Parte 41

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~*~

Al despertar, se había quedado en la cama por un momento más, intentando reunir las fuerzas que le faltaban para marcharse para siempre de ahí, para dejarlo y continuar viviendo.

La idea de dejarle una nota pasa por su mente, pero no quería que se sintiera culpable, porque no tenía la culpa de que haya terminado tan enamorado, a un extremo que no le parecería racional a nadie, pero el amor y la razón jamás estarían de acuerdo en nada.

A causa de ese amor decidió hacer tantas cosas, decidió que su orgullo y dignidad fueran pisoteados con testigos incluidos. Pero ya no importaba, porque todo ya había pasado y no había vuelta atrás. Taemin ya había tomado la decisión y él no estaba en su futuro.

- Se feliz, por favor...

Fue lo único que pudo decirle a esa casa vacía, aunque sabía que su mensaje no sería transmitido, de todas formas lo hizo y se fue con el corazón hecho polvo, sobreviviendo sólo con su poder de voluntad, nada más. Porque no había nada latiendo en su interior.

Y en sus labios se llevó el sabor de un último beso amargo, el que Taemin le dio por la mañana antes de marcharse.

Su bus llega a tiempo y sube sin mirar atrás, coge su celular y después de enviar dos mensajes lo apaga, sujeta el chip y se deshace de él para desconectarse de todo lo que tuviera que ver con Lee Taemin.

Tarda más de seis horas en llegar a la estación de su vieja y pequeña ciudad, pero su alegría de ver el lugar donde creció, termina nublada cuando a unos metros ve a su mejor amigo.

- Jong – apenas mencionó su nombre y las lágrimas cayeron libres, mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas, buscando refugio en el cariño de su mejor amigo que siempre estuvo ahí, sin cuestionar nada, sólo regalándole ese calor fraternal que tanto necesitaba.

- Hey – Jonghyun devuelve el abrazo confundido por ese extraño mensaje que había recibido horas atrás – ¿cómo que ganaste la apuesta y estas así...?

- ¡Quisiera haber perdido la apuesta, Jong! En vez de perderme a mí mismo...

- Minho...

Jonghyun no entendía lo que le ocurría a su mejor amigo, que apenas balbuceaba algunas palabras incomprensibles, porque hipaba cual niño perdido mientras estaban sentados en un banco de la terminal de buses.

En otro momento, en otra situación, en la que Minho no estuviera llorando destrozado, estaría haciendo bromas sobre esa tonta apuesta, estaría intentando hacer que riera con cualquier estupidez, pero un momento así le dejaba incluso dudando si debía respirar así de fuerte, si abrazarlo de esa forma era suficiente para contenerlo.

La única vez que lo había visto así, llorando desconsolado sucedió hacía ya tantos años atrás, cuando eran niños y supo que su padre había abandonado a su familia.

Le partía el corazón verlo tan frágil, tan débil, como si un soplido fuera a hacerlo desaparecer. Era tan lastimero y triste.

Ese día se quedaron en la casa de Jonghyun, en el pequeño apartamento que recién había alquilado para vivir.

- Debo ir a ver a mamá – Minho intentaba dejar de llorar, se detenía, pero al segundo siguiente volvían a caer sin remedio.

- No querrás hacer eso hoy, nada más mírate, das pena – decía mientras le daba un vaso de agua para que se calmara un poco – o quieres ir a contarle a ella – propone sin importar mucho los problemas que tendrían cuando ella terminara enterándose que su adorado y único hijo pasó la noche en su departamento sin enterarse de su llegada.

Renuncio a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora