Parte 7

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~*~

Mientras intentaba sonreír a esos tipos que su jefa decía era demasiado importantes para su carrera, intentaba que ninguno se propasase y sutilmente huía de cada insinuación asquerosa disfrazada de bellas promesas de trabajo que salían de la boca de cada uno de esos tipos.

Por un momento se arrepiente de haber hecho todo lo que hizo hasta ese instante en el que recuerda la razón por la que estaba ahí, vestido con sus mejores galas, rodeado de lo mejor que podía ofrecer ese mundo. Y esa razón le miraba de vez en cuando con cara de satisfacción por lo que la noche pasada había ocurrido, con ganas de querer repetirlo un par de veces más.

Pero sólo eso, sólo sexo. Y estaba acostumbrado a que fuera así, a que siempre estuviera ausente esa promesa de amor.

De repente sus ojos buscan otro par de ojos que, al menos en esos días no había perdido eso mismo que vio desde el primer momento en que fue visto en esa fiesta, esos que tenían un tinte de tristeza que prefería evitar y ahora le miraban atentos.

Y como si tuviera la mejor vista del mundo, dotado sólo para poder observar esos labios, leerlos y entender lo que decían.

Taemin...

Una pequeña sonrisa aparece en sus labios cuando entiende que está siendo llamado por él, cuando entiende que está cediendo y prefirió retirar ese horrible muro que había puesto entre los dos, y lo mejor era que supo descifrar ese llamado silencioso, que debía acudir a él.

- Señores fue un gusto platicar con ustedes – intenta despedirse lo más rápido posible para ir a agradecerle a ese muchacho ojoso que parecía llamarlo a gritos.

- No olvides contactarnos – se despedían dos de esos tipos, uno dueño de un banco de inversiones, uno dueño de una línea de ropa famosa.

- Claro – pero no lo haría, menos personalmente, porque aunque su fama de 'trepadora' estaba de boca en boca, eso lo hacía con una sola razón, pero eso no tenía nada que ver con su carrera.

- Encanto – uno de ellos, el que primero se había acercado aun parecía tener esperanzas en que tuvieran algo – no nos veremos en mucho tiempo, por eso déjame darte la mejor noche de tu vida... - susurraba en sus oídos. Las mismas palabras vulgares que escuchaba cada día, todas vacías – te dejaré mi Ferrari como presente por tu excelente trabajo.

- Woow – se sorprende por semejante propuesta – gracias, pero no... - y cómo era bien conocido por ser inalcanzable, menos podía ser alcanzado por el dinero.

- No dejes ir semejante oportunidad, igual será sólo esta noche...

- Lo siento señor Park...

- Lo lamentaras.

Vio su semblante endurecer, pero sinceramente no le importaba tener demasiado dinero, tan sólo permanecer en ese trabajo hasta tener el dinero suficiente para montar su propio negocio y lo más importante tener a su lado al que tanto amaba, conseguirlo a como diera lugar. Y para esos dos objetivos, irse con un tipo multimillonario no era un medio necesario. Aunque ya había cometido ese error antes, creyendo que así Jinon reaccionaría, pero aprendió que no.

Sin más le dio la espalda y se fue.

Unos pasos más y se encuentra justo en frente de aquel que cuyo llamado pudo escuchar en medio de tanto ruido y bullicio.

- ¿Nos vamos?

Pregunta y siente cierto alivio al verlo esbozar una pequeña sonrisa, pero se siente extraño al ver esos ojos que parecían decir tantas cosas que en el pasado hubiera entendido a la perfección, sin embargo, metido en esos lugares donde perdía parte de su alma, se dio cuenta de que perdió la capacidad de leer en los ojos y entender ese lenguaje silencioso, ese que sin palabras decían tantas cosas que eran imposibles expresar, sentimientos que traspasaban los tiempos y absolutamente todo, sensaciones que apenas podía leer en ese extraño brillo de esos ojos. Ese par de ojos grandes que tenían cierto brillo que eran un par de estrellas brillantes en un lugar tan oscuro, donde los ojos habían perdido la capacidad de transmitir lo que el alma quería decir.

Renuncio a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora