Una única esperanza

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Severus se apareció en Hogsmeade. Acababa de abandonar los jardines la mansión de su amigo y se sentía mareado, como en una espantosa pesadilla. Si hacía un rato creía que su situación no podría ser peor, se equivocaba. Voldemort tenía a Lily Evans en su lista negra, y aunque él se negase a matarla, si el Señor Tenebroso así lo quería, le ordenaría a otro esa misión.

 Voldemort tenía a Lily Evans en su lista negra, y aunque él se negase a matarla, si el Señor Tenebroso así lo quería, le ordenaría a otro esa misión

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Severus se marchó camino de Hogwarts. Dumbledore era la única persona a la que Voldemort temía, así que tendría que contárselo todo a él.

El castillo de Hogwarts se encontraba cada vez más cerca, y el joven avanzaba hacia él a gran velocidad. Se había desatado una tormenta y llovía a mares; pero mayor era la tempestad que Severus albergaba dentro de sí.

El joven penetró en el castillo. Esperó escondido a que Filch se perdiera de vista, y luego comenzó a subir las escaleras. En el pasillo, a lo lejos, vislumbró a Peeves, así que utilizó un aula vacía para esconderse. A continuación, cuando éste se hubo alejado, el joven siguió andando hasta llegar al despacho del director: Albus Dumbledore. Él era su única esperanza.

Las escaleras que conducían a ese despacho estaban accesibles, así que no necesitó pronunciar ninguna contraseña. Las subió y vio que la puerta se encontraba entreabierta. Severus no entró por el momento, sino que llamó a la puerta y dijo:

-¡Señor director! ¡Necesito hablar con usted! ¡Es muy urgente! ¡Hay una vida en juego!

Dumbledore no tardó en abrir la puerta de par en par. Se quedó mirando a Severus muy seriamente.

-¡Ah, ahora apareces! -exclamó el director, con cierta brusquedad-. Tengo mucho interés en hablar contigo, ¿sabes? La señorita Evans ha venido a contarme...

-¡Señor, yo nunca...! -lo interrumpió Severus, desesperado-. ¡Ella estaba bajo los efectos de una poción, pero no era mi intención que pasara nada de eso! ¡Compré una poción equivocada! ¡Yo nunca le haría daño! ¡Traté de evitarlo, traté de sacarla de allí...!

-De acuerdo, está bien -concedió Dumbledore, y le dejó entrar a Severus en el despacho-. Hablaremos de eso después. Ahora dime, ¿quién está en peligro?

-Ella -respondió Severus, con voz triste y ronca-. Lily Evans.

Dumbledore observó a Severus con detenimiento. El chico estaba empapado. Así pues, el director lo apuntó con la varita, realizando un hechizo para secarle las prendas mojadas por la lluvia.

-Vamos, siéntate -dijo el director, señalando un sillón-, y hablemos.

Severus obedeció. Dumbledore se sentó en otro sillón, a su lado.

-¿Por qué está en peligro la señorita Evans? -le preguntó.

Severus bajó la mirada.

-El Señor Tenebroso quiere matarla -respondió.

Una Evans en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora