Severus quiere retomar su amistad con Lily. Así pues, emplea una poción con ella para hacer que quiera oír sus disculpas. Pero la poción está adulterada, Severus no lo sabe, y sucede algo inesperado...
En esta historia, Lily no le hace ni caso a...
Severus acababa de entrar en la capilla de Spinner's End del brazo de la madrina de boda: Amanda Gallagher, una compañera de trabajo de Lily. Él llevaba puesto un traje negro, una camisa blanca y una corbata verde. La pareja se casaba en ese lugar porque era donde habían contraído matrimonio los padres de Lily y a ella le gustaba que fuese allí. Era un sitio muggle, y por lo tanto, la boda también debía serlo, pero a los invitados no les importaba demasiado, a excepción de Draco Malfoy.
Dentro de la capilla, sentados en los bancos, ya se encontraban dichos invitados: Sophia (obviamente), los profesores de Hogwarts, algunos compañeros de trabajo de Lily (incluido su jefe, Barty Crouch, con un lujoso traje muggle, adquirido en unos caros almacenes de Londres), Draco y Narcisa Malfoy, Neville y su abuela, y Petunia Dursley.
Mientras esperaba a que llegase Lily, Severus recordó lo que había vivido con ella hasta llegar hasta allí: la primera vez que la había visto, siendo niños; su amistad; y algo más reciente: ese beso bajo el muérdago en el Callejón Diagon, al lado de la tienda de artículos de quidditch. Aquél había sido el primer beso que Lily le había dado voluntariamente, puesto que los anteriores habían sido bajo la mezcla de filtros en su última visita como alumnos a Hogsmeade.
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Al tiempo que Severus recordaba todo esto, sentía un nerviosismo únicamente comparable al que había experimentado durante su duelo contra lord Voldemort. Lily lo había apartado de su vida durante un número considerable de años, ¿y si a última hora decidía no acudir?
Pero esos miedos pronto se disiparon, ya que unos minutos después, en la capilla entraron Lily y Albus, los dos vestidos de blanco (sí, Dumbledore llevaba un traje blanco que parecía propio de un heladero).
Severus sonrió. Lily estaba preciosa, eso era lo importante. Era mejor pasar por alto el poco acierto que había tenido el director para elegir la vestimenta.
El cura (un hombre calvo de mediana edad) inició la ceremonia, que fue avanzando hasta llegar el momento de los votos matrimoniales. A Severus esa parte le daba vergüenza porque debía expresar un sentimiento delante de un grupo de personas, pero Lily había insistido tanto en que los redactasen ellos mismos y los leyesen que él había aceptado.
Severus se aclaró la garganta y dijo:
-Lily, desde el momento en el que te conocí, has sido una luz en las tinieblas que reinaban en mi vida. Me has alejado de la oscuridad y haces de mí un hombre mejor. Quiero que me sigas guiando durante todos los días de mi vida.
Dumbledore aplaudió y McGonagall se secó disimuladamente una lágrima. Ella nunca habría creído que iba a oír a Severus decir algo tan personal y que le saliese del corazón.
