1969
Oí pasos y cerré rápidamente el libro que estaba leyendo. Seguro que era mi padre el que venía, y a él no le gustaba que leyese los libros sobre magia que me dejaba mamá. Traté de esconder el libro, pero ya era demasiado tarde; mi padre acababa de entrar en la habitación. Me miraba desde el marco de la puerta, con una expresión de furia.
-¡¡Severus!! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que esos libros están prohibidos en esta casa?! -gritó él.
Yo dejé el libro sobre la mesa y no contesté. Ya había oído esa frase en infinidad de ocasiones y no quería entrar en su juego. No entendía el comportamiento de mi padre; yo no estaba haciendo nada malo, sólo estaba leyendo. ¿Por qué a él le molestaba tanto que lo hiciese? Y cuando no se enfadaba por eso, era por otra cosa. También se enfadaba muchas veces con mamá; discutían casi siempre.
Yo ya estaba acostumbrado a que me castigase, así que traté de escapar de la habitación, pero él me agarró con fuerza de la camisa.
-Tú no vas a ninguna parte -me dijo.
Con una mano me seguía agarrando, mientras que con la otra, se desabrochaba el cinturón. Yo sabía de sobra lo que estaba por venir; las cicatrices de mi espalda daban fe de ello. Sin embargo, esta vez fue diferente. Yo tenía los ojos cerrados, pero los abrí al notar que mi padre me soltaba. Había dejado caer el cinturón, que estaba en el suelo. Se inclinó para recogerlo, no obstante, yo vi claramente cómo lo volvía a soltar para dejarlo caer de nuevo en el piso. Daba la sensación de que el cinturón le quemaba la piel. Y seguramente fuera así.
Mamá decía que cuando estábamos muy enfadados o asustados, es decir, cuando experimentábamos fuertes emociones, los pequeños magos y brujas hacíamos que sucediesen cosas extrañas a nuestro alrededor. Así pues, en esa ocasión, yo había provocado que el cinturón le ardiese en las manos a mi padre para que no pudiese pegarme con él.
Aprovechando su confusión, eché a correr y salí de casa. Corrí hasta perder de vista el barrio obrero en el que vivíamos y me dirigí a un parque infantil. Ya había estado allí en más ocasiones. Tal vez...
Sí. Sonreí al ver que se encontraban allí aquellas niñas. La mayor de las dos no parecía muy agradable. Pero daba igual; yo solamente me fijaba en la pequeña. Ésta era pelirroja y de ojos verdes. Era la persona más dulce que yo había visto nunca. Sólo con mirarla, se me olvidaban todas las preocupaciones.
Yo llevaba algún tiempo queriendo ir a hablar con ella, pero no sabía qué decirle, y tenía miedo de que no quisiera ser mi amiga. Sin embargo, se me había ocurrido una idea. Esa niña, al igual que yo, tenía la capacidad de provocar sucesos extraños a su alrededor. Así que debía de ser una bruja, pero ella no lo sabía. Pues bien, yo se lo diría. Seguro que se alegraba mucho de descubrirlo.
1976
Soy un idiota. Yo estaba enamorado de ella, y aunque nunca me he atrevido a decírselo, al menos, antes tenía su amistad. Sin embargo, ahora, ya ni eso. Le he pedido perdón, pero no quiere escucharme. No sé cómo he podido emplear esas palabras para definir a alguien tan dulce y puro como ella. Fue la desesperación del momento, la rabia por verme humillado delante de tanta gente, y sobre todo, por verme humillado delante de ella. Si pudiera, volvería a la salida del examen de los TIMOS y rectificaría. Pero ya no hay vuelta atrás.
Me torturo día tras día pensando en eso.
1978
Han pasado ya dos años, pero no consigo quitarme de la cabeza ese gran error que cometí. Ella y yo terminaremos en Hogwarts este año, y luego sí que me será aun más difícil hablar con ella y que me escuche. Tengo que hacer algo. Si al menos me escuchara... Si ella me quisiera decir algo a mí, yo sí que la escucharía; pero claro, eso es porque estoy enamorado de ella. ¡Ah! Entonces, tal vez... sí, eso me da una idea. Tal vez haya una manera de que escuche lo que le quiero decir.
Esa poción tarda mucho en prepararse y ya no hay tiempo; y ni siquiera tengo todos los ingredientes necesarios. Pero no pasa nada, durante las vacaciones de Semana Santa iré a la botica Slug&Jigger y la compraré fabricada. Sí; eso haré.
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Una Evans en Slytherin
FanfictionSeverus quiere retomar su amistad con Lily. Así pues, emplea una poción con ella para hacer que quiera oír sus disculpas. Pero la poción está adulterada, Severus no lo sabe, y sucede algo inesperado... En esta historia, Lily no le hace ni caso a...