Parte 9

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~*~

Un día más, y ya era fin de semana. Un día más y se quedaba esperando a que la música sonase y la pantalla de su celular se encienda mostrándole el nombre de Taemin.

Quería creer que no todo estaba perdido y que Taemin se disculparía por haberle aventado vino en la cara. (Aunque en lo más profundo sabía que no sucedería)

Dios, la larga espera le hacía sentires miserable.

Y aunque hubiera sido algo bruto, no se arrepentía de haberle dejado en claro lo que sentía, lo que en realidad buscaba con él, que eso que le había dicho la última noche que lo cuido en esa fiesta sólo habían sido sus verdaderos sentimientos y por todos los cielos, no quería ser confundido con alguien como el idiota ese que le había declarado la guerra.

El mismo tipo del que averiguaría su nombre (y aunque se sentía demasiado estúpido al pensar de esa forma), esperaba poder conseguir una Death Note para anotar su nombre y la forma en la que lo haría desaparecer lenta y dolorosamente de la faz de la tierra, porque no se merecía menos al haber abandonado a Taemin sin preocuparse siquiera por su seguridad.

Idiota.

Se dice a si mismo cuando de repente la música suena y cree que su sueño se hizo realidad, pero su felicidad efímera dura hasta que ve el nombre que de la agencia de seguridad donde trabajaba. Contesta la llamada y era la voz de la secretaria, la podía reconocer por su forma de hablar lujuriosa, era tan obvia.

Toma nota de la hora a la que debe presentarse en la agencia para recibir los datos de su trabajo esa noche.

Y no dice nada al escuchar ese 'hasta la tarde guapo' que la secretaría le dijo, prefiere ignorarla, que de problemas ya tenía uno demasiado grande. Aunque quizás debía empezar a hacerse a la idea de que no volvería a verlo.

Porque, por todos los cielos, que no le iría a rogar, que no iría hasta su casa a pedirle una oportunidad más, no lo haría ni aunque le dijeran que el mundo estaba a punto de terminarse.

No.

Tenía dignidad y no dejaría que nadie la pisotease a gusto.

El tiempo parecía demasiado largo, los segundos parecían horas mientras se quedaba mirando su celular, mientras esperaba su llamada. Esa que no parecía querer llegar, porque seguramente algo había ocurrido con las empresas telefónicas o eso quería creer, alargando más sus sufrimiento, muriendo con cada negativa que imaginaba recibiría si es que recibía su llamada. Al final lo negativo volvía rondar su mente inevitablemente. (La inseguridad empezaba a acomodarse tranquilamente)

Aunque no lo quería admitir, las ilusiones que se habían formado en su corazón no eran pocas, por eso sufría al imaginar que eso terminaría antes de siquiera poder empezar.

Respira profundo antes de salir de casa, quería borrar esa cara de tragedia antes de llegar al trabajo, quería aparentar que todo estaba bien aunque sentía un gran agujero en su pecho, justo donde se suponía estaba su corazón.

No es el fin del mundo.

Pensaba mientras caminaba hacía las oficinas donde trabajaba, intentando convencerse de que esa magia tan poderosa que sintió en ese modelo no había sido nada más que una equivocación, que no había sido nada más que una de sus más locas alucinaciones. Sólo eso.

Llega demasiado temprano para su gusto, pero no tenía más que esperar en ese lugar, donde la secretaria no dejaba de lanzarle miradas demasiado lujuriosas, lo que le hacía recordar al idiota de Sehun advirtiéndole sobre ella.

Renuncio a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora