El lado secreto de Severus Snape

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Severus se dirigió al despacho de Dumbledore, pues había unos asuntos de los que quería hablar con él.

-Hola, Severus. Siento el incidente ocurrido con tu pequeña -dijo el director.

El profesor de Pociones asintió con la cabeza, seriamente. No le había gustado nada que Dumbledore hubiese besado en la boca a su hija, pero era consciente de que había sido sin querer, por culpa de un filtro de amor.

-¿Se sabe algo más de los horrocruxes? -preguntó Severus, sin más rodeos.

-No. Me temo que no.

Severus le dirigió una profunda mirada.

-¿Cree que está...? -inquirió.

-¿Muerto? No. No lo creo. Supongo que ya habrás oído los rumores que lo sitúan en Albania, bajo una forma infrahumana.

-Exactamente.

-Mi teoría -explicó el director -es que si tiene fuerza suficiente, o si cuenta con la ayuda de alguien, puede haber creado algún horrocrux más.

-¿Y qué piensa hacer? -preguntó Severus-. ¿Esperar? ¿No deberíamos ir allí a buscarlos y a destruirlos, y a terminar con el propio... Señor Tenebroso?

-Sí, muy buena idea -concedió Dumbledore-. Pero no nosotros. Conozco a un joven que está por la zona estudiando los vampiros y... no le he hablado directamente de los horrocruxes, pero le he pedido que si encuentra algún objeto relacionado con Hogwarts, me lo traiga. Ya sabes... el guardapelo de Slytherin, la copa de Hufflepuff... lo próximo podría ser... la diadema de Ravenclaw, puesto que la espada de Gryffindor la guardo a buen recaudo. Y cuando terminemos con los horrocruxes, entonces sí que deberíamos enfrentarnos a Voldemort directamente.

-Ajá. Y por lo de pronto, ese joven del que me habla... ¿es de fiar? -dudó Severus.

Dumbledore lo escrutó con sus azules ojos y contestó:

-Yo confío en él. Pero de todas formas, solamente le he pedido que me trajese un objeto. No le he contado nada más.

Severus se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras del director, Y a continuación, abordó otro de los temas que quería tratar con él:

-Lily me dijo algo que quisiera comentar con usted.

-¡Ah, te escucho! Aunque yo no sé mucho de mujeres.

-No es de mujeres. Es que... mi hija fue concebida bajo una mezcla de filtro de amor y filtro del deseo. Y quisiera saber... si eso le pudo haber causado algún desorden afectivo.

Para sorpresa de Severus, Dumbledore sonrió, pensativo.

-El amor -contestó- es uno de los mayores misterios de la vida. En él radica la magia más poderosa, sin duda. Nunca debemos infravalorarlo.

Dumbledore se quedó sonriendo con ensimismamiento.

-Si no contesta a mi pregunta con más concreción -dijo Severus-, acabaré pensando que me está tirando los tejos. Y no quiero que se haga ilusiones.

-Qué pena. Ya me las había hecho -bromeó Dumbledore para picarlo, y al profesor de Pociones no le gustó nada.

Pero entonces, el director se puso serio y contestó a la pregunta inicial del otro:

-Supongo que piensas que Voldemort es incapaz de amar porque fue concebido bajo un filtro de amor. Pero no es exactamente así, Severus. El pequeño Tom fue criado en un orfanato. Sin madre ni padre. Si su madre hubiera sobrevivido, el efecto de la poción se habría anulado. Lo que te decía: en el amor radica la magia más poderosa, capaz de anular los efectos de otras magias. Tu hija recibió el amor de Lily. Estoy seguro de que la crió con cariño. ¿Responde eso a tu pregunta?

Una Evans en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora