Junio de 1980
Severus seguía trabajando en la botica. Una tarde, Narcisa volvió a entrar allí, pero esta vez no iba sola. La acompañaban su marido Lucius y un bebé recién nacido.
-Severus -saludó Lucius, sonriendo, como si nunca hubieran estado enfadados.
El pocionista lo miró con cara de pocos amigos y preguntó:
-¿Vais a comprar algo?
Lucius no perdió la sonrisa.
-Venimos a algo mejor -aseguró.
-Para mí no creo -supuso Severus.
Lucius simuló no haberlo oído. Se acercó al mostrador, y también Narcisa, con el niño en brazos.
-Quiero que seas el padrino de nuestro hijo Draco -declaró Lucius. Tomó al niño en brazos y se lo acercó a Severus, como invitándolo a que lo sostuviese él. Pero sin embargo, Severus se limitó a dirigirle una rapidísima mirada al niño y a contestar:
-Yo no puedo ser padrino de un niño.
-¿Por qué no? -preguntó Narcisa.
-Eso, Severus, ¿por qué no? -inquirió también Lucius.
Severus no contestó al momento. Se dedicó a ordenar unas pociones en las estanterías, y finalmente respondió:
-Porque estoy roto por dentro, si tanto os interesa saberlo. No estoy en condiciones de cuidar de nadie.
Lucius y Narcisa se miraron.
-Severus -dijo el rubio-. Es algo simbólico. No tendrás que cuidarlo. Simplemente, me gustaría que fueras el padrino de Draco para retomar nuestra amistad.
A Severus no le parecía justo encontrarse tan solo mientras veía a Lucius felizmente casado y con un hijo.
-Si os pasa algo, sí que tendré que cuidarlo -observó.
-No nos pasará nada -respondió Lucius.
Severus iba a hacer una objeción, pero Narcisa añadió:
-Si te tranquiliza saberlo, si lo prefieres, en ese caso lo cuidaría Bella.
-¿Desde Azkaban? -se sorprendió Severus.
-Bueno, confiamos en que algún día salga -dijo Lucius-. Y si no... hay más gente.
Oír aquello, a Severus le hizo cambiar de opinión. Si Bella salía de Azkaban, sería por el regreso de Voldemort. Y él sabía que era capaz de cuidar mejor a un niño que una familia de mortífagos.
-Vale, está bien -aceptó-. Seré el padrino del niño.
Aproximadamente medio año más tarde
Era hora de cerrar cuando alguien encapuchado entró en la botica Slug&Jigger. La persona se descubrió la cabeza y Severus vio que se trataba de Narcisa Malfoy. Al mirarla con más detenimiento, se dio cuenta de que llevaba un bebé en brazos.
-Ayúdame, Severus -dijo Narcisa-. No quiero saber nada más de Lucius.
-Ah. ¿Y a qué vienes? -preguntó el joven-. Sé que te recomendé huir de él antes de vuestra boda, pero no hacía falta que vinieras ahora a darme la razón.
Narcisa lo miró, desesperada. No estaba de humor para aguantar su sarcasmo. Iba a contestar algo, pero en ese instante, su bebé rompió a llorar. Los labios de Severus se torcieron en una mueca de desagrado: no estaba acostumbrado a tratar con niños tan pequeños, y lo único que deseaba era irse a su casa a descansar, no quedarse allí soportando a un bebé llorón.
ESTÁS LEYENDO
Una Evans en Slytherin
FanfictionSeverus quiere retomar su amistad con Lily. Así pues, emplea una poción con ella para hacer que quiera oír sus disculpas. Pero la poción está adulterada, Severus no lo sabe, y sucede algo inesperado... En esta historia, Lily no le hace ni caso a...