『••VII••』

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—Después de dejarla en su casa iré a donde el doctor Fu — acarició la mejilla de la chica preocupada regalándole una sonrisa con el fin de tranquilizarla. Pero por supuesto eso no la convencería.

Marinette había recibido en más de una ocasión picaduras de serpientes a modo de accidente y a propósito en algún rito, estando consciente del peligro que su rubio corría si no le prestaba atención inmediata — ¡Usted no debió interponerse!... ¡Debió dejar que la serpiente me mordiera! —lo tomó de las mejillas sintiendo el frio sudor que ya empezaba a brotar de sus poros debido al veneno.

—No diga eso nunca más — la miró con semblante serio al haber escuchado esas palabras. —Tranquila my lady... estaré bien — giró ligeramente su cabeza para depositar un suave beso en la palma de la mano de Marinette.

Sin embargo, olvidando su timidez alejó las manos de Adrien y sin pedir permiso le desató el nudo de la camisola, seguido bajó el cuello de la prenda masculina liberando el hombro sangrante del muchacho.

— ¿Qué... está haciendo? — nervioso y sonrojado se quedó inmóvil dejando que la chica haga su labor.

— Succiono el veneno — susurró apenas levantando los labios de la mordedura.

Succionaba, escupía y volvía a succionar repitiendo varias veces esas acciones con el afán de que la dosis de veneno ingresado a la sangre no se esparza por todo su organismo.

— No es necesario... E- Estaré bien...

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El obstinado Adrien respiraba con dificultad recostado en una cama en el hogar de la familia de panaderos. Marinette cabalgó a toda prisa cuando sintió que el chico a su espalda casi se desvanece. Tomó las riendas del caballo mientras un débil Adrien estaba a punto de perder el conocimiento.

Marinette giró sobre sí mismo tirando de sus cabellos con desesperación, ya había revisado todas las plantas secas y machacadas que tenía en su reserva, pero aún le estaba haciendo falta una para el brebaje que preparaba para Adrien.

Le estaba doliendo en el alma ver a su rubio luchando por respirar, su frente y torso empapado de sudor, recostado y agonizante en la misma cama en la que ella descansaba.

—Pri- Prin...cesa — la llamó con la voz entrecortada.

Se apresuró a atender de inmediato su llamado — Es usted un tonto — se sentó en la cama maltrecha pensando que el joven quería vomitar nuevamente.

Los síntomas se estaban apoderando del fornido cuerpo del herrero y el tiempo se le agotaba a Marinette para buscar la planta que le hacía falta a la infusión.

Desabrochó el pantalón de Adrien para darle más ventilación a su cuerpo; ya lo había despojado de su camisola y ahora con una tela húmeda limpiaba el sudor que emanaba de su cuerpo que ardía en fiebre. Frotó su torso con el paño húmedo mientras pensaba en que planta crecía en los alrededores de su casa para ver si alguna le sería útil.

— Mari...nette — repetía con voz quebrada.

Angustiada agarró la compresa de plantas que también había preparado, antes de atarla sobre la mordida analizó la piel hinchada y roja de su hombro.

Volvió a alejarse de Adrien con la ambición de encontrar alguna planta útil. — ¡Plagg, no estorbes! — apartó a un gato negro que intentaba llamar su atención al restregarse entre sus piernas, pero Marinette tenía prisa.

La oscuridad ya era profunda en el exterior dificultando la visión plena, el candil en su mano apenas iluminaba el camino y debía actuar con rapidez o su príncipe no sería capaz de abrir nuevamente sus resplandecientes gemas verdes al llegar el alba.

『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora