Amores extraños

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Sophia Evans acudió a la reunión de los autoproclamados Herederos de Slytherin. Sus ojos estaban hinchados y llorosos; esa misma tarde se había enterado de que su amado profesor Snape era el novio de su madre.

-¿Evans, qué te pasa? -le preguntó Laura Mulciber, con voz muy dulce.

-Nada -contestó automáticamente la niña.

Era muy introvertida y no quería hablar de cómo se sentía.

-¿Cómo que nada? -insistió la otra-. Soy tu amiga. Todos aquí somos tus amigos. Puedes contarnos lo que quieras y haremos todo lo que podamos para ayudarte.

Y Sophia se dio cuenta de que tal vez le dieran algún consejo útil. Pero no diría el nombre de Snape ni mencionaría a su madre, eso nunca. Contaría la historia sin nombrarlos.

-El chico que me gusta tiene novia -dijo.

Era consciente de que todos los miembros del grupo la escuchaban y se puso colorada. Habría preferido hablar a solas con Laura.

Sophia levantó la mirada y vio la cara de extrañeza de su amiga. "Se va a reír de mí", pensó. "No sé para qué le habré contado nada".

-¿Quién es ese chico? -inquirió Laura, con interés.

-Eso es secreto -contestó Sophia.

Laura sonrió, y en esa sonrisa, Sophia vio una ligera marca de burla. Ya estaba, nadie la entendía, eso era lo que pasaba siempre.

-¿Qué pasa? -dijo la hija de Lily, en tono desafiante.

-No pasa nada -contestó la otra, dulcemente-. ¿Te gusta mucho ese chico, entonces?

-Sí. Yo lo quiero.

-¿Y él lo sabe?

-No -explicó Sophia-. Nunca se lo he dicho porque... me da vergüenza. Pero... sigo queriendo decírselo, para que elija entre mi m... para que elija entre la otra chica y yo. Pero no me atrevo. Me gustaría... que existiese algo que quitase la vergüenza. Para poder hablar con él sinceramente.

Laura y Edward se miraron.

-Sí que lo hay -afirmó Edward Avery-. ¿No has oído hablar del filtro desinhibidor?

-Sí, algo me suena -recordó Sophia.

-Pues con ese filtro, se desactivan las zonas del cerebro encargadas de la inhibición -explicó Edward-. Es decir: en la práctica, cuando estás bajo sus efectos, no tienes vergüenza, actúas de la forma en la que lo harías si no existiese la sensación de vergüenza dentro de ti.

-¿Y cómo se elabora? -se interesó Sophia.

Laura y Edward volvieron a mirarse.

-Yo lo tengo ya preparado -dijo el chico-. Te lo puedo vender por cinco galeones. ¿Te interesa?

-Sí, claro -contestó Sophia-. Guardo el dinero en mi dormitorio. Después...

-Sí, cuando acabe la reunión, hacemos negocios -contestó Edward, guiñándole un ojo.

Y así fue. Cuando el encuentro hubo terminado, Sophia se dirigió a su dormitorio, sacó el dinero, y volvió a la sala común para pagarle la poción a Avery.

-Muy bien -dijo él-. Una cosa: tómatela justo antes de hablar con ese chico, ¿de acuerdo? Si no... podrías ir por ahí haciendo locuras. Buena suerte.

-Gracias, Avery -contestó dulcemente Sophia.

-Es un placer hacer negocios contigo, Evans.

Por su parte, Severus Snape llegó a Hogwarts tras haberle ayudado a Dumbledore a destruir el anillo de los Gaunt. El profesor de Pociones escribió una breve nota para Narcisa Malfoy en la que decía:

Una Evans en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora