Severus quiere retomar su amistad con Lily. Así pues, emplea una poción con ella para hacer que quiera oír sus disculpas. Pero la poción está adulterada, Severus no lo sabe, y sucede algo inesperado...
En esta historia, Lily no le hace ni caso a...
Severus llegó al Caldero Chorreante sobre las seis de la tarde. Buscó a Lily con la mirada y se sintió decepcionado al verla en una mesa junto a Frank Longbottom y la novia de éste, Alice. De ese modo, dudaba poder hablar en privado con ella. Sin embargo, cuando lo vio acercarse, Lily se levantó. Ella y Severus se besaron en la mejilla. Entonces, de repente, él realizó una rápida floritura con la varita e hizo surgir una rosa que aterrizó en la mano izquierda de Lily.
-Ah... bueno, gracias -dijo la chica, con poca ilusión. Daba la impresión de que estaba triste por algo.
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A Severus le preocupó la apatía de Lily, pero no dijo nada al respecto. La muchacha, que llevaba consigo el zumo de calabaza que estaba tomando, se sentó en una mesa cercana a la de Frank y Alice. Y Severus se sentó con ella, enfrente, observando que Lily tapaba el vaso de zumo con la mano.
-No voy a echar nada en tu bebida -aseguró él-. Y tampoco voy a forzarte a nada; no hacía falta que vinieras acompañada de dos aurores.
A Severus le dolió que no confiase en él.
-De eso quería hablarte -respondió ella-. Es que...
Pero se interrumpió al ver acercarse al camarero.
-¿Qué desea, señor? -le preguntó éste a Severus.
-Un whisky de fuego, por favor -pidió el joven.
No tomaba esa bebida con asiduidad. Sin embargo, algo le decía que la conversación que tendría con Lily requeriría coraje. Y el whisky de fuego siempre proporcionaba una fuerza interior tomándolo con moderación.
Por su parte, Lily siguió tomando el zumo y tapando el vaso con la mano mientras no bebía. Se quedaron en silencio hasta que el camarero volvió con el whisky. La chica miraba nerviosamente a Severus; a ella algo le pasaba.
-¿Te encuentras bien? -inquirió él, al notarlo.
-Sí... Pero escúchame: sé que no pretendías darme filtro del deseo, pero aun así, aquella tarde me echaste algo en la bebida a traición, y cuando te convenga, seguramente vuelvas a hacerlo si es que seguimos viéndonos, así que no me fío de ti.
"Si es que seguimos viéndonos". Eso le dolió a Severus, pues ella estaba abriendo la posibilidad de que no fuera así. Y ya sabía que no se fiaba de él.
-Lily... eso no volverá a pasar -aseguró el joven-. Y yo no quería hacerte daño... La amortentia es inocua.
-¡Pero no se manipula así a las personas! Pretendías alterar mi voluntad para que estuviese más dispuesta a escucharte. Y así no se hacen las cosas.
Severus bebió y sintió que el whisky lo reconfortaba, lo cual era necesario, porque las palabras de la chica no le estaban gustando. El joven puso su mano sobre la de Lily y declaró:
-No volveré a hacerlo. Te quiero.
Dijo eso último mirándola a los ojos, y ella aguantó la mirada.