Duelo en la Hilandera

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Terminado el primero de los asuntos pendientes, a Severus le quedaba por arreglar el segundo. Éste era sencillo. Simplemente, quería ir a su casa de la Hilandera para coger de allí algunas de sus pertenencias y llevarlas al lugar que Dumbledore le ofrecía.

Cuando hubo terminado, ya era de noche. Mejor; así los vecinos no le verían marcharse. El joven sacó las llaves del bolsillo y cerró la puerta. Ahora esa casa quedaría vacía, dado que últimamente, él vivía allí solo (cuando no estaba en Hogwarts). Su madre, que había sufrido depresión y que llevaba tiempo débil y enferma por culpa de las palizas de su marido, había muerto no hacía mucho. Y su padre también, de coma etílico una noche en un bar.

Severus guardó las llaves en el bolsillo, y justo en ese momento, una figura surgió de la nada

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Severus guardó las llaves en el bolsillo, y justo en ese momento, una figura surgió de la nada. Era alguien encapuchado, vestido de negro. El joven miró a ambos lados: no había nadie más en aquella calle.

-Severus...-llamó una voz sibilante.

Y el chico se dio cuenta de que tenía frente a él a lord Voldemort. Instintivamente, se llevó la mano al bolsillo, buscando el contacto de su varita.

-Buenas noches, Severus, ¿cómo estás? -dijo con falsa amabilidad-. Te preguntarás qué hago aquí. Tu amigo Lucius me ha dado tu dirección. Se mostraba reacio, pero yo puedo llegar a ser muy persuasivo, ¿sabes?

Como el joven no respondía, Voldemort siguió hablando:

-Hay algo que quiero comentarte. Hoy, durante todo el día, has viajado en el mismo tren que Evans. Y me figuro que has abandonado la estación de King's Kross a la misma hora que ella. Así que... dime, ¿la has matado ya?

-No-respondió Severus.

Voldemort se acercó más a él.

-Una cosa, muchacho -dijo el mago oscuro-. Quiero que me llames "mi señor".

Severus no dijo nada al respecto. Ya no quería ser su siervo, así que no le llamaría de ese modo.

-Podías haberla seguido al salir de la estación -siguió hablando Voldemort- Si no querías matarla en un lugar tan concurrido.

El joven siguió sin hablar. Dentro del bolsillo, agarraba con fuerza su varita.

-Has desaprovechado oportunidades para matarla -observó el Señor Tenebroso-. Por lo que me comentaba Lucius, creía que harías mejor las cosas.

Severus continuó en silencio.

-Aún faltan unas horas para que termine el plazo que te he dado -recordó Voldemort-. Así que podemos ir juntos al encuentro de la chica. Y comprobaré cómo lo haces en tu misión de iniciación. Estás muy callado, ¿eh? Dime, ¿qué te parece?

Severus estaba usando la oclumancia, consciente de que cuando el Señor Oscuro descubriese sus verdaderas intenciones, lo mataría. No quería ir junto a él al encuentro de Lily, y si se lo decía, Voldemort acabaría con él allí mismo, sin más esperas. ¿Y luego, qué? Le encargaría a otro la tarea de matarla a ella. Por eso Severus, sin nada que perder, sin ni siquiera pensárselo, apuntó al Señor Tenebroso con la varita y pronunció:

-Avada Kedavra.

Pero Voldemort logró repeler la maldición a tiempo. Ésta se desvió hacia el edificio de la izquierda, provocando un gran estruendo y derruyendo parte del inmueble (no era el edificio de Severus el que había sufrido el daño, sino el de enfrente).

Los dos magos se batieron en un duelo. Unas luces, procedentes de sus varitas, se entrechocaron. Algunos vecinos de Severus, muggles, se habían asomado a las ventanas, sin dar crédito a lo que veían; pero pronto se metieron para dentro, asustados.

Severus luchaba sin miedo, sin nada que perder. Si Voldemort lo mataba, tal vez Lily dedujese que se había enfrentado a él. Y tal vez de esa manera, algún día dejase de odiar su memoria. El joven era ágil y repelía todas las maldiciones de Voldemort, una tras otra.

-¡¿Crees que puedes conmigo?! -exclamó el mago oscuro-. ¡Qué necio eres! Vas a morir por idiota.

Severus no contestó; no caería en su trampa, lo único que pretendía Voldemort era desconcentrarlo. El joven continuaba repeliendo las maldiciones del Señor Tenebroso.

-¡Eh, eh,eh, eh! -gritó un muggle, que acababa de asomarse a la ventana-.¿Qué es esto, Snape? ¿Qué ruido es éste? ¿Estáis lanzando fuegos artificiales en la calle? ¡Es peligroso, y además, mañana tengo que levantarme a las...!

Sin embargo,el hombre se interrumpió al ver a Voldemort apuntándolo con la varita. El muggle creía que sería un aparato del cual salían los fuegos artificiales, y temiendo que se los lanzase directamente a él, cerró la ventana de golpe y se alejó de allí. Voldemort, furioso, y deseando mostrarle su poder, lanzó hacia el muggle la maldición asesina; sin embargo, éste ya se había escapado adentrándose en la casa, lejos de la ventana. La maldición golpeó el edificio, dañándolo aun más, pero no hirió a ninguna persona.

Al Señor Tenebroso le parecía que Severus no era más que un crío, y que por lo tanto, lo vencería fácilmente aunque le prestase poca atención al duelo. Pero se equivocaba, ya que por su parte, Severus aprovechó ese momento de distracción de Voldemort para atacarlo.

-¡¡¡Avada Kedavra!!! -gritó.


Y cuando la maldición impactó contra el Señor Oscuro, éste se convirtió en una especie de polvo negro, que pronto se llevó el viento. Sin embargo, sus zapatos, su túnica y su varita se habían quedado allí. Y Severus permaneció de pie, inmóvil. Había acabado con el Señor Tenebroso.


[Nota: en el siguiente capítulo sabremos qué ha pasado entre Severus y Lily en Hogsmeade]

Una Evans en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora