CAPÍTULO 35 "La dignidad cuesta cuando se ama"

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<<Me arrastré hasta quedar delante del hueco de la puerta y miré por la rendija

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<<Me arrastré hasta quedar delante del hueco de la puerta y miré por la rendija. Lo que vi me dejo sin habla. Una mujer se encontraba abierta de piernas sobre una mesa, mientras un hombre de espaldas a mi, pasaba su boca o su lengua, vete tu a saber, con avidez por la entrepierna de ella. Cerré los ojos quedándome sin respiración. No quise ver aquello y con mucho cuidado di un paso atrás rezando porque no se dieran cuenta de mi presencia

-Daría todo lo que tengo porque fueras tú quien está sobre la mesa... - ¡Dios, pillado "in fraganti!" me lamenté -... Pasearía mi boca por tus muslos, para después meter mi lengua en tu entrada y hacerte mío.>>

Espera, espera, rebobina Dylan, párate, respira y piensa, pero no con la de abajo sino con la de arriba. ¿Acabo de ver lo que acabo de ver? ¿He visto como un hombre tenía su cara entre medio de las piernas de una mujer, haciendo dios sabe que encima de una mesa, en una de las habitaciones de la increíble suite de mi ex amigo Derek? Eso fue lo que pensé mientras el boxeador me tenía medio extasiado, idiotizado y atontado por la caliente frase de hacerme suyo.

Los jadeos orgásmicos de éxtasis de la mujer me confirmaron que si, y el gruñido gutural de satisfacción del hombre por la culminación de ella, me reafirmaron sin ninguna duda que lo que estaba viendo y oyendo no era una suculenta película porno heterosexual.

¿Pero que clase de depravado sexual era Derek? ¿Donde me había metido, en la suite de un hotel familiar o en una escena perversa de Sodoma y Gomorra?.

Derek realmente estaba enfermo mentalmente de alguna manera, porque ¿que clase de persona tenía en uno de sus dormitorios a una pareja follando, mientras nosotros mirábamos por la rendija de la puerta escuchando sus sonidos de gusto, entretanto él, detrás de mi, seguía con su dedo índice metido en mi boca, fóllandola y esculpiendo mi lengua con movimientos rotatorios, a la vez que con la otra manos me alzaba el mentón hacía arriba de una forma posesiva, incitándome a que siguiera mirando extasiado toda lo escena tórrida propia de las mas lujuriosa fantasías de cualquier hombre hetero?

¿De verdad se había puesto caliente pensando que yo era un sádico Voyeur...?

-Suéltame joder, no soy ningún mirón-dije irritado después de coger su dedo y sacarlo de mi boca. El rió suavemente dejándose hacer. Se acercó a mi oído todavía acunando mi barbilla, pegando su pecho todavía más a mi espalda, notando en ese acto, su potente dureza clavándose como un puñal de carne y venas, en el principio de mi espalda.

- ¿De verdad? ¿estás seguro de eso? Porque eras tú el que estaba agazapado detrás de la puerta viendo a esos dos mientras jadeabas.... eso sí, sutilmente, pero jadeando pequeño Tapón- susurró ironicaménte llenándome de su caliente y mentolado aliento.

Temblé de exítacion y vergüenza y no supe que contestar. Alessia si sabría que decir en una situación así.

Noté como Derek se movió un poco detrás de mí riéndose burlón ante mi silencio bochornoso pero sin dejar de apretar mi mentón. Con su mano libre tocó el pomo de la puerta y con mucho cuidado la cerró.

LOS QUIEBROS DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora