La sonrisa despreocupada de la joven mujer deslumbraba a Félix, quien solo se dedicó a mirar cada uno de sus delicados movimientos.
¿Cómo podía ser tan frágil, tan dulce y tan delicada como una flor?, pero a la vez tan imponente, su cuerpo desprendía lujuria que le invitaba a pecar sin importarle el castigo que esto merecía.
Le provocaba hacerle mil y un perversiones, pero como hombre de principios simplemente trataba de quitar esos pensamientos de su mente, él no era así, no sabía que le estaba pasando, ¿Por qué esa chica le producía un conflicto mental?
Cuando apenas la veía desde la lejanía su apariencia le recordaba a un Liliun, simbolizando la pureza, sin embargo, desde el día anterior sus impulsos de mancharla, de estrujar esa pura flor lo habían invadido por completo.
Los panes se habían vendido en su totalidad y él la había escoltado a cada casa para entregar el encargo.
Después de la insinuación de estar un momento a solas para entablar una conversación, Félix la convenció para llevarla a su humilde taller.
- Apuesto caballero, ¿A que me ha traído a este lugar que solo pisan hombres? - preguntó casi susurrando detrás de su capa dejando al descubierto sus ojos hipnóticos. Era algo que acostumbraba a hacer, sobre todo con el rubio de ojos azules grisáceos.
- Apuesto, ¿Yo?, para nada. Usted es la belleza en este lugar lleno de acero, fuego y cenizas. La he invitado a mi humilde hogar para conversar y pedirle con tranquilidad que me honre en decirme su nombre - se tomó el atrevimiento de besar la delicada piel de la mano de la azabache.
- Bridgette - sonrió ante el acto caballeroso - mi nombre es Bridgette, hija mayor de los panaderos Dupain Cheng.
- Bridgette - sonrió repitiendo con ensoñación el nombre de la mujer que le robaba suspiros - un hermoso nombre digno de una hermosa dama - volvió a capturar la mano de la chica, esta vez se aproximó más a su cuerpo - mi nombre es Félix, hijo mayor del herrero Agreste - culminó casi en susurro perdido en los azules mares de la chica, atraído por su belleza; cada vez que la miraba se hundía en esas aguas caudalosas sin importar correr peligro de ahogarse.
Simplemente si era ella, no importaba caer derecho en su control.
En sus labios se formó una delicada curva - Félix...significa felicidad, qué curioso, sus hermosos ojos azules despiden dolor - dejó en el suelo lleno de hollín y tierra su vacía canasta que antes había estado hasta el tope de panes. Ahora con la mano libre enterró sus dedos en los cabellos dorados del joven provocando en él una sensación de comodidad que le permitía cerrar sus ojos - no se preocupe por mí.
- Claro que sí... Ojalá pudiera hacer algo para calmar su pena.
Cuando Félix abrió sus ojos nuevamente se encontró con el rostro de ella demasiado cerca - su compañía hace que olvide todo problema que aqueja a mi corazón - le devolvió en respuesta el joven.
Con lentitud cerraron sus ojos sintiendo los labios del otro en un delicado y suave beso.
La caricia mutua en sus labios se prolongó, con delicadeza y timidez movían sus bocas sintiendo la respiración entrecortada del otro, para Félix este era su primer beso y aunque la ojizarca aparentaba tener experiencia en las relaciones carnales, no la tenía.
Ella estaba nerviosa al igual que su compañero, el día anterior había ocultado con éxito sus nervios cuando realizó el contacto en el bosque, pero ahora compartían aliento y el ritmo que guiaba el corazón de ambos tocaba la misma melodía.
Las manos de Félix temblaron cuando decidió llevarlas al rostro de la chica que aún continuaba degustando sus labios de fresa.
Cuando Bridgette sintió la caricia en su rostro decidió que ella también debía participar colocando una mano en el pecho de Félix y la otra en los hombros de este, pudo notar que efectivamente el duro trabajo de herrero se veía reflejado en su cuerpo. A simple vista, para ella era el chico ideal.
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『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧
FanfictionCorrían los años 1260 en la capital francesa, la Santa inquisición ponía mano dura a la herejía y pronto empezaría a acechar al aquelarre de brujas al cual eran pertenecientes las hermanas Dupain-Cheng. Estaba contra el reloj y debían cumplir el ob...