Sophia Evans por fin se sentía realmente integrada en Hogwarts. A Cormac McLaggen lo habían asustado las palabras de Severus y había dejado de molestar a la muchacha. Y asimismo, antes de irse a dormir, un día a la semana, Sophia acudía a una reunión secreta a la cual Laura Mulciber y Edward Avery la habían invitado. Los que allí acudían se hacían llamar los Herederos de Slytherin. En ese encuentro, un grupo de jóvenes de Slytherin practicaba maldiciones y hablaba sobre Artes Oscuras. Laura y Edward siempre trataban a Sophia con amabilidad y hacían halagos sobre lo bien que le salían las maldiciones, por eso ella se sentía muy a gusto en ese grupo. En esas reuniones, los jóvenes resaltaban el valor de la limpieza de sangre, cosa que a Sophia no le interesaba demasiado. Ella, al principio, no le daba importancia a ese tema, pero como le interesaba aprender nuevas maldiciones y prácticas sobre Artes Oscuras, seguía acudiendo a las reuniones.
Llegó el 30 de enero, que era el día en el que Lily cumplía años. Severus deseaba verla por esa fecha, a pesar de que ella le había dicho que tenía mucho trabajo y que sería mejor celebrar el cumpleaños otro día. Pero Severus no podía esperar; tenía preparada una sorpresa muy especial para ella.
Noche del 30 de enero
Llovía a mares. Severus Snape estaba llegando a la casa de Lily, tras haberse aparecido en un callejón cercano. En la mano derecha sujetaba un paraguas negro; y en la izquierda, dos ramos de rosas rojas: quince en uno y dieciséis en otro. Así sumaban el número de treinta y uno, que era la edad que cumplía Lily. Sin embargo, Severus aun se guardaba algo más.
Por fin llegó a la puerta y llamó. Lily tardó en abrir, Severus ya creyó que no estaba en casa, pero finalmente sí que abrió. La cara de la joven era de sorpresa, no se esperaba que él fuese a visitarla esa noche.
-Severus... pasa -dijo ella.
Él entró en el vestíbulo. Había protegido las rosas contra su cuerpo y había conseguido que no se le mojasen. Se las ofreció a Lily y dijo:
-Felicidades.
La joven sonrió con dulzura.
-Gracias, Sev -contestó.
Se dieron un beso y Severus decidió que no prolongaría durante más tiempo lo que había planeado. Él era serio y frío y le daba mucha vergüenza lo que iba a hacer, sin embargo, creyó que a Lily le haría ilusión, y a él le gustaba hacer las cosas bien.
Se palpó el bolsillo interior de la túnica, y al encontrar lo que buscaba, se puso de rodillas. Sacó una cajita del bolsillo y la abrió: contenía un anillo plateado.
-Lily -dijo Severus-, ¿quieres casarte conmigo?
Ella lo miró con extrañeza. Y Severus se esperaba otra reacción. El mago continuó de rodillas, no pensaba levantarse hasta que ella le hubiera dado una respuesta, y eso ya era mucho, pues Lily era la única persona de la Tierra ante la cual él se habría arrodillado.
-¿Quieres casarte conmigo? -repitió Severus, ya que Lily se había quedado callada.
-Sev, levántate -contestó la joven.
Él vio en su mirada una mezcla de sorpresa y compasión, y no era eso lo que él quería. No se levantó, sino que dijo:
-Contéstame. Contesta a mi pregunta, por favor.
La reacción de Lily ya le hacía imaginarse la respuesta, pero ya que lo había intentado, iría hasta el final.
-Te quiero, Sev -contestó Lily, dulcemente-. ¿Pero no te parece demasiado pronto? Hace muy poco tiempo que estamos saliendo.
Severus no dijo nada. A él no le parecía demasiado pronto porque llevaba toda la vida enamorado de ella.
-Ven, levántate -añadió Lily.
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Una Evans en Slytherin
Fiksi PenggemarSeverus quiere retomar su amistad con Lily. Así pues, emplea una poción con ella para hacer que quiera oír sus disculpas. Pero la poción está adulterada, Severus no lo sabe, y sucede algo inesperado... En esta historia, Lily no le hace ni caso a...