『••IX••』

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— ¿A dónde vamos? — el muchacho recién iniciado en el círculo militar, por primera vez veía el exterior luego del duro entrenamiento en el palacio.

Después de salir del calabozo el rey había solicitado al condenado ser aceptado como parte de los caballeros de la guardia real. Aún seguía en entrenamiento con los demás reclutados, sin embargo, por alguna razón desconocida lo habían arrastrado a una misión junto a los soldados veteranos.

—Escoltamos al rey y a la princesa, irán a visitar a unos nobles— susurró el fornido soldado de la columna a su derecha sin despegar los ojos del camino y manteniendo su postura erguida y gallarda.

— Pero yo apenas soy un recluta, ¿Qué hago yo aquí con toda la guardia real? — insistió de igual forma sin detener su andar y mantenimiento el paso de la perfecta marcha.

— No lo sé... pero todos se preguntan lo mismo, cuál es la razón de que un simple novato marche ente nosotros — el joven Kurtzberg guardó silencio al escuchar aquello tan extraño y despectivo hacia su persona, decidió concentrarse en el camino antes que algún superior se dé cuenta y sea enviado nuevamente a una cárcel.

¿Qué sucedía con el rey para elegirlo a él de entre tantos nuevos reclutas? Esa pregunta rondaba en su mente.

En el interior de la carroza color adornada con las más finas gamuzas teñidas de color rojo y dorado, se escuchaban los quejidos de sus ocupantes

— Padre, ¿Por qué también debo ir a ver a esa gente?

— Porqué vamos a visitar a un príncipe que ha venido desde lejos; eres mi hija y debes estar presente para dar una buena imagen a la familia real — respondió severo el rey Bourgeois.

— A la reina le corresponde estar aquí, no a mí — bufó soberbia abriendo su abanico amarillo para ventearse con afán.

— ¡Tú madre tiene delicada la salud y lo sabes! — el rey André gritó con la vena marcada en su frente producto de la rabia.

— Princesa Chloe creo que debería guardar silencio — le susurró en el oído la temerosa doncella.

La princesa prefirió ser prudente y tomarle la palabra a su doncella de cabellos rojos, ignoró a todos con los que compartía compañía en ese momento y prefirió llevar sus ojos azules hacia el camino árido por el que transitaban, bajó su abanico para apretar entre sus brazos a la muñeca que tenía en sus faldas, esa costosa muñeca de porcelana china que su madre mandó a hacer para ella cuando aún era pequeña, era el único recuerdo valioso que de verdad le importaba y no podría nunca reemplazar.

De repente los caballos lanzaron un fuerte relincho y frenaron con violencia haciendo que el carruaje se estremezca desestabilizando a sus ocupantes.

— ¡Eh!, ¡Perro! ¿No te fijas en el camino? — el rey André abrió la ventana del carruaje para gritar sin pena al hombre que conducía el transporte.

— Lo siento su Alteza, un deslizamiento de rocas ha bloqueado el camino, debemos desviarnos.

— Como sea, solo asegúrate de llevarnos a tiempo — ordenó entrando nuevamente a la carroza.

Después del desvío treinta aburridos minutos de marcha transcurriendo para Nathanael Kurtzberg que avanzaba sin sin motivación por el camino lleno de piedras, el cántico de las aves se opacaba por las fuertes pisadas y el sonido metálico de las armaduras en los cuerpos de los soldados, unas cuantas gotas de lluvia empezaban a caer sobre su casco, tenía la mirada pérdida en las banderas que elevaban los porta estandartes montados en caballos a varios metros delante del carruaje , mientras el pelirrojo de un solo ojo seguía marchando dentro del séquito del rey de Francia.

『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora