CAPITULO 2 " La novia"

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Las luces del antro parpadeaban dejando haces de arcoíris en los cuerpos casi semidesnudos y sudorosos de los que allí estábamos

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Las luces del antro parpadeaban dejando haces de arcoíris en los cuerpos casi semidesnudos y sudorosos de los que allí estábamos. Con los ojos cerrados me dejé, llevar por la música en un intento de tranquilizar mi alocado corazón y mi incipiente erección adolescente, ya que no podía evitar, mirar al dios griego, romano o deidad mística de los cojones, que tenía frente a mí.

Los jeans rotos por las rodillas, que le quedaban demasiado estrechos bajo mi punto de vista, sus piernas musculadas y fibrosas hasta el infarto, la camisa negra pegada a su torso, asquerosamente detallado, con los tres primeros botones abiertos, enseñando sus perfecto y definido cuello y parte del trabajado pecho, para acabar por  por una cintura estrecha, que parecia esculpida por ángeles del infierno, teniéndome loco y medio babeando. 

Era moreno de cabello negro como el hollín, ensortijado, largo hasta los hombros, ojos verdes enmarcados por unas pestañas largas y espesas, ¿puede un macho varón tener las pestañas tan largas?, me pregunto; y todo esto seguido por una mandíbula definida y fuerte ¡mierda hasta hoyuelos le salían cuando sonreía!, acabando por unos labios perfilados y jugosos bordeando unos dientes blancos y perfectos.

Más me vale seguir con los ojos cerrados, pensé, mientras seguía bailando en un intento de no abrirlos en al menos tres o cuatro días.

Más me vale seguir con los ojos cerrados, pensé, mientras seguía bailando en un intento de no abrirlos en al menos tres o cuatro días

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Abrí los ojos cuando sentí como Derek me sacudía por los hombros.

  —¿Quieres algo de beber?— dijo, y sin esperar mi respuesta prosiguió —.  Voy a pedir a la barra, no te muevas de aquí—. Pasó su mano por mi cabello de forma juguetona, atrayéndome hacia él en un perfecto paso de baile. Vaya, ¡hasta bailar lo hacía bien!

 En él todo era perfecto. Uno de los mejores estudiantes con calificaciones inmejorables, atractivo hasta dar asco, guapo como un demonio, atento, cariñoso, un amigo perfecto. Aunque también, como una vez comprobé, posesivo y controlador. Cuando se enfadaba era de temer, se le oscurecían los ojos color verde gato, hasta cuatro tonos, cuadrando la mandíbula en un gesto demoníaco, mortífero y demoledor.

Me dio miedo verlo así, aquella vez en la cual paseando por los amplios pasillos de la universidad, Robert, mi simpático y atractivo compañero de habitación, se le ocurrió la gran idea de besarme en toda la boca. Sí, me besó delante de todos los estudiantes y lo peor de todo, delante de Derek.

Fue caótico Derek no lo mató de puro milagro, no se lo pensó, solo se acerco a Robert y sin más le partió la boca en un tremendo puñetazo sin inmutarse, seguido de una ráfaga de patadas en el pecho, hasta dejar al pobre Robert inconsciente en el suelo. Entre varios chicos y yo lo separamos del cuerpo inerte de mi compañero de habitación.

 Recuerdo que  lo miré incredulo, jadeando y asustado porque lo que vi en sus ojos inyectados de sangre, me dejo impactado. Estaba completamente ido, la cara desfigurada en un rictus desencajado, el cuerpo completamente rígido. Cuando le pregunté porque había hecho algo así solo me respondió: 

—Nadie te toca así Dylan y menos ese homosexual de mierda— dijo con los dientes apretados— .  ¿O es que acaso te gustó?, porque yo sentí repugnancia sólo de ver cómo te tocaba— .  Y sin mas, se marchó, dejandome completamente abrumado, apretando los puños pasillo adelante sin esperar si quiera una respuesta por mi parte.


Salí de mi ensoñación cuando sentí unas uñas largas y afiladas que se clavaban en mi hombro, ¡joder eso me dejaría señales en mi blanca y mortecina piel!

 Abrí los ojos. Ante mí estaba Lucia, la asquerosa mujer "arpía", dueña del corazón de mi mejor amigo.

 Ella me miraba con desprecio y rabia contenida.

— ¡ Donde carajo está Derek!— gritó mirándome furiosa, completamente alterada y amenazante, frunciendo los ojos desde su altura de 1'80 hasta la mía de 1'70.

Si, lo sé, soy un retaco.

Si, lo sé, soy un retaco

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