Parte 8

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~*~

¿Y ahora?

Se preguntaba mientras releía una y otra vez ese contrato de trabajo.

Estaba seguro de que si continuaba ahí, tendría que continuar viendo a ese modelo con el que se acababa de dar una oportunidad, tendría que continuar viendo lo que hacía después de que terminase su trabajo.

Sí.

Aunque sonara estúpido, prefería no ver lo que hacía mientras intentaba sacarlo de ese mundo. Y como si fuera un niño creía que lo mejor sería cerrar los ojos y taparse los oídos mientras intentaba lo imposible, creyendo que alguien más arreglaría las cosas por él.

Sin embargo, se sentía como idiota al darse cuenta de que cuando cerraba los ojos su rostro hermoso aparecía y cientos de mariposas revoloteaban descontroladas en su estómago, como si estuviera viviendo su primer enamoramiento, aunque eso había sucedido hacia tanto tiempo. Por eso se sentía como idiota, porque creyó que jamás podría volver a sentir algo más fuerte que ese primer amor que vivió desde el colegio. Ese primer amor que creyó jamás podría ser superado en locura.

Y ahí estaba, escribiendo un mensaje, uno estúpido que era su primer paso para lo que tanto ansiaba.

"almorzamos mañana?"

Envía el mensaje y deja el celular sobre su pecho, sintiéndolo demasiado pesado, o era esa sensación opresora en su pecho, ese miedo de que algo saliera mal, ese miedo del rechazo lo que no le dejaba respirar con normalidad.

Justo cuando una novela va naciendo en su estúpido cerebro, cuando empieza a creer que él no responderá, cuando cree que esta con ese mismo idiota con el que lo vio hacer esa locura, su teléfono suena y lo alivia un poco.

"cocinare algo para los dos, qué opinas? <3"

Sonríe como idiota al leer el mensaje, incluso patalea feliz como un niño que obtuvo su paleta. Sentía ganas de gritar de la felicidad pero debía mantener la calma. Debía.

Y ve la hora de respuesta del mensaje y era apenas unos quince segundos de que había enviado el suyo. Se sentía ridículo, era tan dramático.

Igual que su madre.

Hace una mueca al recordar a su padre decirle de niño que era igual de dramático que su madre.

"es en serio? Porque parece una broma... "

Envía el mensaje y espera que al decirle eso no se moleste, o termine por insultarle justo como cuando le negó tomar ese vino y esas bolitas que tenía en un platillo.

¡Serás bruto!

Era lo primero que le había escuchado chillar, lo que inevitablemente le hace reír al recordar la carita con la que lo había insultado, ese ceño fruncido y eso labios haciendo pucheros que le parecían demasiado hermosos para ser reales.

¡Guardaespaldas cabeza hueca y con cara de rana! ¡Aish!

Al recordar lo último se le borra la sonrisa y desempolva su orgullo. ¿Cómo rayos no había reaccionado y no le había respondido? Porque en sus cabales nadie en su lugar habría vivido para contarlo. Pero era él.

La canción de su celular le anuncia que tenía un mensaje.

"eres idiota?!! Es nuestra primera cita y piensas que estoy bromeando?... grandioso!"

Ok. En ese momento, deseaba tanto estar justo ahí, para ver las caras que seguro estaba poniendo, todo para quedar aún más idiota de lo que ya estaba. Es que, dios, era tan hermoso hasta cuando se enojaba y tenía ganas de conocer todo de él, todo.

Renuncio a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora