Renuncio a Ti

Parte 19

~*~

Despierta gruñendo por la luz del sol que apuntaba directo a sus ojos. Sin abrir los ojos palpa y encuentra una sábana, estirándola hasta estar a salvo del sol.

De repente recuerda lo que hizo, algo, en realidad parecían los negativos de unas fotos. Busca su celular palpando cerca de su almohada y lo encuentra. Abre un ojo y ve las ultimas llamadas realizadas.

Mierda.

Y para ser sinceros no recordaba nada de lo que le había dicho en esa llamada que había durado como dos minutos. Y en ese horrible tiempo podía haberle dicho lo que fuera. ¡¿Y si le dijo que estaba enamorado igual que Jiwon a Sehun?!

Oh! Mierda ¡No volveré a tomar como un condenado!

Marca el número otra vez. Tenía que saber si le dijo alguna estupidez, tenía qué o sino moriría en sus alucinaciones.

- ¡Hola Min! – esa voz tan animada era una buena señal.

- Hola Taemin...

- ¡¿Eeeeehh?! ¿Otra vez Taemin? – era un reclamo y esa voz chillona le gustaba aunque su cabeza retumbaba y sentía que explotaría en cualquier momento – y yo que pensé que... - de repente se calla y Minho gruñe porque no quiere pensar en nada, pero su cerebro puesto en modo dramático estaba haciendo un excelente trabajo

- ¿Mmm? ¿De qué hablas? – pregunta desganado, sintiendo que moriría si Taemin le dice que dijo alguna estupidez.

- Nada, olvídalo – oh! Eso era aún peor.

- ¿Qué debería olvidar Taemin? Dime que no te dije algo estúpido ayer... - ruega gruñendo por esas punzadas en su cabeza. Nota mental: no tomar tequila jamás.

- No – siente algo de alivio pero esa risita le delata, sabe que dijo algo estúpido.

- Si tú lo dices... - cuando decide que morirá a solas con su vergüenza...

- ¡No cuelgues!

- ¿Por?

- Estoy de vacaciones estos días, salgamos y te ayudo a buscar trabajo ¿sí? ¡Di que sí, Min~! – escucha su voz cantarina y sonríe automáticamente.

- Sigues preocupado... - al menos le gusta la sensación cálida que inunda su pecho que le hace olvidar por unos bellos segundos de que estaba seguro de que le dijo algo estúpido.

- Sí, perdón...

- Deja de disculparte, ¿a dónde iremos?

- Pasa por mi casa y luego vemos.

- Ok, ¿a qué hora? – no sabía qué hora era, porque aún tenía los ojos cerrados.

- ¿Ya almorzaste?...

- ¿¡Qué!? – abre los ojos de golpe y ve la hora – mierda...

- ¡¡No me grites!!

- Lo siento, no creí que fuera tan tarde... - se disculpa y lamenta a la vez – no almorcé tampoco...

- ¡Grandioso! ven a casa yo invito.

- Nooooo – niega volviendo a tirarse a la cama. No quería enredarse tanto con él. Pero ya aceptaste salir con él. Conciencia de mierda.