Parte 10

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~*~

- ¿Así que soy tu novio? – preguntaba mientras continuaba sosteniéndole de la cintura, pero sin besarle, manteniéndose demasiado cerca, torturándole un poco más, sonriendo cuando lo veía acercarse con los ojos cerrándose lentamente, sintiendo su cálido aliento tan cerca, deseando tanto ser el maldito aire que tenía el privilegio de, hasta, inundar sus pulmones y ser tan necesario para que continúe vivo.

- Si... - y Taemin creía que al asentir podría ganarse un beso así, justo ese, con el que había sido callado y sometido. Quería un poco más de él. (Aunque no lo admitiría nunca en sus cabales)

- ¿Y por qué yo no lo sabía?

La respuesta que Taemin tenía era tan simple, que se reducía a un par de palabras, sin embargo, estaba todo ese embrollo mental que se hizo durante la semana, creyendo que podría pasar de su plan, de ese chico ojoso que parecía demasiado salvaje e indomable. Pero al verlo junto a Jessica y verla intentando besarle había sido el colmo de todo, claro sumado a que Jinon estaba riéndose en su cara mientras veía la escena.

Pero ese beso.

Ese beso estaba fuera de lo esperado, y simplemente se merecía un 'wooow' dicho desde el fondo de su ser y con todas sus fuerzas.

- Minho – dijo ronroneando - es lo que quiero de ti... - pronunció su respuesta con los ojos cerrados, esperando a su premio. Su beso.

Y esas seis palabras hicieron que Minho olvidara respirar, que sintiera sus piernas temblar, que su corazón latiera tan rápido, haciendo que el sonido de la alegría en su pecho fuera tal que estaba seguro el sonido de su tambor se escucharía a kilómetros de distancia de esa calle oscura y vacía.

Era la respuesta a lo que le preguntó en esa primera y desastrosa cita, después de la que tuvo que esperar tanto para verlo enloquecer y ahora lo veía rogando por sus besos.

Inevitablemente esa situación termina en un beso, uno lento y torturante, dulce y suave, un beso que tenía el poder de elevarle, de hacer que se sintiera como un quinceañero enamorado, mariposas en el estómago que volaban alocadamente haciéndole sentirse más idiota.

- ¿Nos vamos? – pregunta Taemin deseando algo más, completamente ido y sabía que no eran ese par de copas de whiskey que se había tomado antes de armar todo ese alboroto. No. Menos estaba drogado, pero así se sentía.

- Vamos.

Un suave beso más que le sabe a poco, que le sabe a estar metiéndose donde no debía, porque se suponía que esas sensaciones no debían estar ahí, pero ahí estaban, y quería pretender que no era así. Quería pretender que Minho era uno más en su larga lista de amantes de una sola noche.

Y como si estuviera volando se ve volviendo a casa en un taxi, todo el tiempo robándole besos, rogándole por unos cuantos más mientras llegaban y entraban a esa casa que los acogía con las luces apagadas, con el ambiente justo para lo que Taemin deseaba.

Sin embargo, cuando Minho siente las cosas saliéndose de control, cuando esos besos eran demasiado largos y deliciosos, cuando esas manos traviesas empezaban a deshacerse de los botones de su saco, en el instante en el que está por caer sentado sobre ese sillón es justo el momento en el que su conciencia y su razón toman el control de todo.

- Sabes lo que quiero de ti – le recuerda, sonando como un eco a lo que su consciencia repetía mientras retrocedía y casi era empujado a ese sillón.

Eso fue suficiente. Tanto como un balde de agua helada cayendo sobre la cabeza de Taemin, quitándole el calor del momento, recordándole que no estaba con Jinon. (Aunque deseaba en el fondo que fuera él).

Renuncio a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora