『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧

『••[XXXIV]••』

—¡Coleeeeette! — un grito masculino se escuchó desde el interior de la casa —. ¡No los detengas!, ya deja que pasen pronto, deben estar cansados.

—Mi viejo esposo tiene razón — la anciana se alejó de Marinette quien aún procesaba las palabras dichas—. Vamos mis niños, adentro esta Félix que se pondrá muy alegre de ver a su hermano.

Los tres caminaron al encuentro del anciano que también los recibió alegre, con los brazos abiertos y palabras de bienvenida. Sintieron el calor familiar que les faltaba, sobre todo para la jovencita a quien habían abandonado en la fría morada de quienes a sus ojos seguían siendo unos desconocidos.

—Pierre, lleva a los caballos al establo, yo llevaré a los jóvenes a que se instalen — ordenó la señora Colette llevando a paso lento y dificultoso a la pareja hacia la entrada de la taberna.

El pequeño Plaga entró primero, como si de un lugar familiar se tratase, pavoneándose bajo los pies de quien les daba la bienvenida a los huéspedes

—Bienvenidos a Le repost désiré — un hombre alto los invitó a pasar antes de darse cuenta de quienes eran los que entraban a la propiedad.

—¡Hermano! — con alegría Adrien y Félix se abrazaron después de meses de separación.

Se propinaron fuertes palmadas en su espada como muestra de afecto, su relación había trascendido más allá a la hermandad consanguínea, eran el cómplice y consejero del otro, eran mejores amigos y la distancia había sido dura haciendo mella en sus corazones.

Pero ahora estaban felices por su reencuentro junto a las mujeres que amaban, lejos del caos que París significaba y ahora sólo les hacía falta su padre, al que espiaban traerlo a su lado a pesar del difícil reto que eso significaba.

—Buscas algo mi niña? — la señora Colette notó la creciente preocupación que Marinette no podía disimular, intentaba ver más allá de la escena esperanzadora de los hermanos y su reencuentro.

—Este... Sí, busco a mi hermana.

—Pero claro, Marinette Dupain, la hermana de mi adorada Bridgette — exclamó contenta la anciana y para la joven escuchar esa forma tan tierna en la que la señora se expresaba de su hermana le confirmó una vez más que Versailles era el lugar correcto para ellas —. Ven, te llevaré a donde esta ella.

Caminaron por un corredor oscuro con poca luz, dejando atrás el ruido de los ebrios y la música de la taberna. En el piso de arriba se elevaban las habitaciones de hospedaje y en la planta de abajo vivían los ancianos.

Marinette escrutó la estancia analizando como todo se veía bastante agradable y acogedor dejándole la sensación de satisfacción y seguridad de que su hermana en estado de gestación se encontraba rodeada de gente que se preocupan por ella.

Unos metros más adelante en una pequeña estancia de cuatro paredes una mujer tarareaba una conocida canción de cuna, con un avanzado estado de gestación, hacía trabajar a una rueca, la mujer parecía disfrutar de aquella labor hasta que su expresión de deleite se transformó en una de incredulidad al clavar su mirada oceánica en la joven que acompañaba a la anciana.

—Bridgette Dupain Chen — exclamó Marinette al ver que su hermana no salía del ensimismamiento —. Te he extrañado, hermana.

Marinette pensó de inmediato que su hermana se veía bastante cómoda en la mecedora, por ello caminó hacia ella evitando que la futura madre haga el esfuerzo de levantarse a su encuentro.

—Bichito — susurró casi sin aire. Bridgette extrañaba a su hermana sobre todas las personas a las que había dejado atrás en París —. Estas.... Bien — pero era el destino de Marinette que le preocupa por encima del de sus padres —. Ese salvaje te ha dejado ir — tanteó los brazos y la espalda de la menor como inspeccionando que todo esté en su lugar y siendo la delgadez en su cuerpo.