CAPÍTULO 17 "Un fuerte sentimiento llamado...odio"

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--Dylan--


" — No me busques, no me llames... Ya no te quiero ni como amigo, pierde toda comunicación conmigo porque te estoy dejando bastante claro, que ya no quiero verte nunca más. Olvídate de mí que yo me encargaré de olvidarme de ti y del todo el daño que me has causado—. Le pedí casi suplicante, mirando sus tentadores ojos de color esperanza, sintiendo como mi corazón clamaba a voces que me retractara de mis palabras."

Él giró lentamente, ladeando su cuerpo hacía a mí fuera ya del apartamento, mirándome de arriba abajo con el ceño fruncido al borde de la explosión. El semblante contraído en un rictus de "no se, no te entiendo" aunque también con un destello de asombro y miedo en sus hermosos ojos verdes, que quedaban niquelados en el perfecto ovalo de su rostro.

— ¿Olvidarte de mí? , ¿Olvidarme de ti? , ¿Que es esto, un cita de Romeo y Julieta?—. Ilustró con total ironía y desprecio— . Pues nada Tapón, cuando vuelvas a tener las hormonas revolucionadas de adolescente precoz, me llamas, a lo mejor tienes la suerte de que venga corriendo para satisfacer tus calientes necesidades—apuntó, mientras se daba la vuelta, avanzando con sus acostumbrados pasos felinos hacia el ascensor, haciéndome babear y sintiendo una humedad incompresible en mi entrepierna.

¡Hijo de puta! pensé, mirando su musculada y atractiva espalda que se dibujaba bajo su camiseta, viendo como se marchaba.

Ahora resultaba que aquí el calienta braguetas era yo.

— No tengo dudas de que si te llamo, vendrías corriendo como un perro por su hueso, porque por si no te habías dado cuenta, eres tú el que andas caliente como una puta perra, metiéndome mano cada vez que tienes ocasión—vociferé en voz muy alta para que se me oyera bien, y de paso todos los vecinos del edificio, que seguramente ya estaban al tanto de todo, por lo gritos que estabamos dando, pero sin importarme lo más minimo, proseguí gritando aun más fuerte— . Pero... prefiero cortarme los huevos a ser una forma de que te quites la calentura.

Los pies de Derek frenaron en seco. Alessia me miró con los ojos desorbitados cogiéndome de la mano apretándola con nerviosismo, para volverlos a depositar en la figura del gigante que había dado un giro de ciento ochenta grados.

Se quedó parado, estático, como si estuviera atornillado al suelo. Vi sus musculos tensarse, con una bestial y fría mirada endurecida dirigidas hacia mí, sus ojos brilantes, clavados como lanzas en mi canijo y tembloroso cuerpo.

— Por favor Alessia me gustaría que te largaras y nos dejaras solos—dijo con una voz helada, tán fría que mis dientes castañearon de miedo, viendo la linea de su mandíbula tensa y contraída y su ceño fruncido mirando a la rubia, la misma que me miró esperando mi respuesta.

Asentí sonriendo para darle confianza de que todo estaba bien, no quería que se preocupara.

— ¿Seguro?—susurró acercándose a mi odio. Asentí otra vez—. ¿Estas bien?, estas muy rojo y te arde la piel—dijo, tocándome la frente y el rostro preocupada.

Escuchamos un bufido, más bien un gruñido posesivo— .Oye Alessia ¿de verdad que no puedes reprimir el tocarlo tanto?—. Lo miré entre extrañado y enfadado, ¿pero de que iba este tio? Él nos estaba mirando, pero no había disculpa en su mirada.

Por la forma en la ignoró a la rubia, cuando esta lo miró con ira y desprecio,creo que ni él mismo, se había dado cuenta de la dimensión de sus palabras ,y de lo que daba a entender con ellas.

Él solo me miró a mi, con esa mirada sexual, que casi me sentí follado, me sentí completamente desnudo.

Mis piernas temblarón con la impresión de que ese hombre queria atacarme, pero no con sus manos, si no con su polla.

LOS QUIEBROS DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora