『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧

『••XII••』

— Más... ¡Más! — impuso entre gemidos la descarada jovencita.

El muchacho que le brindaba placer acataba sus órdenes; sin detenerse a pensar apretó los glúteos de la fémina para tener más libertad en probar ese fruto prohibido.

Prohibido pero deseado fruto, su lengua subía y bajaba al mismo ritmo que las caderas de la chica recostada en el viejo banco de madera, la mujer ya había perdido la compostura y ahora solo podía gozar del placer jamás probado.

Sentía una corriente en su parte baja y un calor por todo su cuerpo que la impulsaba a pedir más, a entregarse sin pudor alguno, a descubrirse por completo para saciar sus ganas de ser tomada por el rubio que tanto amaba.

Marinette se quitó con agilidad sus botas y levantó ambas piernas para apoyar sus pies en los hombros del herrero, mientras mantenía el ritmo de arriba abajo de su pelvis dándole facilidad al rubio de deleitarla con profundas lamidas alternando la succión de su clítoris que detonaba un enorme placer.

Adrien con la mente pérdida en saciar sus bajos instintos se reincorporó únicamente para levantar con brusquedad el vestido de su novia descubriendo más arriba de su ombligo, de inmediato con la misma fuerza bajó la parte superior de la prenda hasta los hombros de ella dejando libre sus senos que brincaron debido al violento acto de desnudarla.

La azabache empezó a dudar si realmente Adrien gustaba de dar esos tratos en la intimidad o si realmente la pócima había funcionado, si el caso era el segundo, definitivamente siete gotas eran demasiadas.

— Aaah-j — soltó un pequeño grito cuando sin delicadeza fue tomada por la nunca y obligada a inclinarse hacia adelante — prín...cipe...

Los labios de Adrien apresaron todo aquello que tenía que refutar, la intromisión desesperada de la lengua ajena evitaba incluso el paso del aire a sus pulmones y Marinette empezaba a desesperarse. Empujó por el pecho a Adrien con su mano libre mientras que con la otra se apoyaba en la madera para no caer de esa incomoda pose.

Por otra parte, peligrosamente el de gemas esmeraldas inició la tarea de liberar con descaro su erección sin que Marinette se diera cuenta.

— Espere...

Marinette se lanzó para atrás siendo libre del rudo beso y fue allí cuando esos verdes ojos carentes de brillo llamaron su atención. Estaba en problemas.

Cualquier rastro de fervor por seguir sintiendo placer se borró en Marinette, instalándose un sentimiento de temor al ver a su cálido príncipe descontrolado.

— ¡Bridgette! — clamó la chica desesperada — ¡Bridgette!

El hombre que estaba sobre ella no era en esos momentos su príncipe salvador, pero gracias a esa maldita pócima se estaba convirtiendo en un puerco hombre presa de sus instintos y necesidades.

Sintió cómo el amor de su vida ya restregaba su hombría en su entrada y en lugar de sentir deseo solo reinaba el terror.

— ¡Así no! — sollozó rendida.

¿Acaso su primera vez sería de esa manera? Maniatada y violentada por el hombre que amaba ¿Qué distinto sería de ser Claude quién la tomase primero? En ambos casos sufriría. Pensó que quizás ella misma se lo había buscado por provocarlo desde un principio.

Sintió una punzada en su virtud debido a la presión del rígido falo del rubio, ya no podía moverse, Adrien la tenía sometida, con sus brazos sobre su cabeza siendo prensados con fuerza por la tosca mano izquierda del herrero, le era difícil tan solo defenderse golpeándolo con sus rodillas, pues una de sus piernas estaba sobre el hombro del muchacho.