pues creo que eso no debería ser así. Pasan más tiempo aquí que en sus vidas rutinarias. En solo una semana pude ver las tendencias de cada uno y gustos y también que sin el trabajo de Laura, Luis no pude hacer el suyo y sin el de Luis no puedes hacer tu parte Robert. Son un equipo. No es que sean los más hermanos pero tampoco tan...como lo diría. Robóticos. Si eso es. Nunca lo vi desde ese punto de vista. Además tienen mucho en común. ¿Cómo que? Preguntó Luis. Pues a ti te gustan los Pokemon Luis te escuché el otro día hablar con uno de tus amigos jugadores. Si soy un master en ello. ¡De verdad Luis! Si. ¿Porqué te sorprende? No vayas a decirme infantil o freak porque no se lo tolero a nadie. ¡No! Para nada es que yo también juego. ¡De verdad! ¡Si! Lo ven, tienen algo en común que no conocían. Y tú Laura sé que te gustan mucho las flores y estas teniendo problemas con las plagas en una de ellas. Si. Pues tengo la solución. Ten. Le dio un papel. Es una manera que te ayudará a combatirla. Es natural y no química para así mantener todo libre de productos no naturales. Ya que sé, que te gusta lo orgánico. ¡Wau! Gracias. De pronto todos hablaban y compartían como si lo hubieran hecho toda la vida. ¡Increíble! Dijo el Sr. Lans junto a Dante ambos pasaban por allí indicándole unos arreglos que había que hacer en aquel lugar. ¿Qué es lo increíble? Preguntó curioso para luego mirar hacia la dirección en donde él miraba y allí se encontró de nuevo aquella sonrisa. Esa chica es algo de otro mundo. Definitivamente. El Sr. Lans siguió su camino mientras que Dante observaba la escena.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora