Renuncio a Ti

Parte 38

CAPITULO 38

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Era la primera vez que despertaba y Taemin no estaba ya en casa. Cierra los ojos y puede sentir su dulce aroma inundar sus pulmones, exhala y siente que la vida se le va en ese largo suspiro. De repente esa acción que se repetía cientos de veces en una hora; la respiración hace que piense nuevamente en que pronto Taemin se le escaparía, justo como el aire que acaba de exhalar.

Sería imposible retenerlo ¿cierto?

Algo en su interior le decía que los días junto al modelo se le terminaban, que ese tiempo era igual al que podría aguantar la respiración bajo el agua. Tan escaso y efímero como lo fue todo en esos días.

Se queda pensando en todo y en nada, con la mente en blanco y con esa sonrisa bailando en sus ojos, como si pudiera verlo aunque no estaba en ese instante.

Tan poco tiempo y sentía como siglos de estar sufriendo, de estar lamentándose por ser tan idiota y tan iluso como para continuar creyendo que había esperanzas de enamorar a alguien que estaba enamorado de alguien más. Pero no podía evitarlo, no podía evitar creer que algo más nacía en el interior de ese modelo, cada que estaban juntos y encerrados entre esas cuatro paredes que no dejaban que ojos ajenos los vieran.

¿En serio su actuación iba tan lejos?

¿Alguien en ese mundo podría entenderle?

Estaba seguro de que quizás un par de corazones en ese basto mundo, porque no creía que fueran muchos los que se dejaban llevar de esa forma con ese sentimiento.

Dios. El latir de su corazón pesaba como nunca antes, latidos tan vacíos y tan llenos de tantos sentimientos que le hacían sentir la vida de una forma que nunca creyó posible. Tan diferente a aquella vieja relación que tuvo con su ex prometida, porque en aquel entonces no dejaba de pensar, su cerebro funcionaba demasiado y su corazón apenas y hablaba con él por las noches. Tan diferente a su situación actual, en la que su cerebro se veía relegado, sin respuestas a sus problemas y tan seco como un desierto a la hora de hablarle de sentimientos, como si no estuviera programado entre sus tareas diarias. Habían días en los que deseaba que todo fuera como un simple problema de matemática, donde la lógica lo dominaba todo y el resultado siempre sería el mismo.

De ser así, ya lo habría dejado y estaría buscando a alguien más.

Pero no era así.

La lógica había perdido su sentido completo. Porque cuando analizaba a ese modelo, su comportamiento, dios, era como si todas aquellas ecuaciones y teorías probadas se vieran disminuidas a nada, como si cada sonrisa y cada palabra que saliera de esa boca fuera capaz de anular siglos y siglos de investigación y conocimiento.

Pero esos escasos siglos no le servían de nada, no cuando no podía hacer las cosas como debían ser. Sentía que nada podría ayudarle.

Pero había algo más allá, algo que sólo los corazones conocían, que le contaban que estaba buscando la respuesta a todo en los lugares equivocados, que jamás hallaría nada buscando ahí, que esas respuestas eran todavía más antiguas que el mismísimo universo.

Suspira al ver la hora y al darse cuenta de que todavía tenía cosas que hacer, mientras tanto podría continuar torturándose internamente mientras le sonreía al mundo entero.

Se dirige a la cocina, ve la pequeña mesa y sobre ella el desayuno preparado junto a una pequeña nota que decía:

>> espero que te guste, te gustará lo sé, porque cociné yo especialmente para mi pack extra grande. Te veo luego amorcito <<