CAPÍTULO 8"Pervertido"

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La mirada fija de Derek, me recordó que todavía tenía la camisa húmeda pegada a mi torso, revelando nitidamente los pezones a través de ella. 

El moreno bajó los ojos recorriendo mi cuello, concentrándose en una pequeña y trasparente gota de agua que sentía como se deslizaba por el centro de mi cuello, hasta perderse por el interior de mi camisa mojada.

La comisura de los labios de Derek se elevó en una sonrisa socarrona,hasta un par de hoyuelos decoraron sus mejillas de forma descarada. Abrió la boca sacando la húmeda y deslizante lengua, la paso lentamente por su labio inferior, relamiéndose y dejándolo intensamente brillante.

— ¿Por qué me observas de esa manera?—manifesté inclinando la cabeza

— ¿De qué forma?—señaló burlón el muy impúdico, moviendo su mano frente a mi cara.

—No sé, de esa forma... como si quisieras comerme.

— Porque tengo ideas—refirió acercándose lentamente, sonriendo, arrastrando los ojos cálidamente, observandome.

Nuestros ojos se encontraron y la sonrisa de Derek fue muriendo lentamente. Su cabeza bajó hasta la mía y juro que tuve el impulso de alejarme, pero cuando iba a realizar la acción, sentí los fuertes brazos del rizado rodeándome hasta estrecharme contra su cuerpo caliente.

— ¿Que tipos de ideas?—gemí cuando olió la suave piel de mi cuello.

— No sé, ideas pervertidas—especificó aspirando como un bárbaro.

Afianzó mi cintura con firmeza y me adhirió hasta que no hubo espacio entre los dos. La rodilla de Derek quedo entre mis piernas haciendo que su erección topara con la mía.

 Nunca había sentido nada igual, ese mínimo roce me  hizo delirar de gusto. Lo sentí ansioso, soltando suspiros ahogados en mi cuello y clavícula, su nariz recorriendo mi mandíbula hasta la barbilla, para volver a subir en un vaivén lento y sinuoso que me hizo temblar. Sentí terror pero estaba disfrutando.

 Mi respiración se hizo pesada, cuando sentí la punta de su lengua caliente paseándose por mi cuello, dejándolo húmedo y resbaloso. Me mordió el lóbulo de la oreja y lo lamió de una manera que alteró mis sentidos, me rompió en dos, me volvió loco de deseo.

Mi cabeza era un nubarrón de incredulidad y lujuria, no podía creer que aquello estaba sucediendo.

Nuestros pechos subían y bajaban descontrolados por falta de oxigeno, respiré profundo y y una esperanza recorrió mi cuerpo. La ilusión brotó como una flor en primavera linda y colorida. ¿Que perdía intentándolo? No desaprovecharía esa oportunidad, después de todo, había sido Derek el que había empezado, el que se había pegado a mi cuerpo para provocarme y yo no iba a desaprovecharlo. No cuando eso era tan jodidamente delicioso y caliente, ahora tenía el conocimiento de lo que me estaba perdiendo.

LOS QUIEBROS DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora